PACTO DE LAS CAÑITAS: EN MAYO, FELLNER RENACE COMO JEFE DEL PJ. ZANNINI SE COLÓ Y ESCUPIÓ EL ASADO. BUZZI ESTUVO, PERO NO SONÓ

La liga

romanaLa cumbre del PJ dicen que contó con la bendición desde el Vaticano de la mismísima Cristina. Un gesto con el que se inició el camino para la normalización del PJ. El 3 de abril se reunirá el Consejo del partido para convocar a un Congreso para el 9 de mayo donde, a mano alzada, se proclamará al jujeño Eduardo Fellner como inocuo sucesor de Néstor Kirchner en la jefatura del PJ, según detalla en una lograda descripción el periodista Pablo Ibáñez.
“Es una remake: por un rato, en marzo del 2004, en medio de un espadeo entre Kirchner y Eduardo Duhalde, Fellner brotó como mesías de la unidad. Duró tres suspiros. En esta revancha tardía debe desafiar el axioma cinéfilo de que las segundas partes siempre son malas.
José Manuel De la Sota, el cordobés díscolo, fue el único anti K que trajinó los corredores y pasillos de la Dirección de Remonta del Ejército en Palermo y llegó al quincho donde los caciques se acodaron en una enorme mesa cuadrada como duelistas en un poker descomunal.
El puntano Sergio Poggi, a quien se incluía al trío de bienvenidos, se bajó de la peor manera de la cumbre unionista: circuló una carta áspera con Cristina por el maltrato a su provincia -la deuda federal- y reproches a los demás gobernadores por no mostarse solidarios con San Luis. La letra chica de zigzageo no figura en la nota: Poggi había avanzado en una charla con José Luis Gioja pero Adolfo Rodríguez Saá, que tiene otro interlocutor en la Casa Rosada, frustró el pacto que pretende coronar él.
El segundo faltazo fue el de Daniel Peralta, santacruceño, patriarca que voceó elogios sobre Sergio Massa y acaba de sellar una tregua con la familia presidencial, vía Máximo Kirchner. Mientras los demás caciques surcaban el cielo patrio rumbo a la unitaria Buenos Aires, Peralta se abrazaba en Río Gallegos con Julio De Vido para lubricar la convivencia con los pingüinos, ex amigos, viejos conocidos”.

Sementales

Peralta, nestorista al fin, milita el regionalismo y celebra el slogan “primero Santa Cruz” antes de entregarse a la lotería incierta de una ronda de gobernadores que, en un simbolismo de diván, se desarrolló en la unidad del Ejército que se especializa en sementales. Correcto, el gobernador más zamarreado por el neocamporismo, mandó una mail de adhesión al proceso de normalización del PJ.
El “Pacto de las Cañitas” activó, al margen de las ausencias de Poggi y Peralta -Sergio Urribarri está en gira zen por oriente- la normalización del PJ que naufraga, con mandatos vencidos, a tiro de la voluntad de María Romilda Servini de Cubría, “La doctora”, en la jerga de los cautos peronistas que la tratan con algodones temerosos de una resolución indeseada.
El 3 de abril, el consejo que todavía preside Scioli, convocará al Congreso para el 9 de mayo que en su orden del día incluirá una cláusula para que la elección de las autoridades del partido se haga con el voto de los congresales.
La reforma de la Carta Orgánica fulmina un mecanismo que fue emblema de la renovación peronista que Antonio Cafiero y Carlos Menem encabezaron en los ‘80 contra los ortodoxos Lorenzo Miguel y Hermino Iglesias: la elección de los cargos partidarios mediante el voto directo de los afiliados.
Nostalgias al margen, a nivel nacional jamás se aplicó ese sistema aunque lo hacen, con un simulacro bastante logrado, peronismos de provincia, entre ellos el bonaerense que siempre encuentra el atajo para la lista única como la que encabezó Fernando Espinoza. Sin embargo, jamás en la historia del PJ -que está por acumular siete décadas- se hizo una elección nacional de afiliados para elegir autoridades.
A ese ejercicio de aggiornamiento -o superviviencia- se entregaron Scioli, De la Sota, Gioja, Fellner, Capitanich, Francisco “Paco” Pérez (Mendoza), Lucía Corpacci (Catamarca), Gildo Insfrán (Fromosa), José Alperovich (Tucumán), Oscar Jorge (La Pampa), Juan Manuel Urtubey (Salta) y Luis Beder Herrera (La Rioja). También estuvo el convertido Martín Buzzi (Chubut).

