Página de cuento 632

Las ballenas, ¿Son extraterrestres? – Parte 2

Por Carlos Alberto Nacher
Cnacher1@hotmail.com

La tercera pregunta es: ¿a qué vinieron?
Qué pavada: obviamente, a observarnos. Estas criaturas tratan de acercarse lo más posible a los barcos de avistaje de ballenas que pululan a su alrededor durante su estadía en estas costas, siempre teniendo mucho cuidado de no dañar ni alterar el hábitat de los especímenes humanos que se les acercan, para evitar alterar el sistema ecológico.
Para lograr el objetivo de atraer humanos utilizan algunos trucos hipnóticos, como golpear fuertemente la superficie del agua con la cola o liberar un chorro de vapor a alta presión que sale disparado de abajo hacia arriba como un géiser. Es increíble cómo la especie humana es atraída fácilmente con unos simples movimientos corporales de los seudo-cetáceos, sin necesidad de recurrir a ningún tipo de mecanismo sofisticado.
Una vez colocadas a una distancia prudencial del hombre, pero lo bastante cerca de él, relevan millones de datos por segundo acerca del comportamiento de esta especie, estos datos son transmitidos telepáticamente, recurriendo a frecuencias con longitudes de onda indescifrables, a la base suboceánica donde luego son procesados por computadoras con miles de CPUs, conectadas en paralelo a través de un bus de 8192 bits.
Por otra parte, se ha notado últimamente un aumento en la población de ballenas que nos visitan cada año. Estamos en condiciones de afirmar que este incremento se debe a que, de un tiempo a esta parte, han aparecido algunas ballenas que no vienen con fines científicos sino turísticos; al parecer en su planeta de origen está muy de moda organizar excursiones para el avistaje de humanos, que son muy bien pagadas por las ballenas lejanas, que no quieren perderse la oportunidad de ver a una especie tan rara y extravagante como es el hombre en su hábitat natural.
La cuarta pregunta es: ¿son peligrosas?
Qué tontería: en absoluto. Estos animales son de una inteligencia superior. Dada su increíble evolución, afirmamos que ya han superado ampliamente aquellos conceptos que conducen a la destrucción, como el egoísmo, la envidia, el resentimiento, el odio, la ambición, la avaricia, el deseo de poder, estupideces que todavía se reafirman en algunas especies menores en el escalafón de la evolución. Las ballenas aprendieron hace mucho que hay que cuidar y conservar las cosas, por eso son tan sutiles, tan silenciosas, tan agradables. Al contrario, muchas veces se sacrifican, entregándose a arpones malévolos, para que esta especie inferior también aprenda, viendo cómo se muere y cómo sufre una ballena, que eso está mal, que es cosa de ignorantes, de gente mala, que debemos intentar evolucionar un poco más y dejar de agredir a cualquiera porque sí.

Todo esto tiene, evidentemente, mucho de verdad.
Pero escuchemos la otra campana. Existe un grupo de filósofos y pensadores que afirman todo lo contrario, es decir, sin demasiados basamentos claros, dicen que las ballenas son terrestres.
Para justificar su oposición a la teoría anterior, se basan en que no pueden ser extraterrestres simplemente por la manera en que cuidan el lugar en donde viven: nadie que no fuera del Planeta Tierra tendría tanto cuidado en mantener, por más de 30 millones de años (que es el tiempo que hace que andan por acá), al planeta siempre igual de limpio, hecho un vergel, con mares sanos y naturales. ¿Para qué hacerlo si no fueran de acá, es decir, si no fueran bien terrestres?.
Sería difícil creer que alguien cuidara tanto lo que no le pertenece.
Por eso es que, dada la evidencia de que al mundo, en sólo unos pocos cientos de años, el ser humano lo está destruyendo a pasos agigantados, estos últimos estudiosos afirman que el que no es de este planeta es el hombre.

FIN

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