CON LA DECLARACIÓN DE SIETE TESTIGOS

Comenzó el juicio por el homicidio de Eduardo Funes

Este martes comenzó en Comodoro Rivadavia el juicio por el homicidio de Eduardo Funes acontecido el pasado 16 de julio de 2016 que tiene como imputados a Sebastián Bahamonde y Juan Julio Serrano. En la fecha se pudo escuchar los alegatos iniciales de las partes y la declaración de siete testigos de cargo.
Presidió el tribunal de juicio Martín Cosmaro, e integraron el mismo Raquel Tassello y Mariel Suárez, jueces penales; por el Ministerio Público Fiscal se hizo presente Cecilia Codina, fiscal general; en tanto que la defensa de ambos imputados fue ejercida conjuntamente por Cristina Sadino y Lilian Borquez, defensoras públicas. Asimismo en la sala se encontraban familiares de la víctima acompañados por profesionales del Servicio de Asistencia a la Víctima del Delito y también familiares de los imputados.

Alegatos

En su presentación del caso, la fiscal sostuvo que el día 16 de julio de 2016, a las 00:30 horas aproximadamente, en circunstancias que Eduardo Alfredo Funes se encontraba en el exterior del Gimnasio Municipal N° 3, en inmediaciones de calles, Los Plátanos y Pieragnoli, Juan Julio Serrano, César Sebastián Bahamonde, y un grupo de al menos tres personas aún no identificadas, agredieron con golpes de puño y patadas a Eduardo Alfredo Funes. Funes escapó de sus agresores por calle Pieragnoli y fue interceptado por Juan Julio Serrano y César Sebastián Bahamonde, quienes “con claras intenciones de darle muerte lo agredieron físicamente mediante puntapiés y golpes de puño en su cuerpo para posteriormente y a los fines de seguir lesionando a la víctima, quien seguía con vida, le propinaron y le efectuaron cortes con un elemento mono-cortante”. Posteriormente, continuó la fiscal, los coimputados arrastraron a Eduardo Alfredo Funes hasta la zona del desagüe y allí Juan Julio Serrano tomó la parte superior de una cocina que se encontraba abandonada en el lugar (gabinete de hornallas) y le propinó diversos golpes en su rostro mientras Eduardo Alfredo Funes aún se encontraba con vida. Con el accionar descripto los imputados causaron un padecimiento en la víctima no ordinario que incrementaron el dolor y sufrimiento de la víctima, materializado por la crueldad desplegada al causarle 72 lesiones y con diversidad de elementos.
Codina afirmó que finalmente, y luego de concluida la agresión Juan Serrano y César Bahamonde se retiraron del lugar corriendo a pie.
Producto de la agresión, Eduardo Alfredo Funes perdió la vida por “shock hemorrágico irreversible debido a múltiples heridas de arma blanca en tórax, abdomen y miembro inferior derecho y múltiples heridas contusas en cráneo y rostro, 21 lesiones causadas en el rostro, y 45 heridas cortantes no penetrantes en zona de tórax, abdomen, miembro superior derecho y miembro inferior derecho, siendo 6 las heridas cortantes penetrantes en cavidad abdominal”. Calificando legalmente el hecho como “homicidio agravado por haber sido cometido con ensañamiento”, en calidad de “coautores” para Bahamonde y Serrano.
Asimismo, existe un segundo hecho en el cual los imputados desde la vereda de la casa de una testigo y efectúan disparos de arma de fuego en contra de ésta. Calificando este segundo ilícito como “abuso de armas agravado por ser cometido con el concurso premeditado de tres o más personas”, en calidad de coautores para ambos imputados.
Por su parte, las defensoras sostuvieron que “la fiscal no va a poder probar que sus asistidos hayan producido el deceso de Funes. No hay ninguna prueba objetiva, o cierta de la presencia de Serrano y Bahamonde en el homicidio”. También sostuvieron que la calificación jurídica escogida no se corresponde con la prueba. Respecto del segundo hecho también insistieron en que “no se va a poder probar” el mismo.
Uno de los testigos presenciales del hecho refirió a que esa noche dos personas se pelaban con la víctima frente a la casa de Crespo, luego le pegaron con una cocina en la cabeza. Viendo todo a una cuadra y media de distancia, pero había un reflector de un vecino que alumbraba todo. La agresión comenzó dentro del gimnasio y continuó afuera.

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