Zannini se coló

El encuentro era exclusivo para gobernadores. La mesa estaba lista desde temprano en el quincho del Comando de Remonta y Veterinaria del Ejército en Las Cañitas, un lugar elegido exclusivamente para estar alejados de presencias extrañas. Con tres ausentes con aviso, los organizadores pusieron platos, cubiertos y copas para trece personas. No esperaban a nadie más.
Pero dicen que cuando varios gobernadores ya se habían acomodado y la charla transcurría en un clima distendido y entre risas, un auto que no esperaban entró al predio y descendió el menos esperado de los comensales: Carlos “Chino” Zannini.
Mientras los mozos improvisaban un lugar en la mesa, el clima se enfrió al instante y las sonrisas se transformaron en caras largas. «A este lo mandaron a espiarnos», fue lo primero que pensó un mandatario.
El que no pudo esconder su malestar fue José Manuel de la Sota. Al cordobés le habían prometido que serían sólo gobernadores. No sólo no le cumplieron la promesa si no que el inesperado comensal fue su peor enemigo. No sorprendió que el “Gallego” fuera el primero en irse, aunque antes tuvo que posar con mala cara para la foto.
Es que no se esperaba ´polizones´ ni siquiera de la Rosada. Tan excluyente era esa condición que no estuvieron los gobernadores ´aliados´, aunque Buzzi fue una rara excepción, como Maurice Closs, Jorge Sapag, Claudia Zamora o Alberto Weretilneck. Ni siquiera fue invitado Miguel Pichetto, el jefe del PJ rionegrino y hombre fuerte del Senado.
La única excepción fue Jorge Capitanich, pero no asistió como Jefe de Gabinete sino como mandatario de Chaco. Sus colegas habían aceptado que asistiera junto a Juan Carlos Bacillef Ivanoff.
De hecho, algunos caciques provinciales consideraron la presencia de Zannini como una traición de Capitanich, que evitó el momento de tensión porque llegó diez minutos después que el «Chino».
La movida de la Casa Rosada podría tener efectos contraproducentes. Más allá de la cuestión formal sobre la normalización del partido, la idea de los gobernadores era hacer una especie de cordón sanitario para evitar fugas al massismo. Esto serviría no sólo para mantener la estructura del PJ de cara a 2015, sino también como un espacio de contención para el Gobierno. Pero ahora ese objetivo quedó en peligro, dicen. Algunos descuentan que en la próxima cita ya no podrán convencer a De la Sota, algo que costó muchísimo lograr esta vez. Ni hablar de la posibilidad de seducir a Poggi.

Una lista propia

Más allá de que el clima no fue el mejor por el visitante inesperado, los gobernadores ratificaron la idea de preparar una lista de unidad para conducir el partido y que será conducida por el jujeño Eduardo Fellner. Esa lista sería elaborada exclusivamente por los gobernadores. Es decir que no habrá injerencia de la Rosada, algo similar a lo que sucedió en Capital y la Provincia de Buenos Aires. Incluso, los mandatarios plantearon la posibilidad de que si el Gobierno quiere imponerle algún nombre, reflotarán la idea de realizar una interna abierta. Como sucedió en los armados del PJ porteño y bonaerense, al kirchnerismo puro y La Cámpora le reservarán algún lugar decorativo. Habrá que ver…

Fuentes: Ámbito Financiero, Lapoliticaonline, NA.

ÚLTIMAS NOTICIAS