Martín Alejandro Fumarola viajó de manera gratuita durante cuatro años con la línea aérea de bandera, e incluso llegó a ser “Socio Platino” por sus millas acumuladas. Sin embargo, en 2012 la empresa descubrió que el sujeto había comprado, durante cuatro años, unos 30 pasajes de avión con tarjetas que no le pertenecían. Fumarola está ahora siendo procesado por estafa y enfrenta un juicio, luego de que un juez federal dictara un procesamiento en su contra. El principal destino del individuo era la ciudad de Córdoba, en la que residía, aunque también realizaba viajes a otras ciudades en el interior de ese país, en Brasil e Italia. El costo total de los 30 pasajes fue de unos dos mil dólares. Según trascendió, el imputado compraba los pasajes de avión en el sitio web de la aerolínea, realizaba la operación utilizando datos de tarjetas de crédito de terceros sin que la empresa se diera cuenta, a pesar de que siempre utilizaba su nombre verdadero. También, llevaba a cabo las compras en días festivos o fines de semana, de forma que cuando los dueños de las tarjetas denunciaban el cargo del dinero a sus cuentas, el vuelo ya había sido realizado. Por otro lado, también fue “clave” la hora en que hacía las operaciones, explicó el fiscal a cargo de la causa, Carlos Rívolo, quien señaló que las compras eran realizadas “el día anterior al vuelo y en horario de fines de semana por la noche cuando las páginas funcionan solas, sin control humano», agregando que “el punto fue que manejaba información de tarjetas que no eran de él”. La operación fue tan exitosa que durante cuatro años pasó desapercibida; incluso, Fumarola fue nombrado pasajero platino, como parte del programa de pasajeros frecuentes y con el cual pudo acumular millas bajo su verdadero nombre. Finalmente, la empresa, que había estado reembolsando el dinero a los afectados, descubrió la operación en 2012 cuando cambió su sistema de control interno, y presentó una denuncia. Según explicó el fiscal Rívolo, cuando Fumarola se vio descubierto se presentó a la aerolínea y canceló su deuda, pero insólitamente pidió que no le quitaran las millas que había acumulado con sus viajes.