ENTREVISTA A LA RECONOCIDA ESCRITORA Y SOCIÓLOGA QUE VIVIÓ EN MADRYN

Mónica Soave: “La colonización galesa no fue una conquista”

Por Mauro Fernandes

Mónica SoaveAunque leyó varios documentos, escuchó testimonios de inmigrantes y de pueblos originarios y escribió dos libros, la escritora y socióloga Mónica Soave aún narra con pasión diversas historias sobre los 153 galeses que pisaron -el 28 de julio de 1865- suelo chubutense. “Fue una de las pocas colonizaciones que no se trató de una conquista”, sostiene.

“El botón de Nácar” (2005) y “180 Sur” (2010). Así se llaman los dos libros que Soave ha publicado sobre los colonos galeses en la Patagonia. Como en sus obras, cuando habla intenta ponerse en la piel de los inmigrantes que hace 150 años llegaron a las costas del Golfo Nuevo y de las comunidades originarias que ya se encontraban en el territorio.

“A partir de las investigaciones que hice, en los dos libros mezclé distintos relatos de ficción que están basados en la realidad”, cuenta la escritora, que vive en la capital argentina. Y hay un motivo claro: “La ficción rellena huecos que la historia no puede llenar”.

En su literatura suele estar presente alguna historia vinculada al sur argentino. Es que haber estado apenas siete años –entre 1977 y 1983- en Puerto Madryn, provocó que se acercara a diversos relatos sobre la colonización galesa y otras inmigraciones en la Patagonia.

Al cumplirse 150 años de la llegada de los colonos, plantea que, de acuerdo al material que está disponible y los testimonios, el establecimiento de los galeses en Chubut puede ser considerado como “una de las pocas colonizaciones que no se trató de una conquista”.

“Hay que tener en cuenta que no fue una conquista porque los galeses no llegaron y mataron o agredieron a los pobladores originarios, sino que convivieron. Se trató de un ‘vivir juntos’”, comenta, con relación al intercambio comercial, cultural y social que establecieron ambos grupos en el territorio. “Fue una colonización pacífica, independientemente del acontecimiento de violencia en Valle de los Mártires (1883)”, considera.

Para la escritora, el establecimiento de los galeses dio lugar al asentamiento de otras inmigraciones en la región patagónica. “Fue una punta civilizadora en la Patagonia”, suelta.

La “nueva Gales” del sur

 La falta de experiencia que tenían los galeses para cultivar, la rigurosidad del clima patagónico y las arduas condiciones de vida, son algunas de las situaciones que Soave recalca y, al mismo tiempo, intenta desmenuzar en voz alta.

“Si uno se pone a pensar es extraño lo que ocurrió, porque hay que tener en cuenta que llegaron a las costas del Golfo Nuevo en pleno invierno. A pesar de todas las dificultades que implicaba para ellos vivir en Chubut, creo que se trataba de una vida mejor que la que tenían en Gales”, evalúa.

Lo que la escritora marca es en relación a las dificultades que los colonos debían afrontar en Gales, donde la mayoría tenía inconvenientes para el uso de su idioma y la práctica de su culto. “Vivían en condiciones infrahumanas e incluso hasta los chicos trabajaban”, agrega, y abre sus manos al soltar cada frase.

“La idea que tenían era crear una suerte ‘Estado’ galés en la Argentina, a partir del espacio de tierras que le había dado Guillermo Rawson, ministro del Interior durante la presidencia de Bartolomé Mitre”, comenta, con relación al proyecto de instalación de la colonia en los territorios cercanos al Valle Inferior del río Chubut.

Como explica en “El Botón de Nácar”, la escritora rememora que la iniciativa firmada entre el ministro del Interior y los emisarios galeses fue rechazada por el Senado. “Rawson se aferró a una ley de 1862, que permitía al Poder Ejecutivo ubicar familias en tierras fiscales”, detalla en la obra.

Biografías en Patagonia

 En “180 Sur” hay diversos relatos que van más allá del asentamiento de la colonia galesa. Allí, la autora intenta situarse del lado de la marginalidad, de los bajos fondos, la desesperanza. Y, a lo largo de 122 páginas, logra entrelazar más de una decena de biografías.

En la narración, aparecen –sólo por citar algunos casos- una madre indígena a la que le quitan a sus hijos y los regalan en un mercado de Retiro después de pasar por un verdadero calvario; una italiana en un caserío en Comodoro Rivadavia esperando una carta que jamás llegará; una inmigrante pelirroja y bóer en Sarmiento sólo viendo pasar el tren por un hueco en la pared; una bandolera inglesa; un lituano con el recuerdo de sus glorias en Lago Blanco; un médico idealista en Lago Rosario.

Acaba de publicar “Pobre mariposa”, una novela que ya fue presentada en Chubut. Sostiene que aún hay muchas líneas de investigación por profundizar sobre el estudio de la colonización galesa en Chubut, como así también acerca de las distintas inmigraciones que se asentaron y viven en el territorio patagónico.

“Como lector es más fácil llegar a la historia desde la ficción”, cuenta. Da clases de literatura, tiene una editorial y viaja habitualmente a Chubut. Y propone: “Sería interesante poder mostrarle a los visitantes más sobre la colonización galesa. De esa forma, se abriría una puerta turística e histórica de gran interés”.

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