EN EL CASO DE CHUBUT PONE EN RIESGO LA PRINCIPAL FUENTE DE INGRESOS

La baja selectiva de Ingresos Brutos iniciará una fuerte disputa entre las Provincias

Buenos Aires anticipó que en 2018 iniciará una reducción de este tributo, sin esperar una reforma impositiva nacional. Córdoba reclama una estrategia de coordinación entre jurisdicciones. Recientemente, sobre este tema el ministro de Economía de Chubut, Pablo Oca, afirmó que una iniciativa que proponga la eliminación del impuesto a los Ingresos Brutos, “no va a tener el acompañamiento de ninguna provincia, si al menos no se discute en paralelo una ley de coparticipación, o más bien se sanciona”. Por una cuestión muy sencilla, “ningún gobernador tiene la posibilidad en este momento de resignar recursos que genera el Impuesto a los Ingresos Brutos que es el de mayor recaudación de todas las provincias, por lo que es una discusión que no conduce a nada”, desafió.
Entre 1998 y 2016 la presión tributaria total de la Argentina —Nación, provincias y municipios— pasó de 21,4% a 34% del PIB, involucrando un incremento de 12,6 puntos porcentuales. Después de Cuba (que tiene una carga impositiva del 38,6%), Argentina es el país de Latinoamérica donde más impuestos se pagan; mucho más que el promedio regional, el cual es de 22,8%. Pocas chances hay de ser competitivos en estos términos.
En el ministerio que conduce Nicolás Dujovne son conscientes de esto, pero también de que la Nación no tiene márgenes para encarar una rebaja impositiva. “De hecho, si uno mira el proyecto de Presupuesto 2018, no hay nada previsto en ese sentido”, señala el economista Federico Cuba, de la consultora Economía & Regiones (E&R).
¿Cuál es la estrategia entonces? “Buscar de aliada a la provincia de Buenos Aires”, explica el experto de E&R. ¿Con qué propósito? Para que funcione como vanguardia de una suerte de carrera provincial – o guerra, según se lo vea–por la competitividad, mediante una reducción gradual del impuesto sobre los Ingresos Brutos (IIB).
El punto es poner a las provincias a competir por la atracción de inversiones. La jugada quedó explicitada en el marco de la 53 Edición del Coloquio de IDEA, donde la gobernadora María Eugenia Vidal anunció a los empresarios que su administración “no esperará la reforma tributaria nacional” y comenzará a bajar el IIB desde 2018, promoviendo, además, una reforma fiscal con los municipios.

Riesgos

“Podría ocurrir una transición desordenada”, advierte Cuba, para quien es importante avanzar primero en una reforma tributaria integral que incluya simplificación de impuestos y, sobre todo, genere certidumbre a un nuevo esquema de coparticipación federal.
Promover que las provincias entren en un ciclo de equilibrio fiscal por la vía de la competencia de impuestos bajos es controversial. “Las únicas dos ‘mejorcitas’ con superávit son CABA y Córdoba, hasta Buenos Aires tiene déficit”, señala el economista de E&R.
“Si la gobernadora Vidal se arriesga a anunciar que bajará Ingresos Brutos es porque, tal vez, ya está descontando la restitución del Fondo del Conurbano”, especulan algunos técnicos que prefieren el bajo perfil al interpretar la faz política de este escenario.
Más allá del debate que explote por los recursos del Fondo del Conurbano Bonaerense, la rebaja (o incluso eliminación) de Ingresos Brutos no será tarea sencilla. Ha sido el principal tributo que vinieron cobrando las provincias argentinas en los últimos 25 años y con una tendencia creciente en su participación.
Según muestra una serie histórica elaborada por el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), el IIB pasó de ser algo menos del 55% del total de la recaudación propia de las provincias en 1991, a significar el 76% en el 2015. Además, hay un dato relevante a tomar en cuenta: en ese mismo periodo el gasto público provincial creció casi un 5% del PBI. Entonces, lo que ocurrió fue que las provincias se volvieron adictas a los recursos que le proporciona el IIB para poder solventar sus erogaciones crecientes. La Nación busca, ahora, que los gobernadores se deshagan de esta “adicción” sin financiarles “dosis de reemplazo”. ¿Lo lograrán?

