LA DEFENSA DIJO QUE FUE EN LEGÍTIMA DEFENSA

Este lunes se define el juicio por el homicidio de Solís en Esquel

Con el alegato de las partes, en Esquel, finalizó el juicio por el asesinato de Javier Solís. El fiscal y la querella pidieron la declaración de responsabilidad penal de Eulogio Muñoz por el delito de homicidio, mientras que el defensor no cuestionó que su cliente fuera el autor de las lesiones, pero dijo que fue en legítima defensa.
Al no haber testigos del hecho el debate se produjo entre la reconstrucción realizada por peritos y la versión del imputado. El próximo lunes a las 15 horas, los jueces Martín Zacchino, Martín O’ Connor y Nelly García leerán su sentencia.

El debate y las partes

Entre los elementos interpretados como indicios figura una presunta enemistad entre la víctima y el imputado, las improntas que quedaron en el rodado donde habría comenzado el enfrentamiento y las que se levantaron del terreno, la sangre en el cuchillo homicida y las manchas en la ropa del imputado. También se ventilaron la disparidad de lesiones y el grado de alcohol en sangre que tenía la víctima, prácticamente doblando al del imputado.
El Fiscal Marcelo Crettón entendió que hay una única interpretación posible, la decisión de Muñoz de dar muerte a la víctima. Lo mismo entendió José María Venancio, en representación de la querella, quién además adelantó que requerirá la imposición de una pena de 20 años por la cantidad de agravantes que encuentra en el suceso, que calificó de cruel y despiadado.
Por su parte, Aníbal Esteban Orellano, abogado defensor, sostuvo que la teoría de la acusación busca demonizar a su representado. Sobre la enemistad previa, indicó que son comentarios de pueblo que agravan posibles dichos de Muñoz y que en el juicio se presentaron como una verdad incontrastable, siendo que solo los aportaron familiares de la víctima que tienen un claro interés en la resolución del caso. “Hubo tendenciosidad en dejar a Eulogio como un asesino, como un criminal”, señaló. El letrado se refirió al consumo de alcohol de su defendido aquella noche, a aportes de testigos de aquellos momentos que en su criterio dan cuenta de que no existía tal enemistad entre el imputado y la víctima, a un enojo de Solís dentro del rodado por una cerveza, a la decisión de su defendido de detener la marcha y decirle que se baje y la respuesta de Solís lanzándole un puntazo que pudo esquivar. Luego dio una explicación distinta a la dinámica de los hechos, calzando en ella las improntas y lesiones con los dichos de Muñoz.

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