EL OBISPO DE ESQUEL ADVIERTE SOBRE LA INSEGURIDAD, LA POBREZA EN LOS CAMPOS Y LA MEGAMINERÍA

Slaby: “Es preocupante el consumo de droga y alcohol en Chubut”

José Slaby, obispo prelado de Esquel

José Slaby, obispo prelado de Esquel

Por Mauro Fernándes – “El crecimiento del consumo de la droga y el alcohol”, es para el José Slaby, obispo prelado de Esquel, el principal problema que se observa en el territorio chubutense. Recalca también diversas viviendas de localidades chubutenses –sobre todo de la zona cordillerana- no cuentan con servicios básicos y pone énfasis en los peligros de avanzar con proyectos sobre los recursos naturales como la megaminería en Chubut. Es uno de los once obispos patagónicos, que hace un mes el papa Francisco citó en su encíclica “Laudato si” (Alabado seas), sobre ecología y medio ambiente.

Un camino de compromiso

Slaby nació en Polonia y vivió en Quilmes y La Plata. Desde hace seis años, se encuentra en Esquel, donde está al frente de la Preladura. “Lo que más me preocupa es que cada vez son más las personas que consumen drogas y alcohol”, comenta a este medio.
“El consumo de la droga y el alcohol crecieron en el territorio. Y lo preocupante es que la edad de las personas que consumen cada vez es más baja”, detalla el obispo, que aún conserva su acento natal. “Es importante -plantea- que las autoridades y las familias se involucren y hagan algo. Hay que cuidar a nuestros hijos”.
“Muchas veces -explica- bajo esta ‘modernidad’ en la que vivimos todo está permitido y no se ponen algunas limitaciones, por ejemplo, en cuanto al consumo de alcohol, que hace mal y no sólo provoca consecuencias en el presente sino también de cara al futuro”.
Slaby también detecta otras falencias en el territorio. Por ejemplo, pone énfasis en los casos de inseguridad que se registran, sobre todo, en las grandes ciudades. “En la zona cordillera no hay tantos hechos, aunque ya en Esquel cada vez más el problema está perturbando a la población”, suelta.

Pobreza en campos

“Hay pobreza en los campos de Chubut”, dice el obispo. Y al explicar, plantea que “muchas veces los jóvenes no encuentran posibilidades para progresar, principalmente por la falta de infraestructuras en las zonas rurales”. “No tienen las misma posibilidades que las personas que viven en las ciudades”, lamenta.
Según Slaby, hay varias viviendas que, sobre todo en las poblaciones más pequeñas de la provincia, no cuentan con servicios básicos. “En algunos lugares de la zona cordillerana, algunos habitantes no tienen agua o gas”, ejemplifica.
“Si los pueblos chicos -diagnostica- no tienen posibilidades de desarrollo, las personas terminan migrando hacia las grandes aglomeraciones”. Al mismo tiempo, señala que las comunidades originarias que viven en Chubut “necesitan más acompañamiento para que puedan contar con mejores condiciones de vida”.

Megaminería

“Los intentos de quedarse con el terreno para avanzar con la megaminería siempre están latentes en la provincia. La idea sobrevuela. Por eso, los ciudadanos siempre tenemos que estar atentos para cuidar el medio ambiente”, expresa el obispo, que vive en la ciudad que históricamente se opuso a la explotación.
Evalúa que la “tierra es un bien de todos y no de unos pocos”. “A veces, hay gente con dinero que viene y quiere sacar minerales para enriquecerse aún más. Y entonces las personas del lugar quedan sin condiciones dignas para vivir”, sostiene.
“Si hoy se permitiera de forma indiscriminada la explotación, no quedaría nada para las próximas generaciones. Hay que trazar una política estatal. Se necesitan los minerales, pero la actividad debe ser razonable y debe servir para el presente y futuro de nuestra sociedad”, asegura.

De la Patagonia al Vaticano

Slaby es uno de los once obispos patagónicos, que hace un mes el papa Francisco citó en su encíclica Laudato si (Alabado seas), sobre ecología y medio ambiente.
“Nos complació mucho que él haya tomado parte de nuestras cartas para incluirlas en su encíclica”, comenta el obispo, al mismo tiempo que destaca la apertura del Vaticano y la predisposición al “diálogo” y el “respeto” que propone el Sumo Pontífice.
En la encíclica, que tiene 187 páginas y está organizada en seis capítulos, el Papa incluyó un mensaje de los obispos de la región Patagonia-Comahue. Se trata de un texto que fue publicado durante la Navidad de 2009 para advertir sobre los daños causados por la exportación hacia los países en desarrollo de residuos sólidos y líquidos tóxicos y poner en evidencia la actividad «contaminante» de empresas que hacen en los países menos desarrollados lo que no pueden hacer en los países que les aportan capital.
“Con frecuencia las empresas que obran así son multinacionales, que hacen aquí lo que no se les permite en países desarrollados o del llamado primer mundo», escribieron en esa oportunidad los obispos.
Citando a los obispos, el Papa alertó en la encíclica: «Generalmente, al cesar sus actividades y al retirarse, dejan grandes pasivos humanos y ambientales, como la desocupación, pueblos sin vida, agotamiento de algunas reservas naturales, deforestación, empobrecimiento de la agricultura y ganadería local, cráteres, cerros triturados, ríos contaminados y algunas pocas obras sociales que ya no se pueden sostener”.

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