COSAS QUE IMPORTAN

Conócete a ti mismo

Por: Dra.Patricia Chambón de Asencio
www.patriciachambon.com

Cuentan los historiadores que en los dinteles de las ruinas del Templo de Apolo, en la Isla de Delphos, construido sobre una de las laderas del monte Parnaso, los antiguos sacerdotes grabaron en la piedra una frase que aún perdura en la memoria de la Humanidad y hoy más que nunca adquiere pleno sentido. Justamente a la entrada del templo, dice: “Conócete a ti mismo”. Este precepto que nos incumbe directamente, nos insta a conocer todo sobre nosotros mismos, especialmente nuestro lado oscuro, ese que permanece en la sombra y del cual no nos gusta ocuparnos.
Nuestra civilización occidental, aunque haya abrevado en las fuentes de la Antigua Filosofía Griega, ha preferido ignorar la Sombra, ese elemento inoportuno que perturba nuestra personalidad y no nos permite ser adecuados. Hemos hecho caso omiso a ese precepto que, con sabia intención, fuera grabado en la piedra.
Alguien podría pensar que conocer implica solamente tener información sobre algo. Ese es un “conocimiento intelectual” donde no ocurre modificación de hábitos de pensamiento o conducta, ya que solo se ha ingresado un nuevo dato al sistema pero sin ninguna transformación del mismo. Es solamente una cuestión de incorporar datos, pero no se los ha hecho “carne”. No se los ha biologizado. No se los ha pasado por la experiencia.
Hay otra definición que es la que me parece más expansiva: conocimiento significa acceder a la información profunda que brinda la experiencia directa sobre algo. En este trayecto, el individuo que “conoce” no vuelve a ser el mismo que era antes de la experiencia.
Sin duda el auténtico conocimiento no puede separarse de una transformación total del individuo que se presta a esta experiencia. Así, conocer verdaderamente, nos transforma.
En esta sociedad consumista de todo-lo-que-se-pueda, el sentido profundo del conocimiento ha sido tergiversado en muchas ocasiones como un artículo más en el mercado. Ya lo vemos en el claro ejemplo del turismo exprés, cuando tomar una foto o compartir una selfie acredita suficientemente a quien sea el protagonista de la imagen haber conocido el escenario de turno. Así vemos desfilar ante nosotros caras sonrientes en diversos contextos bajo el slogan “Conozca 14 ciudades en 15 días”. Este mecanismo consumidor de recuerdos sensoriales no es verdadero conocimiento y lamentablemente no se aplica solamente a la industria del turismo. Conocer verdaderamente implica una transformación profunda del sujeto que conoce.
Cuando el objeto de conocimiento es Uno Mismo, es primordial comprender la diferencia entre “saber” acerca de uno y conocer. Uno puede saber acerca de su historia clínica llevada por su médico de cabecera o su terapeuta. Puede saber acerca de su árbol genealógico y sus ancestros. Puede saber acerca del genoma y del ADN que lo constituye. Todos estos actos implican incorporación de datos sobre uno mismo pero de ninguna manera implica conocerse a uno mismo.
Conocerse a uno mismo es SER uno mismo y para poder hacerlo tenemos que permitirnos la experiencia y dejar de identificarnos con los “saberes”. Esto implica ir al encuentro de nosotros mismos sin historias ni interpretaciones que nos justifiquen o nos condenen.
El Auto Conocimiento se basa en la Auto Observación. Para que sea posible la autoobservación tenemos que aprender a ralentizar las experiencias. Observándolas cuadro a cuadro como una película en cámara lenta, para poder vernos en las situaciones que habitualmente pasan desapercibidas en medio de nuestro cotidiano trajín.
Observarnos desprendiéndonos de nuestros saberes implica no enjuiciarnos. Sólo vernos y ver cómo actuamos, qué decimos, qué sentimos verdaderamente. Aprender a auto observarnos sin caer en recriminaciones o ensalzamientos del ego es todo un trabajo que requiere continuo entrenamiento. Seguramente alguien estará pensando “¡Qué difícil!” A lo que surge la pregunta “¿Qué es fácil?” Obviamente, fácil nos resulta lo que “sabemos” hacer. Lo que hacemos siempre… lo conocido. Lo que comúnmente se denomina “la zona de confort”. Estamos cómodos… pero no crecemos, ni maduramos ni desarrollamos otros talentos y aptitudes que tenemos en forma potencial y que están en la Sombra de nuestra Consciencia y desde allí pugnan por salir manifestándose en forma de celos, envidia, enojo, tristeza o superficial alegría.
Cuando comenzamos a Ser Auténticos comenzamos a sanar nuestras relaciones mediante la observación sincera de nosotros mismos y la comunicación directa “cara a cara” con los demás. Sincerarnos nos permite liberarnos de la culpa y la vergüenza asociadas a nuestras emociones y acciones negativas como también encauzar productivamente las emociones turbulentas que irrumpen inesperadamente en nuestra vida cotidiana.
Encauzar productivamente una emoción significa que esa emoción que nos perturba sea la misma que nos permite contactar con un aspecto no consciente de nosotros mismos que requiere atención, amor y cuidado.
El Auto Conocimiento basado en la Auto Observación nos llevará rápidamente a Conocernos. Entonces sí que habrá un cambio, una verdadera transformación que nos permitirá aceptarnos de una manera más completa e integral. Ya no tendremos la necesidad de evacuar emociones en nuestros comentarios casuales ni de proyectar sobre figuras públicas o de nuestro entorno nuestras emociones no conscientes que tiñen de continuo nuestra opinión de los demás. Ya no tendremos la necesidad de que alguien, allí afuera, se haga cargo de nuestra Sombra.
Quizá esta sea la forma de dejar de aportar nuestras tinieblas personales a la Sombra Colectiva. Quizá sea la manera más sensata y saludable de transformarnos y producir un verdadero cambio.
.//

ÚLTIMAS NOTICIAS