Por Juana de Arco

Venía bien. Tanto que algunos empezaban a creer en que le había hecho efecto prolongado algún elixir mágico en base a restos de ´kava´ preparado por la patrona diputada, por el cual había bajado notablemente varios cambios. Venía incluso tan bien que mostraba ojitos orbitados, se lo veía más delgado, con rostro descontracturado y hasta usando sedantes colores pasteles. Hay que decirlo, venía…tiempo pasado, porque don Mario retomó de nuevo el lacerante tono gutural, sintomático estallido de hercios que, como graznido de ave fénix, viene con garra incluida, y hay que decirlo, ya no hay creyente que no se persigne al verlo.
Desde que dejó la gobernación de Chubut allá por diciembre de 2011, la patología que genera la abstinencia de poder lo había aplacado bastante. Caminando por el árido llano y replegado en las remembranzas insistentes de ´haber sido y ya no ser´, Das Neves se pasó los dos primeros años de buzzismo ´con la ñata contra el vidrio´ aguantando los retorcijones de tripas de lo que dejó andando. Sin fueros y con un baúl de recuerdos de ocho años que arrastrar, el hombre se bancó como pudo el largo tránsito hacia la nebulosa colectiva.
El sufrimiento duró hasta que volvió a enviciarse. Al primer llamado de urnas se dió de nuevo. Se atragantó con otra dosis de poder, maducando un 50 por ciento de votos legislativos y acomodando sus importantes posaderas no en una, sino en dos bancas del Congreso. Drogado otra vez con fueros y con un sueldo del estado de más de 50 mil pesos entre dieta, gastos de representación, plus por desarraigo y pasajes extras, sin tener que tocar la Fundación (Negocios) “Hechos”, todo indica que revivió el “Comeperros”.

Paso a paso

Ayer el magaterio trelewense dejó de esas huellitas de ´mostro´ por el barrio Corradi. Dicen que le armó una emboscada a Martín Buzzi cuando fue a inaugurar la sede del barrio. ´Tincho´, que sabía que entraba a tierras del “Comeperros”, fue con camisa de monaguillo, cara de santo y discurso conciliador a un acto meramente institucional, desprovisto de camiseteo y proclamas. Grave error. Lo esperaba una horda programada con insultos de baja puntería, manotazos y bravuconadas. Bien típicas de la especie.
En un recinto de pocos metros, con buena parte de su gabinete apiñado en torno a un corte de cintas demasiado intrascendente para tanto funcionario y tanta patota dispuesta a pinchar todos los globos de la fiesta, tanto el vecino común, como el Gobernador no la pasaron bien. Desde el fondo del lugar, con sonrisa apenas disimulada cuando cruzaba miradas con el Máximo intendente, y un autoabrazo sugestivo ubicando las manos cual escudo, el cuerpo de Das Neves hablaba de su ´yo´ contenido apenas por sí mismo. No se ocupó para nada de controlar a su gente ni de evitar el innecesario patoteo pseudo militante. Por el contrario, dejó hacer haciendo.
Fue tal vez el primer síntoma de la metamorfosis del cernícalo que viene acelerándose de octubre a esta parte a pasos agigantados.
En enero se tomó unas vacaciones breves y más que algún improperio por algún medio periférico, no lanzó mucho ataque. Pere este mes la acémila apuró el tranco y empezó a husmear tras la agenda institucional desaforadamente. Das Neves opinó del Banco del Chubut, del contrato de YPF, del dólar petróleo y hasta de Alpesca. Todos temas sobre los que debería quedar por lo menos ´imputado´ si se escarba un poco, dicen los entendidos. Entre tanto lanzó su candidatura a gobernador 2015 confirmando la decisión de intentar el regreso, y no sólo eso, afirmó que ganará. A partir de ahí, viene armando agenda paralela allá por donde Buzzi dice que va andar. Porque para hacer campaña, Das Neves busca siempre un frontón contra quien rebotar su débil retórica reducida en ´eses´ y leudada en descalificaciones, y sobre todo donde estallar la inevitable apelación a los hechos, que muchos electores curtidos hacen insistentemente, demostrándole que ocho años de pasado medible en pesos que faltan, no son fáciles de convertir en entusiasmo a futuro y nuevo cheque en blanco.

Estrategia de rodeo

La semana pasada cayó por ejemplo por Madryn, en medio de la crisis de Alpesca, para la cual la gestión Buzzi comprometió alguna solución antes de fin de mes que parece no vislumbrarse. Con olfato instintivo Das Neves agitó la idea que él sí manejaría una salida para la pesquera, de modo de generar expectativas, aunque eso implique el peor acto de demagogia sobre mil tipos agobiados por la incertidumbre y la escasez.
Además le plantó el compromiso a Sastre, un intendente que se bancó solito hasta acá para que llegue el “Comeperros” ahora a descubrir la pólvora con operativos engañosos, sobre los que terminará él poniendo la cara.
Después se fue para el Oeste. Un día antes o uno después irrumpió en las principales Fiestas, como para escupirle el asado al oficialismo. Este fin de semana se mandó a Tecka y a El Hoyo, Jorge Seitune y Mirco Szdruk, no pudieron más que recibirlo al verlo venir calzado en su nuevo traje de ´diputado nacional´.
“Todos juntos recuperamos el orgullo de ser chubutenses y eso no lo va a borrar ni el más perezoso de los gobiernos”, dijo don Mario en clara alusión a su sucesor. Desde esa frase poco felíz de papá que madruga, volvió a saltar sobre el pasado y a cabalgar en el imponente corcel de batalla que le significó la obra pública, tanto para mostrar, como para hacer caja. De hecho, a los gauchos amigos, les tiró por la cabeza reprochándoles hasta los 44 puentes -con o sin agua- que tendió.
Ayer, el encontronazo en el Corradi tuvo como objetivo marcar la cancha, no sólo a Buzzi, un contrincante con un perfil absolutamente diferente que él mismo eligió meticulosamente hace más de dos años, sino contra la estructura que viene armando Buzzi. El pase de Castro y Taito son un síntoma por lo menos a considerar entre la tropa que alguna vez reportó y padeció al “Comeperros”. Esos hechos exponen que fuera de Das Neves hay vida y hay otras opciones, tal vez más saludables de hacer política. Faltan dos años y el PJ volverá a rearmarse, tanto como otros partidos. Muchos ya comprendieron que no hace falta suicidar la vida personal tras la carrera mesiánica de un líder tan repetitivo, como poco generoso con el resto de su séquito, que no sea la milicia familiar. Esto enfureció al “Comeperros”. Nombre bien puesto, dicen. Especie peligrosa, temida, con algo de “Chupacabras” de fábula y críptido contemporáneo, que cultiva la política caníbal que tanto cansa y asusta a gran parte de la gente. Todo indica que volvió, y si se lo deja pastar, será millones…literalmente.