Aníbal Faccendini tiene tres títulos universitarios. Es abogado, licenciado en Ciencias Sociales y Humanidades y doctor en Ciencias Jurídicas y Sociales. Es el director de la Cátedra Libre del Agua, que se dicta desde octubre de 2008 en la Universidad Nacional de Rosario, donde se pone énfasis en la enseñanza del cuidado del agua, como así también en los problemas de acceso a ese bien común. Se trata de un curso abierto a la sociedad en el que se aborda la temática de forma multidisplinaria.

Aníbal Faccendini es director de la Cátedra Libre del Agua de la UNR. Es abogado, licenciado en Ciencias Sociales y Humanidades y doctor en Ciencias Jurídicas y Sociales.

P:¿Cuántas personas no acceden al agua potable en el país?
A.F.:-Se estima que en el mundo más de 1.100 millones de habitantes no acceden al agua potable y que en el país hay aproximadamente 7 millones de personas que están en esa misma situación. Si bien en la Argentina hubo avances, hay problemas estructurales que incluyen, por ejemplo, aspectos geológicos, como el nivel de arsénico en el agua, y la falta de inversiones.

-¿Qué rol ocupa el Acuífero Guaraní?
-Es uno de los reservorios más importantes del mundo y podría abastecer de agua, supeditada un proceso de potabilización, a 720 millones de habitantes.

-¿Para qué actividades se utiliza el agua dulce en el país?
-El 70 por ciento del agua dulce se destina a la actividad agropecuaria, el 20 por ciento se utiliza para la industria y el 10 por ciento restante, para consumo humano. Hay un problema educativo, cultural y, evidentemente, de falta de concientización. Se cree que el agua es un bien infinito, cuando en realidad es finito.

-¿Hay un problema de distribución?
-Hay un problema de distribución desde dos aspectos: por un lado, geográfico, dado por la naturaleza, y, por otro, de distribución, que está atravesado por la injusticia social y ambiental. No hay justicia social si se produce injusticia ambiental ni hay justicia ambiental si se produce injusticia social. El agua denuncia la profunda injusticia social que hay, porque son los sectores desposeídos los que no tiene acceso a ese bien. En Túnez un jeque puede tener acceso a mil litros de agua por día, mientras que una persona marginal solo a 10 litros. Es un claro ejemplo de exclusión dentro de un mismo lugar geográfico. Donde no hay agua, hay pobreza y donde hay pobreza, no hay agua. Hay una vinculación entre ambos aspectos.

-¿El agua potable se ha transformado en el recurso estratégico del siglo XXI?
-No utilizamos el término recurso porque es una categoría mercantilizada. El agua es un bien común como el aire. A nadie se le ocurriría acumular cubos de aire, porque se trata de un bien común. El agua está en crisis. Según datos científicos, se estima que la población mundial alcanzará en 2050 los 10 mil millones de habitantes, cuyo 60 por ciento de ese crecimiento demográfico se va a registrar en países del hemisferio sur, donde evidentemente hay problemas de acceso al agua salubre. Por tanto, se va a profundizar la situación, excepto que haya importantes inversiones sociales y un alto nivel de concientización.

-¿Hay un pensamiento privatizador sobre el agua?
-Los grandes formadores del pensamiento privatizador siguen funcionando. Por ejemplo, en 2008 en la conferencia de Davos (Suiza) se planteó que el negocio del siglo XXI era el agua. El presidente de Nestlé dijo que se tenía que vender el agua para lograr que llegue a todos. Es una falacia.

-¿Se ha naturalizado la existencia del agua?
-Forma parte de un antropocentrismo de profunda identidad a partir del cual se cree, por decirlo de alguna manera, que todo viene emanado desde el cielo. Se vincula a un raigambre positivista donde está presente, por ejemplo, la idea de que el progreso es infinito y que, por tanto, indudablemente se va hacia una sociedad mejor. Ese planteo de que todo es infinito está muy inserto en la gente. El agua es un bien finito. La única cocina que produce agua para potabilizar es el cielo.