CREER O REVENTAR

Detectan por tercera vez ondas gravitacionales

El Observatorio gravitacional de interferometría láser LIGO, en Estados Unidos, ha detectado las ondas gravitacionales que predijo Albert Einstein en su Teoría de la Relatividad General. Se trata de perturbaciones del espacio tiempo, ondulaciones que se forman cuando ocurren sucesos muy violentos en el Universo, como la fusión de agujeros negros o explosiones de supernovas.
La confirmación de su detección fue anunciada en febrero de 2016 (la primera observación se había hecho el 14 de septiembre de 2015 y la segunda, en diciembre de ese mismo año) y supuso una noticia revolucionaria para los astrónomos, pues las ondas gravitacionales eran la única parte de la teoría de Einstein que aún no había sido demostrada con observaciones directas. Con ellas, dicen los científicos, nació una nueva forma de hacer astronomía, de mirar el cosmos, con la que esperan saber más sobre la misteriosa naturaleza de los agujeros negros y de la materia oscura.
Al igual que ocurrió en las dos primeras detecciones, las ondas gravitacionales que han sido captadas en esta ocasión proceden de la fusión de dos agujeros negros. La tercera (denominada GW170104) se produjo el pasado 4 de enero. El nuevo agujero negro formado tras esa colisión tiene una masa de 49 veces la del Sol, lo que lo sitúa en medio de los dos sucesos anteriores. El de la primera detección tenía 62 veces la masa del Sol y el segundo, 21.

“Esto es sólo el principio”

Ese violento choque, cuyos detalles se publicarán próximamente en la revista Physical Review Letters, ocurrió a 3.000 millones de años luz. de distancia, mucho más lejos que las otras explosiones detectadas en el Observatorio LIGO (que comprende dos observatorios en EEUU en Livingston y Hanford). El primer choque tuvo lugar a 1.300 millones de años luz y el segundo, a 1.400 millones de años luz.
«Es extraordinario que los humanos podamos ensamblar una historia y probarla sobre acontecimientos tan extremos y extraños que ocurrieron hace miles de millones de años y a miles de millones de años luz de distancia de nosotros», ha declarado David Shoemaker, investigador del MIT y nuevo portavoz de la colaboración LIGO, en la que trabajan alrededor de un millar de científicos de distintos centros. La actual campaña de observaciones, en la que se enmarca esta tercera detección, comenzó el pasado 30 de noviembre y se prolongará hasta finales del verano.
En un comunicado, el director de la National Science Foundation (NSF), France Córdova, ha explicado que esta detección se enmarca dentro de lo esperado por su organización: «LIGO nos está llevando cada vez más lejos en el espacio y en el tiempo, de formas que no podíamos antes de la detección de las ondas gravitacionales. En este caso, ¡estamos explorando algo [que sucede] a aproximadamente 3.000 millones de años luz!», afirma. «Sabemos que esto es sólo el principio. Esta ventana al Universo continuará ampliándose».

Sistemas binarios de agujeros negros

«La primera observación demostró que este fenómeno de las ondas gravitacionales existe y que LIGO funcionaba correctamente. Además, al tratarse de dos agujeros negros colisionando dio lugar a un descubrimiento revolucionario. Fue la primera vez que hay evidencia de la existencia de un sistema binario de agujeros negros. Sabíamos que podían existir, pero no se había observado evidencias de ninguno», relató Carlos F. Sopuerta, investigador principal del Instituto de Ciencias del Espacio (CSIC-IEEC) en la misión LISA Pathfinder de la Agencia Espacial Europea (ESA).
«Además, la primera detección demostró que uno de los agujeros negros [involucrados en esa colisión] tenía una masa 32 veces la del Sol, y esa cifra estaba muy por encima de lo que pensábamos que podía tener un agujero negro de origen estelar, que proviene de la muerte de una estrella. El otro tenía 29 veces la masa del Sol», recordó Sopuerta. Y es que, hasta entonces, se pensaba que estos objetos no podían tener más de 20 veces la masa del Sol.
Los resultados obtenidos por Ligo, añadió el investigador español, han dado lugar también a «especulaciones, por ejemplo, a que, en lugar de ser el resultado de la muerte de una estrella, un agujero negro, podría estar formado por materia oscura».
Fuente: El Mundo – Ciencia

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