Como explicar tantos sentimientos contradictorios y extremos en solo un instante… Pasamos de la desazón y la desilusión a la algarabía, el desahogo, el delirio por esa única y mágica jugada del mejor del mundo. No puedo empezar a escribir si no es por el final, por que antes hubo demasiadas cosas que nos llevaron agrietar de esa manera, a explotar casi en gestos deformados y a gritarles el gol a los brasileños, por que señores, no se como se ve desde allá pero acá Argentina no juega, no grita, no se cruza ni con bosnios ni con iraníes, el rival es Brasil, que llena los estadios extrañamente para alentar a muerte a los rivales de Argentina y se genera un ambiente fuerte, áspero diría, que no imaginábamos sucedería así . In crescendo va el clima en cada partido, ya en las calles no hay tantas sonrisas, esta claro el rival de Brasil es Argentina y nos lo están haciendo sentir. Por eso el grito del final, casi gutural, para gritarselos en la cara a quienes durante todo el partido se burlaron del juego de nuestro equipo .

Tenemos, es inevitable hablar, por que tiene que ver con lo anterior, de la paupérrima actuación de Argentina, con el correr de las horas analizamos más tranquilos y nos preocupa realmente, bajísimo nivel de varios jugadores, falta o tardía respuesta desde el banco, un equipo lento, lentísimo, con grietas enormes en la mitad de la cancha, con Higuaín y el Kun desconocidos, con Gago y Mascherano sin presencia, con Zabaleta desbordado, con un Romero que nos salvó…. Pero esta Dios, esta Messi señores que es de otro planeta, que les hizo un gol, que digo gol golazo, que nos salvó a todos .H abría que estar ahí créanme, se gritó ese gol como jamás vi en mi vida de mundiales gritar así, fue una descarga emocional increíble, por haber jugado mal, por que fue en el último minuto, por que lo hizo Leo y por que se lo gritamos a los brazucas en la cara.
Antes hubo una previa, colorida, con cánticos, con casi cuarenta mil argentinos que llegaron para este partido, con una ciudad Belo Horizonte bella y tranquila, la vuelta a Río nuestra sede será alegre, seguramente el análisis más fino vendrá más adelante, Nigeria nos espera, deberemos mejorar pero como diría la hinchada, de esta no se olvidan nunca más .
No se sí corresponde pero hay algo que quería contarles y compartir con ustedes es de los 4, el primer Mundial que comparto con mi hijo Nahuel y esto no se compara con nada, estoy feliz de verlo sonreír y gritar al lado mío, agradezco a esta profesión que me hizo vivir uno de los momentos más emotivos de mi vida y compartirlo con ustedes.
Hasta la próxima, ojalá sea con más fútbol y la clasificación de Argentina a octavos, allá vamos Porto Alegre…