CARRIÓ PELEA CONTRA LA ENDOGAMIA DE LA LINEA PRO FUNDADORA Y EL EGOÍSMO de los INVERSORES DE RIESGO RADICALES. DEL OTRO LADO, GRAN PARTE DEL PERONISMO BONAERENSE QUEDÓ ACRISTINIZADO

Entretelas de verano

Por Ignacio Zuleta*

La jefa de la Coalición ha abierto su Puerta de Hierro, en donde recibió esta semana a los escuderos del Pro-Línea Fundadora, que se debaten en tensiones preelectorales con los socios, inversores de riesgo, con quienes forman la liga Cambiemos, que gobierna con Mauricio Macri.
Esas dos alas – los socios fundadores y los aliados como la UCR, que se acercaron a la coalición buscando algún retorno de la inversión – se debaten en la disputa de fondo de la alianza de gobierno.
Elisa Carrió asumió el papel que ha tenido en otras oportunidades en coyunturas políticas fuera de eje: cree que debe actuar por encima de las dos fracciones, para asegurar el objetivo que la llevó, a ella y a su fuerza, a sumarse a Cambiemos. “He entregado todo por este proyecto, me he quedado con cuatro diputados, pero se ha salvado esta coalición”, te dice cuando le preguntás sobre ese método, que no es otro que delegar poder para que crezca en el conjunto.
En lo personal, transmite señales que bajan del rigor en la descripción del método, a la llaneza cotidiana: “me he jubilado, termino mi casa, que quedan cuotas, cobré la indemnización que me debían”, dice.
Carrió recibió el miércoles por la noche a los comisarios políticos del Pro, el grupo que tiene la confianza suprema de Macri en materia política: Horacio Rodríguez Larreta, María Eugenia Vidal, Mario Quintana y alguno más. Estaba invitado Fabián Rodríguez Simón, que faltó porque en esas horas el asesorísimo hacía una corta escala en Buenos Aires, entre Cumelén – en donde recibió el nuevo año cerca de Macri- y Nueva York, donde estará hasta fin de mes.
Tampoco pudo ir el otro integrante del equipo de enlace del gobierno con la anfitriona, José Torello, que estaba en esas horas en los Estados Unidos.
Ese grupo es el responsable de la estrategia en Buenos Aires, donde el oficialismo juega la batalla principal de sobrevida hacia 2019. Hoy el signo es capturar peronistas sueltos en donde los haya – y sin tomar examen de kirchnerismo – aún a riesgo de herir la alianza con los radicales y otros inversores de riesgo de Cambiemos, como el ala legislativa que comanda Emilio Monzó.

Consignas a las brasas

En esa cita en torno a un chanchito, en la casa que Carrió alquila en Exaltación de la Cruz, ella hizo una síntesis de su proyecto:
. “Es necesario ponerse por encima de la `endogamia´ del Pro y del egoísmo de los radicales”.
. “Es necesario que Cambiemos gane las elecciones legislativas en Capital, Buenos Aires, Santa Fe y Mendoza, porque en Córdoba empatamos”.
. “No quiero ser candidata a nada. Creo que mi rol es otro, ordenador, acompañar la campaña nacional, y para eso no necesito ser candidata ni ser diputada. Pero si soy necesaria para ganar, seré candidata”. Como el riesgo es mayor en Buenos Aires, el mensaje es claro: está dispuesta a ser candidata en Buenos Aires.
Cuando habla de la endogamia del Pro, se refiere, claro, a Jorge Macri, sobre quien no ahorra reproches. El primo intendente de Vicente López es hoy candidato de sí mismo, y está en todos los proyectos del oficialismo. Tiene un rol central en la administración Vidal, como responsable máximo del Banco Provincia. Este paquete lo convierte en un referente inconfundible de Mauricio, que lo avala como avala también al tándem Vidal-Rodríguez Larreta. Estos son los responsables de la estrategia en Buenos Aires que bombardea, entre otros, Monzó.

El sainete

El jefe de los diputados espera en el Uruguay el llamado de Macri para discutir esa planificación de campaña, la que según él, puede resentir las chances electorales del oficialismo. Llamó hace rato a una ampliación de Cambiemos, apoyándose en dirigentes del peronismo que pueden mover bolsones de votos, como Julián Domínguez o Florencio Randazzo, y hasta Sergio Massa, a quien lo une una relación personal que no han quebrado las diferencias políticas. Este llamado a una ampliación lo simula Vidal acercando nombres del kirchnerismo residual, como Mario Ishii o Alejandro Granados, del massismo disidente, como Joaquín de la Torre, y sacándose fotos con Eduardo Duhalde. Para Monzó es reproducir en sainete un libreto que él pensó para coro y gran orquesta.
De La Plata le responden que con el llamado a estos peronistas de gama media y baja, que no tienen el poder que tuvieron con el kirchnerismo, pero a quienes le han entregado las obras públicas y la política de vivienda, Vidal logrará la victoria electoral este año. Eso divide al peronismo, debilita a la oposición, y crea el escenario ideal para un triunfo, aunque ajustado.

Acristinizados

El punto de apoyo de esas presunciones es que el peronismo de Buenos Aires ha quedado condenado a Cristina de Kirchner. Al menos, se ve por el resultado del congreso de La Matanza de esa formación. Allí el kirchnerismo que maneja Fernando Espinoza logró desbaratar los intentos de otras tribus, como las órdenes que mandó Randazzo, de depurar de cristinismo el partido. Randazzo, que sigue en la clandestinidad, había pedido que se lo apartase Eduardo de Pedro como apoderado y que hubiera un documento opositor, pero moderado y sin reivindicaciones tóxicas. No ocurrió nada de eso: De Pedro sigue, y encima redactó el documento, que reivindica a Cristina y además defendió a Milagro Sala. En La Plata festejan este triunfo del kirchnerismo, porque divide más al peronismo, y alimenta la dialéctica de campaña de Cambiemos, que será la puja entre lo nuevo, y el pasado ominoso.
Para el oficialismo provincial La Matanza un depósito de cadáveres (políticos) y nada mejor que pegar a ese retablo al resto del peronismo. En el congreso del PJ los intendentes cruzaron información de encuestas y nadie tenía a la dupla Cristina-Scioli con menos del 30% en el conurbano. Con eso le bastó al cristinismo para apoderarse de la referencia del resto, dispersado y sin jefe que los junte. No hay vía intermedia, y eso alimenta la idea que tiene el gobierno, de que Randazzo no será candidato, y que esperará en su casa el resultado electoral para mover. No es que Randazzo sea tan importante – es difícil cree que ahora va a ser más importante que hace dos años, cuando era ministro estrella y manejaba millones de caja. Pero es uno de esos sueños recurrentes del peronismo; hay gente que está sola y lo espera como si tuviera futuro.
Si el compromiso de Carrió es ser candidata por Buenos Aires, piensan en esas mesas que puede encabezar la lista de diputados nacionales. Ella responde: si es necesario… Insiste en que su poder está en otro lado, que no pasa por una banca, y que la fuerza la tiene en su relación con el público. No le molesta estar en el llano. En 2007 llegó a renunciar a la banca que había ganado en 2005 por Capital, para enfrentar un juicio de un empresario, que además ganó.
Carrió está dispuesta a ejercer el rol de gran electora, que deposita en ella el oficialismo. Para eso el desprendimiento del poder es una herramienta eficaz, en una colectividad política que cree no tiene esclarecimiento sobre cuestiones de fondo. Habrá que ver…

Fuente: *Zuleta sinTecho

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