EN CHUBUT, DAS NEVES FUE EL GRAN ELECTOR EN UNA CONTIENDA MAS DE UNA TRIGESTIÓN EN LA QUE PONE LA VIDA. EL DOLOR DE LA FINITUD AJENA Y EL VALOR DE LA MISIÓN PROPIA. LA GRAN BATALLA QUE FALTA Y LA TRANQUILIZADORA CERTEZA DE LA CONFIANZA PÚBLICA

Un triunfo épico

Por Trivia Demir

En las épocas en que los líderes combatían con alma y vida literalmente, todas las leyendas indefectiblemente han tenido protagonistas y cruzadas que han marcado el rumbo de las pasiones humanas y han sembrado de enseñanzas y pistas para sobrevivir a las mezquindades y honrar los sueños. Las épocas, las increíbles, las que han supervivido a la rala memoria se han devorado vidas, porque se alimentan de heroicidad y se vuelven eternas. La historia del mundo muestra que así son los procesos del renacimiento global, en el cual, son la mayoría los que esperan instructivos y solo un puñado los elegidos y capaces de efervecer lo propio en función de lo colectivo. El del domingo por eso, fue sin dudas “un triunfo épico” de Das Neves.
La frase fue del Comandanter, pero el sentimiento fue de todos. El ajustado triunfo pero valiosísimo que logró Chubut Para Todos en la Provincia en las elecciones legislativas fue fruto del esfuerzo y de la entrega del gobernador. La gente le dio su cuota de confianza y su apoyo, aún a sabiendas que está tremendamente acotado. El proceso por el cual el líder con exhaustas fuerzas consiguió una vez más ser el gran elector en Chubut fue un camino cabalmente espinoso y de absoluta entrega.
Tanta, que generó no pocas voces encontradas.
De hecho, así como estuvieron quienes derramaron su admiración por el esfuerzo y la entereza con el que estampó otro “Ganamos carajo!” , saltaron también los comentarios al ruedo de aquellos a quienes les ocasionó inquietud y hasta rechazo su estado de vulnerabilidad. Es la reacción más primaria de enfrentarse con la finitud, pero también la condición que provoca el acotar la confrontación de igual a igual. Con esta actitud de no rendirse y abrazar su rol y destino hasta el final, Das Neves pone la vara muy por encima.
Porque disentir con alguien que blande su lucha heroica y final es casi imposible. Y no es competencia desleal la muerte. Porqué y quién estaría en condiciones de interpelar algo a quien está entregando su propia vida al frente de la gestión pública? No hay aristas de donde descolgar un cuestionamiento de ningún tipo, excepto el tesón de mantener los brazos en alto y hacer revisar los propios valores.
Quien estaría en condiciones de pedirle al trigobernador que abandone el escritorio en su convalecencia y resigne la batalla final en cuarteles de invierno? Por ahora nadie. Aquellos que osaron insinuar un debate sobre su gravedad, hoy quedaron literalmente avergonzados en las urnas por la grandeza y generosidad de un grupo de electores que comprendió la importancia de ser agradecidos y consecuentes con un político que, como pocos, está ofreciendo sus más preciados días al pueblo.

La soledad del guerrero

Y si a esta altura alguien rozara argumentar que su esfuerzo guarda el interés de perpetuarse en el poder, también ahí le yerran. Nadie puede dudar que Das Neves no logro heredar antes la estructura ungiendo correctamente a un continuado de gestión, tanto como no lo puede hacer tampoco fácilmente ahora. Sencillamente porque Das Neves sabe que el liderazgo no es transfundible ni genético, por eso ni aún en esta desgraciada circunstancia donde día a día sabe que transita un sendero de ida, ha intentado ni querido empoderar a nadie.
En ese marco la del domingo fue una muestra más de que su intuición no se equivoca. Chubut Para Todos tiene certificado de existencia propio. El triunfo electoral confirmo varias cosas: que se viene una reformulación de la manera de hacer política, con menos militancia arreada y más convencimiento; el valor que va cobrando para los gobernados la pasión y el trabajo de quienes aspiran a un cargo, y que hay que cambiar lo que no funciona, pero no lo que viene dando resultados.
Así lo demostró una campaña más que austera, con escaso debate y sin tanto folclore activista.

La peor de las batallas

Mas allá de las reflexiones necesarias a la hora de los fuegos y tras el descanso luego de blandito las espadas, los propios y también los gobernados en Chubut sabemos que todavía falta lo peor, que es el momento en que el líder ya no esté en el frente de batalla. Esta probablemente es la peor de las encrucijadas que nos toca, y tras una elección donde quien ganó la contienda y se prepara para asumir su banca en el Congreso, es también el compañero de fórmula gobernante. Que debe hacer Arcioni? Asumir en el Congreso o resguardar el Ejecutivo?
La diatriba dicta precisamente que sea allí cuando la enorme boca de la urna sea escuchada e interpretada en proyección y con sabiduría. Que el equipo de gobierno comprenda la importancia del proceso que le ha tocado, que ponga en dimensión los riesgos que las cruzadas épicas posibles implican, o las fugas condenables que medirá el tiempo y la historia, y logre capitalizar el oxígeno y la fuerza que el propio Das Neves le inyectó con resto y consenso público cómodo a 2019, es el gran desafío para la soldadesca.
El viernes próximo está el primero de los grandes momentos para sopesar la resistencia verde que contuvo en territorio la ola amarilla nacional. Deberá ser con tono de esgrima calificada no de agresión callejera, deberá ser desde con vara y cayado de mago no de pastoreo. Será cuando las representaciones provinciales y sus gobernadores concurran a Olivos a reunirse con un presidente Mauricio Macri con plus y pase libre a 2023. De Chubut irán emisarios de un líder herido pero triunfante. Irán con la tristeza propia de la evidencia pero con la felicidad que percibe a los procesos. Y esperemos que hayan tomado nota de lo que el domingo nos enseñó Das Neves. Lo decía un erudito como Einstein si lo quieren con más eses y más teoría: “Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad». No lo olvidemos.

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