EL OFICIALISMO Y EL ARCO DE LA ALIANZA. RADICALES DICEN NO AL DEDO EN CANDIDATURAS. EL FRENO A FRIGERIO EN MOVIDAS ANTI UCR Y EL PLAN “HEIDI” PARA PROVINCIA DE BUENOS AIRES

Puertas adentro

Por Ignacio Zuleta*

El Carnaval extiende la franquicia para los disfraces y para desafiar la severidad corriente, y pareció inspirar el ánimo con el cual en estas horas los políticos se pintan la cara, se prueban ropajes ajenos, se prueban pomos, serpentinas y hasta matasuegras que desafían a la realidad y a la autoridad. A horas del comienzo del año legislativo, los cuarteles del oficialismo y de oposición se entregan a larguísimos debates sobre su futuro inmediato, que se recorta según el cronograma electoral. Aquí una síntesis de urgencia sobre lo que aportan estos corsos políticos de la semana:
Los radicales fueron ayer a Olivos, con los demás aliados de Cambiemos en el Congreso, a mostrarle a Mauricio Macri que son capaces de ofrecer algo que ningún otro partido puede dar en este momento: una cumbre política de todos los sectores y de todos los territorios, con debate y sin caudillismos. El Pro puede mostrar timbreos y mareas virtuales, el peronismo está disperso; solo la UCR exhibe algo raro en un país con partidos en crisis: una organización que muestra diferencias internas, que no reconoce a un conductor único, y que ofrece un armado nacional que condiciona el futuro de Cambiemos. Esto de reunirse sin pelearse, sin que haya un conductor del partido desde la muerte de Raúl Alfonsín, es una novedad que señala que algún cambio se está produciendo en el negocio.
El disciplinador principal de los radicales es estar en un gobierno, después de que creían que no ocuparían ese espacio durante muchos años. Han sido capaces de una foto en Gualeguaychú y otra en Villa Giardino, y también de otra gran foto con los socios de Cambiemos con quienes ganaron las elecciones. Una señal para sus adversarios. Ya lo ha advertido Miguel Pichetto: el peronismo padece de la falta de generosidad de sus dirigentes para sacarse una foto, especialmente los dirigentes de la nueva generación, que pretende un rango superador del que se conoció en la última década. “Si no se logra esa foto – ha advertido el senador peronista – pueden venir ocho años con el peronismo fuera del poder”. No hay formato para contar este tipo de hechos, con un relato estándar que muestra a los radicales enojados por estar fuera del poder, cuando en realidad ocupan un espacio central en Cambiemos y dominan los principales ministerios y las grandes cajas de la administración (Agro, comunicaciones, medios, salud, hacienda, Banco Nación, cancillería).
La reunión de Villa Giardino fue como un festival de Cosquín, con un escenario central y cuarenta peñas alrededor, con una asistencia que sus organizadores, Mario Negri y Gerardo Morales, calcularon en 700 dirigentes en el momento de mayor presencia. En esos cabildeos se acumularon demandas que van a articular de ahora en adelante la relación de los radicales dentro de la alianza Cambiemos.

Que quieren

La principal demanda es que en el cierre de listas de candidatos legislativos, no admitirán pedidos personales de Macri o de su entorno para favorecer posiciones. Cualquier disidencia va a las PASO.
Este pedido supone una condición formulada con cuidado: que Macri limite los arranques anti radicales de Rogelio Frigerio en las provincias. El ministro del Interior es el funcionario con más poder y tentáculos del gabinete, y es el que negocia con gobernadores por fuera de los intereses de los partidos de la coalición. La UCR quiere que antes de hablar con Schiaretti, para dar un ejemplo, hablen con ellos. Si Olivos escucha, hay que imaginar el ingreso de algún radical notable en la segunda línea de esa cartera.
En la Capital, la UCR debe terminar con el minué con el Pro para crear Cambiemos en el distrito y directamente competir con los candidatos de Horacio Rodríguez Larreta por afuera. En los debates quedó muy debilitada la posición del macrismo, que margina a los radicales de cargos y alianzas, pero reclama apoyos en el orden nacional.
Para los radicales es un misterio qué quiere Macri en la Capital: está cambiando la posibilidad de ganar el distrito por amplia mayoría de votos si deja incluir a Martín Lousteau en las listas de Cambiemos, por ganar por un porcentaje menor si van separados. En una de esas, es cierto que en 2019 le conviene más un Lousteau que un Larreta para sostener la mejor elección en la Capital como parte de un menú de reelección.
Si este escenario prospera, no debe extrañar que Larreta sea tentado con un salto hacia arriba como jefe de gabinete. ¿Un lío? Claro, pero la política es lío.

