COSAS QUE IMPORTAN

“Surfeando” la ola del Nuevo Paradigma

Las tres primeras décadas del siglo pasado nos introdujeron vertiginosamente en un cambio de paradigma. La aparición de la Teoría de la Relatividad, enunciada por Einstein cambió radicalmente el panorama de la física desplazando la antigua concepción mecanicista y postulando una nueva mirada hacia la interpretación de la realidad. Cambió la forma de entender el Universo. Este cambio de ver y de describir la realidad generó gran revuelo en el mundo de las ciencias dejando desconcertados a varios y preocupados a muchos.
Con el surgimiento de la nueva Física, la Física Cuántica, entramos en el mundo subatómico a explorar nuevos espacios y nuevas formas de energía. También incursionamos en el gran espacio exterior enviando naves con tripulación humana y sondas y satélites a lejanos destinos en el Universo. En ambos casos, en el subatómico y en el espacio exterior, la Física Cuántica demostró su aplicabilidad.
Entonces, comprobamos que en el espacio exterior Planetas, Estrellas, Sistemas Solares y Galaxias funcionan en armonía con estos principios. Lo mismo ocurre a nivel subatómico donde protones, neutrones y electrones siguen las mismas leyes en asombrosa sincronía.
Sin embargo, varios seguían sosteniendo que la Física Cuántica no es aplicable a nuestra humana realidad cotidiana.
Ahora bien, ¿no resulta llamativo que aquí, en el nivel intermedio, donde los humanos, confundidos, angustiados y violentos ponemos en peligro la propia existencia, es donde justamente todavía no comprendemos estos principios? Este tema merece nuestra atención. Tendríamos que tomarnos el tiempo para reflexionar sobre esto.
Cuando Einstein enuncia la fórmula E=m.c2, por primera vez demuestra algo que nunca había sido postulado: la energía es igual a la materia. La masa es energía en reposo. Hasta entonces vivíamos en un Mundo donde estas dos cosas eran diferentes. Veíamos la realidad separadamente desde el Dualismo. Energía por un lado, masa por el otro. Una cosa era la mente y otra el cuerpo. Emociones existían aisladas de la razón. Un Mundo donde la rigurosa separación entre espíritu y materia hizo que la religión se ocupara exclusivamente del espíritu y la ciencia de la materia. Hasta que un día la fórmula de Einstein enuncia el cambio desde la Física, generando una nueva forma de ver la realidad para toda la Humanidad.
Pasamos de vivir en un Universo donde el mundo estaba compuesto por módulos compactos de materia, cual ladrillos imaginarios, a existir en un Universo donde todo es energía en distintos niveles de vibración. Esto es ha sido in fuerte cambio de ideas! Todavía no lo terminamos de comprender… y por si fuera poco se agrega otro concepto: cada parte de este Universo está entrelazada con el resto y todas se influencian mutuamente. El Universo es como una gran telaraña donde cada partícula está interconectada con el resto por hilos invisibles. Nuestra forma de acceder al conocimiento de este Universo ha cambiado. Para entender el funcionamiento del Todo ya no basta con analizar una parte. No hay más partes aisladas. Todo tiene que ver con todo. Estamos ante un Nuevo Paradigma.
En este Nuevo Paradigma el cuerpo humano ya no se ve como un mecanismo separado de los pensamientos y emociones. El cuerpo humano es, más bien, un campo de energía en distintos niveles de vibración donde huesos, músculos, sangre, emociones y pensamientos se interrelacionan entre sí.
La forma de experimentar la realidad a través del procedimiento científico analítico ha dejado de ser objetiva. Citando las palabras de Heisenberg (Premio Nobel 1932), “…lo que observamos no es la Naturaleza misma, sino la Naturaleza expuesta a nuestra observación. Por lo tanto nunca podremos hablar de algo sin hablar de nosotros mismos”. Es decir, ya no podemos pensar en hacer descripciones objetivas de la realidad. Todo es subjetivo. Cualquier cosa que se describa responde a la propia forma de ver la realidad. El observador condiciona el objeto de su observación.
Cabe aquí preguntarnos…desde dónde estamos viendo nuestra realidad? Qué paradigma es el que guía nuestras vidas?
Einstein decía que la pregunta más importante que todo ser humano debe hacerse es: “¿Vivo en un mundo amigable u hostil?” Porque de esa respuesta va a depender todo lo que pensemos, sintamos y hagamos. De esta respuesta va depender la realidad que vamos a experimentar.
Es urgente entonces que revisemos nuestra forma de ver la realidad y nuestros valores. Ellos son los mapas que nos guían en el territorio de nuestra cotidianeidad.
El territorio ha cambiado…y si persistimos en el hábito de usar mapas viejos dificilmente llegaremos a nuestros objetivos, por mucho empeño que pongamos.
Vemos a nuestro alrededor mucho caos. La incertidumbre se ha vuelto habitual en nuestras vidas. Todo fluctúa, se transforma. Es evidente que estamos transitando un gran cambio.
Cómo hacer para orientarnos en este momento donde no hay horizontes definidos?
El Nuevo Paradigma nos está llamando a ser concientes de nosotros mismos, de nuestras acciones, de nuestras emociones y de nuestros pensamientos.
El Nuevo Paradigma nos invita a auto-conocernos, a mirar hacia nuestro mundo interior.
En un Universo donde todo es energía en distintos niveles de vibración, donde todo está interconectado y todo tiene que ver con todo…no podemos seguir actuando regidos por el individualismo no conciente, creyendo que nuestro accionar no tendrá repercusiones sobre todos los demás integrantes del sistema.
Heisenberg decía que el observador condiciona el fenómeno observado.
Einstein nos instaba a que nos preguntemos: “¿En qué mundo quiero vivir? En uno amigable o en uno hostil?”
Quizá sea tiempo de darnos cuenta cómo condicionamos y cómo creamos nuestra realidad, cada día, en cada acción, en cada emoción y en cada pensamiento que volcamos en la Gran Red, esa telaraña invisible que nos conecta a todos.
Quizá ya es tiempo de que nos demos cuenta que estamos todos conectados.

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