MACRI VOLVIÓ DE ASIA Y LO CACHETEÓ EL ÁNIMO SOCIAL, LA REAPARICIÓN DE CRISTINA, EL RETO DE LA IGLESIA Y LA FURIA DE CARRIÓ. UN 25 DE MAYO CON DISCURSO DE PRIMARIA Y POCO FESTEJO

Problemas de altura y de internas

El ánimo generalizado del “pueblo” en esta fiesta patria fue entre resignación y decepción. No hay remontada para el pueblo, y desde hace años. No pareciera existir expectativa en una dirigencia honesta y sobre todo consecuente con sus postulados y promesas de campaña. La realidad contrasta drásticamente con los microclimas políticos, y el espacio para la tolerancia y manipulación popular cada vez es menor. A Macri al regreso de Asia lo atajaron, los reclamos populares, la furia de Carrio, la reaparición de Cristina que “viene asomando” y el reto de la Iglesia. De hecho, ni las instituciones como el Clero que habitualmente guardan las formas, parecería que se aguantan todo un mandato. Ayer, en el tedeum por el 25 de mayo, el arzobispo porteño le cantó algunas ´cuarenta´ al Presidente, como si se tratara de un feligrés conocido listo para poner en penitencia. Le dijo fuerte y claro que «buena parte de nuestro pueblo no se siente invitado” a la celebración porque “carece de lo necesario para una vida digna”. El cura además advirtió que «la inequidad genera violencias». Recuperado de la descompensación que sufrió durante su visita a Ecuador para la asunción de Lenín Moreno, Mauricio Macri lo escuchó en silencio con su sonrisa desdibujada y las manos de vez en cuando juntas tipo cerrojo. Debió escuchar al arzobispo porteño Mario Poli casi retarlo y orar por los que “carecen de lo necesario para una vida digna”. El cardenal primado de la Argentina dijo también que «la inequidad genera violencias».
Macri no estaba solo. Lo acompañaba la impecable primera dama, Juliana Awada, ministros y funcionarios de su gobierno. También participaron de la ceremonia religiosa representantes de los otros poderes del Estado.
De las cuestiones del alma, el mandatario prefirió salirse con cosas del cuerpo: «Estoy bien. Fue una descompensación con la altura, el cansancio acumulado del viaje no recuperado por Asia, fue un momento feo pero no fue nada grave», dijo en relación había a las dudas planteadas acerca de su presencia en la homilía de Poli, luego de su descompensación.

La altura marea

El presidente se descompuso el día anterior en Quito, adonde fue para la ceremonia del traspaso de mando de manos de manos de Rafael Correa a su vice. Macri explicó que fue por «la falta de oxígeno y la altura». «Me bajó la presión, tuve que hacer reposo hasta emprender la vuelta. Me chequearon acá cuando llegamos a las 3 de la mañana y me dijeron que estaba bien».
Lo primero que hizo Macri ayer a la mañana en el aniversario de la fiesta patria, fue compartir un chocolate con churros con funcionarios del Gobierno en la Casa Rosada, ni con el pueblo, ni en una escuela, solo con su ‘círculo rojo´. Con ellos fue luego caminando desde allí hasta la catedral metropolitana, donde se comió el reto religioso-político-social.
«La solución a nuestros desafíos internos, algunos estadistas lo llaman deuda social interna, depende prioritariamente de nosotros», expresó durante su homilía Poli. Después llamó a dejarse “interpelar por la realidad humana que vivimos” y apuntó: “Muchos pueden pensar que no hay motivo para hacer fiesta patria cuando buena parte de nuestro pueblo no se siente invitado, porque no posee igualdad de oportunidades y carece de lo necesario para una vida digna».
El arzobispo porteño también alertó que “las estadísticas veraces son muy buenas porque nos advierten dónde estamos parados y nos animan a encarar soluciones. No obstante, los porcentajes invisibilizan el dolor de las familias que sufren la postergación y el desánimo”.
Tras escuchar el sermón de Poli, Macri siguió con las actividades vinculadas por la celebración del aniversario de la Revolución de Mayo.