Operativo “Heidi”

En el debate tiene su capítulo la provincia de Buenos Aires. Cambiemos sigue empantanado en la puja Vidal-Monzó y va pariendo quimeras de candidaturas. Una de ellas sostiene un prospecto para renovar la estrategia “Heidi” y hacer competir a alguna de las “diosas” de Mauricio, como Carolina Stanley o Gladys González, contra los candidatos peronistas. ¿Y Elisa Carrió? Hay quien la imagina, testimonial, como tercera o cuarta candidata a diputada nacional por Buenos Aires, para sostener el plan “Heidi”. Un plan similar recrearía la puja entre la bella y la bestia que sepultó a Aníbal Fernández y al peronismo en 2015. Macri cree que es presidente por el triunfo de Vidal en Buenos Aires en ese año, y el prospecto del plan “Heidi” le gusta mucho.
El gobierno tiene que abrir la mesa de decisiones a los aliados políticos, que suelen enterarse de medidas por los diarios. Esto está argumentado en las posiciones de Juan Manuel Casella de institucionalizar la alianza en todo el país, y en la de Federico Storani de imponerle a Macri que su relación la sostenga con las autoridades orgánicas de la UCR.

El gran dilema

La prenda de este reclamo es pesada: los radicales del bloque de diputados han discutido en serio si les conviene seguir en un interbloque con el Pro y la Coalición Cívica. Esto recrudeció en la semana de la sesión de ART, que salvaron Negri y Elisa Carrió. Si los radicales se van del interbloque seguirán dentro de Cambiemos, pero tendrán independencia para apoyar o criticar posiciones y proyectos del gobierno.
Hoy el banco de prueba de esta relación es el proyecto de protocolo para evitar los conflictos de intereses, que es producto del caso del Correo Socma. Sanz, que está en las mesas chicas, medianas y grandes de coordinación, nunca escuchó hablar del tema Correos, y eso que no está obligado como Jorge Aguad a defender ninguna silla exhibiendo desmemorias de ocasión. Lo mismo testimonian otros participantes de asistencia perfecta a esas reuniones. Federico Pinedo, dice que él creía que estaba al tanto de todos los temas que se discuten en la gestión, pero que de esto nunca oyó nada. Algo parecido expresó Gabriela Michetti, pero ella no tiene asistencia perfecta. Hay reuniones a las que “La Tía”, como le llaman en esas alturas del gabinete, no es convocada.
Para la cumbre de este martes los bloques blandieron carpetas que ya se han cruzado en la última semana con los detalles del nuevo protocolo. Dicen que lo quiere anunciar con detalle Macri hoy en el discurso legislativo, aunque el eje de la decisión será por decreto y recién después habrá un proyecto de ley que convierta en más rigurosa la ley de ética pública, que hoy ofrece flancos débiles. Disculpa, por ejemplo, a los funcionarios que demoran sine die la publicación de declaraciones juradas. Los radicales tienen un proyecto propio que elabora la diputada Karina Banfi, que van a mostrar la semana que viene, y se independiza del que elabora otros sectores del poder Ejecutivo bajo la mirada de Fabián Rodríguez Simón, y el encargado de Carrió para este asunto, el jefe de bloque de la CC, Fernando Sánchez.
Estos reclamos le han llegado ya a Macri, que mandó desde Madrid a que se convocase a los bloques al asado de previa. Es lo que hablaron el martes de la semana anterior al viaje Marcos Peña con Ángel Rozas, Mario Negri, Nicolás Massot y Fernando Sánchez.
Los radicales ponderaron la sobriedad de Alfonso de Prat Gay en la cumbre. Se puso en la primera fila, pero no dio declaraciones de prensa. En las charlas privadas que tuvo con algunos dirigentes pidió “cuidarlo a Mauricio” y descartó movimientos proselitistas. Hizo presencia sin exagerar figuración. Lo que se empezará a definir intraalianza tendrá mensajes encriptados posiblemente hoy en el discurso en el Congreso. Habrá que ver…

Fuente: ZST

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