EL CEREBRO DE LOS ELECTORES PROVINCIALES ESTARÍA ACTIVADO CASI EN IGUALDAD DE CONDICIONES DE HEMISFERIOS POR ARCIONI Y MENNA, Y UN PAR DE CÉNTIMOS ATRÁS GENERARÍA INTERES POR FUEYO. EL CORTEX POR CIUDAD Y LA PÉRDIDA DE BASTIONES POSIBLES. CÓMO LA EMOCIÓN REEMPLAZA A LA CONVICCIÓN, Y EL ANALISIS DE LOS ESTÍMULOS CEREBRALES A LAS ENCUESTAS

Neuroelecciones chubutenses

Por Trivia Demir

El desarrollo de las neurociencias ha permitido acceder a un gran campo de conocimientos sobre los procesos cerebrales que subyacen en la conducta y la toma de decisiones de las personas. A veces, decidir es simple; no hay mucho para pensar cuando, por ejemplo, vamos a comprar un abrelatas. Otras, el proceso es complejo y puede convertirse en una preocupación importante como cuando nos encontramos frente a elecciones.

Que le pasaría por la cabeza a los chubutenses

De acuerdo a las tendencias más confiables que se pudieron ir recabando sobre el ánimo público todo indicaría que Chubut también se subirá a la ola amarilla, más que con certezas, con una ficha de confianza a una realidad posible, existiendo por lo menos una centésimas de disputa entre el candidato de Cambiemos, Gustavo Menna y el vicegobernador Mariano Arcioni, referente del ChuPaTo. Mientras que por lo menos un par de puntos porcentuales abajo alcanzarían quienes abrazan la idea de llevar a Ricardo Fueyo, referente del Frente para la Victoria al Congreso de la Nación en representación de Chubut. Según los gurúes electorales, donde mejor le iría a Menna, paradójicamente sería en el bastión dasnevista que es Trelew, seguido de Comodoro Rivadavia. Mientras que a Arcioni le sumaría doblete en Esquel, bastión de Cambiemos, y mantendría muy buena perfomance, muy pareja en las demás ciudades, lo que en la sumatoria le alcanzaría para entrar al Congreso. Mientras que en el caso de Fueyo, todos los guarismos expondrían que fue una candidatura que no logró consolidar el declamado proyecto de la sumatoria peronista, que no es ningún pecado propio por cierto.

Territorio recuperado

Dicen los que saben, que el repunte de Cambiemos en la empinada nacional que va logrando desde las PASO a la fecha tiene que ver con una ficha de confianza que posee dos caras, una con la intentona de la salvación individual y otra con el argumento de el cambio colectivo.
Según el columnista Juan Pablo Djeredjian de LPO, “los números confirman que la elección en la provincia de Buenos Aires se definiría a favor de Esteban Bullrich. Si bien sobre la recta final de la campaña el gobierno salió a poner paños fríos sobre el clima triunfalista, en los casi 20 días desde el último corte que hizo el Observatorio de Encuestas a fines de septiembre, Cambiemos mantuvo e incluso amplió levemente la diferencia sobre Cristina Kirchner. Ninguna de las encuestas publicadas durante el mes de octubre ubicó a la ex presidenta por encima de Bullrich”. Esto permitiría inferir que nadie de los dedicados a sondear política está dispuesto, por más encargue que tenga, de arriesgar una patinada evidente que lo saque de mercado para la próxima elección.

La otra ciencia de la conducta electoral

Según Néstor Braidot, doctor y master en Neurobiología y Neurociencias Cognitivas, los estudios en neurociencias han demostrado que el conocimiento previo y la experiencia reorganizan los circuitos cerebrales y agilizan el proceso de toma de decisiones cuando éstas son complejas, y lo mismo sucede con los mecanismos emocionales, que son mucho más potentes de lo que se supone. En cualquier caso, el proceso de toma de decisiones pone en juego numerosos procesos cognitivos y emocionales que se activan por debajo del umbral de conciencia y entenderlos nos permite comprender cómo eligen los votantes cuando se encuentran frente a las urnas.
“Los avances de la ciencia nos llevan a querer saber más, investigar y comprender qué es lo que llevará a hombres y mujeres a decidir su voto y, fundamentalmente, a evaluar su grado de fidelidad y/o volatilidad con relación a un partido determinado y sus candidatos”, dice el experto.
A la vez que afirma que un poco más lejos de las encuestas, muchos políticos están interesados en incorporar nuevas técnicas para conocer a sus votantes y lograr mayor efectividad en sus estrategias. El interés por saber cómo funciona el cerebro de las personas a la hora de votar es cada vez mayor y cada vez más investigaciones revelan sus resultados en este sentido.

¿Los genes eligen?

Una de las que mejor responde a esta calificación revela que existen factores genéticos que influyen en las tendencias políticas de las personas, y ello se descubrió mediante estudios realizados con mellizos: es más frecuente que dos gemelos tengan la misma ideología que aquellos que no son gemelos, por lo tanto, concluyen los investigadores: los genes también influyen en el comportamiento del electorado. Como vemos, se pasó realmente del marketing masivo al marketing uno a uno y en el campo político esto no es una excepción: día a día se confirma la misma tendencia.
Lo relevante es que estos avances nos llevan a enriquecer el análisis que se hace habitualmente sobre el comportamiento de los votantes, ya que se ha comprobado que los registros emocionales de experiencias pasadas son los que rigen con mayor fuerza las respuestas en el presente, en otras palabras, que aún cuando el candidato sea joven y, digamos nuevo, para el electorado, el voto tendrá más que ver con lo que está almacenado en la memoria del individuo (por experiencias y/o asociaciones, incluso no conscientes), que con la evaluación actual de las propuestas que le acercan los distintos partidos.

La desideologización global

Para Braidot, no por casualidad el estudio sobre el funcionamiento del cerebro y su aplicación en política es altamente valorado. “En la época en que nos toca vivir, el comportamiento del electorado es uno de los más volátiles, esto es, podemos regresar de unas cortas vacaciones en las que hemos estado desconectados y encontrarnos con un panorama completamente diferente. Ello impone la necesidad de cambiar las metodologías que se han utilizado hasta el presente para investigarlo, comprenderlo y acercarle propuestas que respondan a sus expectativas, siempre que estas metodologías se utilicen en el marco de significaciones excluyentes, como las que imponen la ética y la democracia”, afirma el experto.

Fuentes: LPO, Cronista, Instituto Braidot, propias

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