La fe no se pierde

Dos grandes dificultades. La comida y el agua. Lo poco que llegó en el Mimosa eran galletas, carne salada y seca, porotos, fariña y algunas otras cositas. Una vez un grupo perdido en la meseta se quiso dejar morir tirados en el suelo mientras se daban ánimo para rezar. John miró al cielo suplicante y vio planear un chimango sobre sí. Dicen que le disparó, le dio y comieron todos. Además dos escucharon el disparo y fueron a su encuentro. John concluyó que si primero se alimenta el alma, siempre llega el pan del cuerpo.

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