Página de cuento 662

Boliche de pueblo

Por Carlos Alberto Nacher
cnacher1@hotmail.com

Confirmando el hecho sabido por todo el mundo de que Dios es argentino, parece que ha dejado en algunos lugares perdidos del país varias sucursales del paraíso, por supuesto que de manera muy solapada y encubierta para que se den cuenta solamente aquellos que tienen derecho al mismo.
La pregunta obvia (extraña palabra castellana que tiene una b larga y una v corta sucesivas) es ahora, quiénes son los que tienen derecho al paraíso.
La otra pregunta podría ser, si será tarado el que dice escribir esto para realizar tales afirmaciones tan orondamente y dándosela de entendido. Será tarado?
Responderemos a esta última en primer lugar ya que es de respuesta inmediata e irrefutable: sí.
Con la primera, en cambio, la cosa es mucho más difícil y como en aquellos casos en que uno no puede obrar solo le dejaremos la respuesta al de más arriba.
Pero como padezco de una necesidad irreflexiva que no me permite mantenerme callado, daré mi opinión al respecto y es que todo el mundo tiene derecho al paraíso, entonces por qué esperar a último momento para ir allí si todavía se lo puede conocer o al menos tener alguna referencia en cualquier tiempo y cuando uno quiera.
El ser humano término medio (salvo Indiana Jones) tiene una tendencia a andar a la pérdida de paraísos buscados, es decir, dejando pasar oportunidades de recorrer zonas tocadas por una mano que no se deja ver así nomás pero que está allí.
Estos lugares pueden estar hechos de objetos, momentos, sensaciones, seres, paisajes pero en general repiten siempre los mismos esquemas (dos) de presentación: aparecen subrepticiamente sin ningún tipo de aviso ni de señalización, duran un tiempo variable y luego desaparecen, o bien están para siempre. Los que están para siempre son los más difíciles de encontrar ya que son tan omnipresentes que inmediatamente pasan a ser inadvertidos, ya sea por costumbre o porque otras cuestiones mundanas nos impiden percibir (como decía en el mensaje 97, «Lunes, 7 AM», a veces uno está más atento al molesto led del celular que a la aparición gloriosa del sol en el naciente, entonces se pasa la vida pasándole por al lado a los paraísos múltiples en la Tierra pero sin entrar).
Pero no nos referiremos a estos en esta oportunidad sino a los efímeros, situaciones puntuales e irrepetibles que ocurren una y otra vez y que duran, a veces, unos pocos segundos. Lo que hay que hacer es estar atento y aprovechar la situación cuando alguno se presenta, luego en vez de rozarlo apenas, entrar.
Por ejemplo, basta con hacer una salida al interior de muchas provincias y encontrarse con cosas como la que sigue.
Continuará…

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