Posición de Córdoba

“Más que una guerra, lo deseable es una acción coordinada entre provincias. Especialmente, se debe coordinar entre las provincias más grandes la eliminación del impuesto sobre los Ingresos Brutos (IIB) de extraña jurisdicción”, señala el ministro de Finanzas de Córdoba, Osvaldo Giordano.
Esta versión del tributo a la que hace referencia el funcionario prevé alícuotas diferenciales (mayores) para las empresas que venden productos en una provincia pero tienen radicadas sus plantas en otras jurisdicciones.
“La eliminación de ‘extraña jurisdicción’ es la prioridad. El problema es que tiene un impacto de aproximadamente $1.800 millones al año. Por lo tanto, es necesario buscar alguna manera de digerirlo”, señala Giordano.
En Córdoba se redujo, como hicieron otras provincias, el IIB sobre créditos hipotecarios (se pasó de una alícuota del 8% al 1,5%). “El costo fiscal aproximado es de unos $70 millones anuales. Desde este año, también se eliminó el IIB sobre oficios, lo cual benefició a unos 19.000 contribuyentes”, indicó Giordano.
El Impuesto sobre los Ingresos Brutos es el tributo más importante que administra la Provincia. Representa entre el 70% y el 80% de la recaudación impositiva propia; además, es un tributo que viene mostrando crecimientos interanuales del orden del 44% en términos nominales y del 6,9% en términos reales.
Siendo Córdoba, una de las pocas jurisdicciones del país superavitarias, el resignar este impuesto sin una red clara de contención a través de un nuevo esquema de coparticipación federal no será nada sencillo.

Imperio de la necesidad

Aunque en esta última década, Ingresos Brutos fue un salvavidas para las finanzas provinciales, terminó siendo “un salvavidas de plomo”.
Según el Iaraf, su avance sumó a la presión fiscal total del país, el equivalente a más de 2% del PBI anual. Este peso hoy lo reciente la actividad privada, que tiene más estímulos para eludir o evadir que para pagar impuestos. Se llegó a ese punto de la curva de la presión impositiva en el que más impuestos ya no redundan en mayor recaudación, según enseñaba el maestro Arthur Laffer (creador de la famosa “Curva de Laffer”).
El paso que sigue, entonces, es una deflación de costos impositivos. La Nación intentará que ello ocurra, no por imposición, sino por competencia, y esa guerra ya está marcha. El siguiente mapa de reducciones vigentes da cuentas de que el proceso, gradualmente, ya inició.

Casos testigos

Buenos Aires. Redujo en 6,5 puntos porcentuales la alícuota de Ingresos Brutos para créditos hipotecarios. Ahora, las entidades financieras, bancarias y no bancarias pagan 1,5% (antes 8%). Por otro lado, a partir de 2018, disminuirá la alícuota de Ingresos Brutos para los comercios que vendan al por menor carnes rojas, menudencias y chacinados frescos (pagarán 2,5%; antes 5,0%). A su vez, quienes posean un establecimiento situado en la provincia y no superen ingresos de $40M, aplicarán alícuota del 2,5% (antes 3,5%).
Santa Fe. Fijó una alícuota 1,5% para Ingresos Brutos en los créditos hipotecarios. A su vez, creó un régimen simplificado para pequeños comercios que facturan menos de $1M al año, permitiéndoles una baja del 27% en Ingresos Brutos con respecto a 2016. Contribuyentes que facturan hasta $4,5M pasaron de una alícuota de 3,6% a 3,3%. Para los que pagan con tasa de 4,5% se subió la base de facturación de $60 a $75M. Llevaron al 0% la alícuota para empresas que transforman cereales y oleaginosos (menos de 360.000Tn. anuales); antes, tributaban 1,5%.

(Fuente: IARAF, Perfil)

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