NEGOCIOS

La insólita historia de la valija inteligente que no se vendía en el país por las trabas a la importación

La iniciativa de cuatro emprendedores argentinos se comercializa en 120 países; tras el fin de las restricciones anunciaron que abrirán un centro de innovación en Capital Federal y desembolsarán $ 100 millones en los próximos dos años


negociosEntre las inversiones que se esperan en el país en este nuevo período, una será una suerte de repatriación de emprendedores argentinos que comenzaron sus proyectos en el exterior: los fundadores de Bluesmart, la primera valija conectada.

Según anunciaron abrirán un centro de innovación en la ciudad de Buenos Aires, en el que desembolsarán $ 100 millones en los próximos dos años, y crearán un centenar de puestos de trabajo en esta primera etapa.

Así, la compañía fundada por cuatro argentinos que nació en los Estados Unidos, tiene su centro de operaciones en San Francisco y produce en Hong Kong, empezará a edificar a nivel local lo que aspira a convertir en su sede más numerosa.

«A la Argentina le sobra talento; la creatividad de los argentinos es brillante», dice Tomás Pierucci, que proyecta elevar la cantidad de empleados desde los diez actuales a unos 300 hacia 2020 y duplicar el monto de inversión. Desde aquí, continuará apuntando a la innovación, sobre todo, en relación con Internet of things (Internet de las cosas), que es una de las tendencias más fuertes en tecnología, junto con realidad virtual, comenta el empresario.

La iniciativa fue comunicada esta tarde en el Ministerio de Economía, donde el emprendedor, en representación de la compañía, se reunió con el ministro de Producción, Francisco Cabrera, y el Secretario Pyme, Mariano Mayer.

Lo curioso es que la compañía llegó incluso antes que su propio producto. La valija inteligente se vende en 120 países, pero aún no ha llegado a la Argentina por las trabas a la importación. La expectativa del cambio de escenario fue parte de la decisión, cuenta Pierucci.

Aunque la idea existía y, de hecho, desde hace tiempo estaban en contacto con el equipo del ministerio de Desarrollo y emprendedores porteño -hoy, parte del ministerio de Producción de la Nación-, no había incentivos para concretarla. La decisión se tomó cuando se definió el cambio de Gobierno: «»Somos una start up y como tal, nos movemos muy rápido. Con otro signo político, la palabra emprendedores no sonó en los últimos 12 años. Soy emprendedor desde hace tiempo, y el apoyo recibido fue nulo. Las condiciones eran muy complicadas, ¿cómo íbamos a pensar en innovar si no podíamos importar la valija? No podíamos girar fondos, si queríamos invertir acá, no podíamos. Nosotros somos argentinos, un tucumano, otro de San Martín de los Andes y dos de Buenos Aires, y nos conocimos en Nueva York, y armamos la empresa en un día».

Se trata de un momento clave para la compañía. «Estamos en la etapa de mayor crecimiento; va a ser un año de quiebre, y estamos apostando a que nuestro secreto sea la Argentina», dice Pierucci. Para eso, cree que la clave es unir al talento con las herramientas que hasta ahora no llegaban al país, y tender un puente con Silicon Valley: «La intención no es mudar a Silicon Valley para acá, sino abrir un centro donde desarrollemos toda la tecnología que estamos desarrollando allá; que no pensemos en países, sino que haya un intercambio constante».

La apuesta va más allá de la coyuntura. «El tipo de cambio hoy puede ser un beneficio, pero si estoy apostando al país por el tipo de cambio, estoy tomando una muy mala decisión, la cosa no va por ahí, sino porque creemos que al largo plazo el Gobierno va a hacer las cosas bien», indica uno de los fundadores de Bluesmart.

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