HISTORIAS CURIOSAS PARA CONTAR EN DÍAS DE LLUVIA

Cómo pasar las horas con gente extraña

Por Javier Arias
javierarias@eldigito.com

Estaba yo el otro día en una reunión de gente que apenas conocía. Aunque, como paliativo de tan estresante situación es bueno decir que no era el único, sino que la gran mayoría apenas tenía cierta lejana referencia de los otros, o sea, éramos un grupo, que más allá de las extrañas circunstancias que nos habían congregado y que no viene al caso detallar, no teníamos nada, pero nada de nada, en común.
¿Y uno qué hace en un escenario de esa naturaleza, atento lector? O se queda callado y espera que las horas pasen lentamente, una tras otra, dejando sus lacerantes estragos en nuestra conciencia o hace de tripa corazón y emprende la titánica tarea de mantener una conversación buscando cualquier tema que uno crea que puede ser llevadero.
Es conveniente en estos casos esquivar los siguientes tópicos, cuestiones políticas –uno nunca puede predecir por el corte de pelo si uno tiene enfrente a un partidario de los neonazis skinheads, menos, obviamente, a los skinheads- o cuestiones religiosas –ya es difícil discutir estos temas con gente amiga, ni le cuento enzarzarse sobre el dogma de la sagrada trinidad con un completo desconocido-.
Si piensa en hablar de deportes, apunte hacia aquellos sin tantas banderías conocidas, como el tenis, el hockey o hasta el tiro al arco con carabina, porque si encaramos por el lado del fútbol corremos el riesgo de enfrentarnos a desagradables consecuencias barrabraviles.
Lo que yo recomiendo fervientemente, como usted ya debe imaginar fiel y perspicaz lector, es dirigir estas conversaciones ocasionales y sin futuro previsible por carriles lo más pueriles y descomprometidos posibles.
Así, por ejemplo, podrá usted quebrar el hielo comentando que en la mayoría de las publicidades de relojes la hora está marcada en las 10:10. Este es un dato tal vez demasiado conocido, pero justamente esta característica podrá lograr cierta empatía con nuestros ocasionales compañeros, porque, como todo el mundo sabe, nadie soporta a los sabelotodos. Por eso usted deberá lograr caminar por el suave filo entre ser previsible y al mismo tiempo encantador y sorprender si quiere que esas horas que le esperan por delante sean amenas y con una charla placentera.
Con ese objetivo en mente, acote que hablando de relojes, es interesante saber que todos los relojes en la película “Pulp Fiction” están clavados en las 4:20. Es muy poco probable que nadie haya visto la famosa película de Tarantino, pero si se llegara a dar tamaña circunstancia, sea rápido de reflejos y señale que si hablamos de cine, según ciertas revistas especializadas, el peso del premio Oscar es de 3.2 kilos.
Pero si de peso se trata es sorprendente que si pudiéramos alguna vez pesar a todas, pero todas las personas del planeta descubriríamos que pesan menos que todas, pero todas las hormigas. Los datos científicos siempre son bienvenidos y causan buena impresión, a lo que puede acotar, sin lugar a duda que logrará mantener en vilo la atención de los presentes, que si pudiéramos poner a toda la población de China, un chino atrás de otro chino, la línea jamás terminaría, debido a la tasa de natalidad.
Podríamos en este momento volver hacia caminos más recorridos, pero no por eso menos interesantes, como saber que una cucaracha puede vivir hasta nueve días sin su cabeza, pero que después se terminaría muriendo, pero de hambre.
Y ya que hablamos de hambre, es completamente sorprendente que en África, la cantidad de zona realmente salvaje alcanza el 28% de la totalidad de su geografía, pero en América las regiones salvajes suman más del 38%.
Es posible que en este punto ya haya algunos que comiencen a dudar de alguna de sus aseveraciones, no se amedrente, que en la divergencia están escondidas las conversaciones más atrayentes. Ponga sobre la mesa el dato, tal vez no del todo comprobado que es seis veces más probable que un hombre sea golpeado por un rayo que una mujer. Dato que tendrá diferentes reacciones dependiendo de si en el grupo hay o no exponentes de ambos sexos. Pero para evitar cualquier atisbo de misoginismo apúrese a afirmar que ciertos estudios señalan que es más posible morir por el golpe de un corcho de champagne que de una picadura de una araña venenosa. Especialmente en los brindis de Navidad señale risueño.
Ya a esta altura debería haberse logrado cierto ambiente de camaradería, o por lo menos de plácida tertulia.
Momento adecuado para sacar a la luz que otras investigaciones aseguran que uno consume más energías durmiendo que viendo televisión. Aunque, ¡con lo que hay que ver! exclame ya en plena franca charla fraterna. Aunque el otro día, en un documental de animalitos aseguraron que todos los osos polares son zurdos. Por lo que a veces la televisión también educa, acote con irrefutable tono doctoral.
En una de esas la espera ya habrá acabado y podrá volver a su casa, eso sí, con nuevos amigos a quien invitar a tomar el té.

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