Comida de pobres

La actividad la organizó la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, y se desarrolló en el Museo del Bicentenario. Luego del Tedeum, Macri se fue a comer locro, un simbolismo inevitable en una conmemoración gaucha. Desde esa gastronomía exótica, generada por los ejércitos gauchos en épocas de necesidades por causas honorables, le habló a un grupo de alumnos de primaria en el Museo del Bicentenario. Un público educado y adoctrinado a lo Kapeluz que no se hubiera animado siquiera a silbar si algo no entendía. Tampoco los adultos, por respeto a los niños. En la alocución embistió contra los jueces, empresarios y sindicalistas. «Hoy los argentinos decidimos un cambio que tiene que ver con querer ejercer nuestra libertad, la de elegir dónde trabajar y cómo vivir y desarrollarnos», dijo haciendo caso omiso del contexto que condiciona las decisiones individuales.
Así hizo su relectura de la fecha patria frente a decenas de niños y niñas, a quienes les indicó que como los hombres y mujeres de 1810 «vencieron los miedos y decidieron que querían ser libres» para que nadie «allá a la distancia (en referencia a España), se sintiese dueño de lo que ellos tenían que hacer en su vida», hoy «desde la política o desde la dirigencia —porque también puede pasar entre los empresarios, los sindicalistas y los jueces— nadie puede creerse dueño de decirnos lo que tenemos que hacer».
Haciendo caso omiso de la «angustia que habrán sentido los patriotas cuando se independizaron de España» –uno de sus hits colonialistas–, como le había dicho al rey emérito de España, Juan Carlos de Borbón, esta vez Macri, se definió como un «servidor público» y criticó a jueces, empresarios, políticos y sindicalistas. «Hoy los argentinos decidimos un cambio que tiene que ver con querer ejercer nuestra libertad, la de elegir dónde trabajar y cómo vivir y desarrollarnos», les dijo Macri junto a su esposa Juliana Awada a los estudiantes que lo escuchaban, en un contexto social crítico para el acceso a los derechos que enumeró. El individualismo extremo de Macri pareció desconocer el contexto que condiciona las elecciones en una sociedad.
Antes de hablar por 6 minutos entre empanadas, platos de locro y pastelitos, en el Museo del Bicentenario, donde también fueron convocados jubilados y organizaciones sociales, Macri había escuchado la cantinela de Poli, que fue casi como una lectura en voz alta de una carta de Bergoglio. Frente a esos reclamos de Poli, Macri respondió en otro escenario y ante la tribuna del Museo del Bicentenario con sus salmos: «estamos comprometidos a reducir el nivel de pobreza en nuestro país», «vamos por el camino correcto, pero lo tenemos que hacer juntos», «no es una tarea de un Presidente, de un Gobierno o de unos pocos» y «cuando decimos que queremos ser libres para progresar no elegimos aislarnos del mundo, porque queremos ser parte del mundo».

El otro ´frente eclesiástico´

Además de las palabras del arzobispo de la Ciudad de Buenos Aires, la ausencia de la precandidata porteña de Cambiemos, Elisa Carrió fue otro de los datos políticos de la mañana de Mayo para la intranquilidad presidencial. La diputada aliada, quien atraviesa una batalla interna con la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), se fue a la ciudad de Rosario, donde participó de una cena con el diputado del PRO Luciano Laspina e insistió vía Twitter con que no romperá el espacio político, aunque reclamó: «#CambiemosEnSerio».
El titular de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó no respondió sobre el tema. Tampoco lo hizo el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, otro que sufrió una descompensación durante el Tedeum y fue atendido por el SAME. El jefe de Gabinete, Marcos Peña, evadió las razones de la ausencia de Carrió: «Habrá sido por un problema de agenda», dijo. El presidente provisional del Senado, Federico Pinedo, consideró que si son ciertas las denuncias de Carrió se podrían tomar medidas.
«Brindamos x la Patria en la cena anual del Banco de alimentos Rosario, organización solidaria que distribuye alimentos a + de 50mil personas», tuiteó este mediodía Carrió. Y de paso, dejó otros mensajes más picantes en la red. Insistió en que no hay razones para la ruptura en Cambiemos, luego de sus duras críticas al propio presidente Macri, pero aclaró que busca un «#CambiemosEnSerio».
Un día antes Carrió estuvo en Pilar, donde se juntó con el intendente oficialista Nicolás Ducoté, y luego fue a la Feria del Libro local para firmar algunos ejemplares suyos. La acompañaban Mariana Zuvic (la santacruceña que sueña para candidata porteña), Maxi Ferraro (jefe de campaña de Carrió en la Ciudad) y Marcela Campagnoli (hermana del fiscal y a quien Carrió también quiere de candidata).
La líder de la CC viene reclamando lugares en las listas para su gente más cercana. En el medio de esa disputa, días atrás apareció como una furia en el programa de Joaquín Morales Solá en TN y pidió que Macri «se ponga los pantalones» para defenderla y avanzar seriamente contra la corrupción. Desde entonces, en el Gobierno y la propia Carrió empezaron a bajar el tono de la tensión.
Según confirmaron en el entorno de la diputada, la semana que viene Carrió seguirá con su gira de campaña, para garantizar lugares en las listas. El miércoles, por caso, irá a Mendoza, donde se juntará con el gobernador radical Alfredo Cornejo.

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