Por Trivia Demir

Mauricio Macri logró atar ayer posiblemente el nudo más importante de su corbata inexistente, pero que igual apretaba el oxígeno de maniobra política con el que venía gobernando estos casi dos años. Pudo imponer merced a las necesidades constantes y sonantes de todas las provincias, casi por unanimidad las reformas fiscales e impositivas que se enviarán al Congreso. Un hecho que nadie duda que se empezó a gestar tras la victoria legislativa de Cambiemos y con ello a producirse la inevitable debacle de la liga de los gobernadores del PJ y de aquellos que habían mantenido una sonora posición pseudo independentista, como fue el Chubut de Mario Das Neves.
Aquella liga de jefes provinciales en su mayoría peronistas que durante los últimos 20 años ganó buena parte de las pulseadas con el Poder Ejecutivo de turno, parece haber empezado a declinar afirma Di Natale desde Infobae tras la reunión donde Macri terminó de doblegar las autonomías federales. Nunca está nada dicho con el PJ en términos de control de poder. Pero en la práctica, el acuerdo que selló Macri y que logró ahogar algunos reclamos históricos de los gobernadores, empezó a resquebrajar la fortaleza que supieron tener en alianza con algunos partidos provinciales, como Chubut Somos Todos, entre otros.
«Hay que admitir que los tiempos cambiaron también para las provincias y que la liga de gobernadores del PJ que tuvo un fuerte poder en los años 90 ahora está diluida», admitió un mandatario peronista que ayer estuvo en la Casa Rosada y suscribió el acuerdo propuesto por el Presidente.

Foto rara

El aislamiento con que se sometió al acuerdo el gobernador de San Luis Adolfo Rodríguez Saá al no firmar y la mansedumbre con que muchos gobernadores aceptaron a regañadientes rubricar sus nombres hizo pensar seriamente que hay un pasaje de poderes que hasta ahora no se había visto en la Argentina. Está claro que Macri obtuvo una victoria con este acuerdo y lo trasladó en palabras: «Este es el punto de partida. Ahora las cosas se ponen sobre la mesa, la verdad es lo que vale», afirmó. Fue la síntesis para ilustrar un nuevo esquema de poder que se avecina.
Aquellos que hasta ayer se mostraban duros ante la propuesta de la Casa Rosada como Sergio Uñac (San Juan), Alicia Kirchner (Santa Cruz), Carlos Verna (la Pampa) o Lucía Corpacci (Catamarca) ayer tuvieron que aflojar ante una propuesta más que apetecible de parte del gobierno nacional: desistir de los millonarios juicios contra la Nación estimados en un monto global de 340.000 millones de pesos a recibir desde el año que viene una compensación por esas sumas. Por caso, Chubut se tuvo que sentar en esa mesa con la espada de Damocles perforándole la sesera ante el solo hecho de que se avecinan en horas nomás, vencimientos de endeudamientos y otras yerbas que sumarían entre 500 y 300 millones que juntos podrían insinuar la mala palabra de `default´ en boca de cualquiera, de no haber aceptado apretar la mano amiga que tendió Mauricio.
«Como abogada les puedo decir que es mejor un buen arreglo que un mal y extenso juicio», dijo la gobernadora de Tierra del Fuego, la peronista Rosana Bertone, poniéndole paños de resignación al caso.
Sea como sea, no quedaron márgenes, más allá del separatista Rodríguez Saá, para que los gobernadores rechacen esta propuesta oficial. Un agregado a esto: el gobierno nacional se comprometió a financiar los déficit de las cajas previsionales no transferidas al Estado nacional. Imposible para las provincias rechazar esta oferta de lo que el gobernador de Misiones, Hugo Passalacqua, definió como «un momento único y un acuerdo histórico que no pudimos desaprovechar».

El combo de Macri llegó también de la mano de María Eugenia Vidal que, a cambio de desistir del juicio que está en la Corte Suprema por el Fondo de Reparación Histórico del Conurbano, la mandataria bonaerense aceptó un programa gradual de giro de fondos por $40.000 millones en el 2018 y $65.000 millones en el 2019. De hecho, es todo ganancia, ante el escueto escenario que tenía.
Todo este paquete estuvo acompañado por una decisión del Gobierno de dar marcha atrás con el aumento al gravamen del vino, las gaseosas y una baja de los impuestos en productos electrónicos. «Hay que entender que esto no es un toma y daca. Se trabajó en consenso por el bien de todos», dijo el jefe de Gabinete al desmenuzar la estrategia seguida por la Casa Rosada ante los gobernadores.

El principio del fin

Dicen que un legendario diputado del PJ, que fue quien manejó su provincia en la edad de oro de la liga de gobernadores, admitió que en «gran medida» la debacle de ese grupo poderoso de mandatarios peronistas de otros tiempos empezó a verse en las recientes elecciones legislativas donde Cambiemos se quedó con la mayor porción electoral del país: Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Capital y Entre Ríos.
La debacle de este grupo de mandatarios quedó en evidencia cuando dos de ellos que perdieron en octubre, Juan Schiaretti (Córdoba) y Juan Manuel Urtubey (Salta), habían tomado la batuta. «Nadie puede manejar una liga del PJ si en su propio distrito perdió», dijo un gobernador «amigo» de los peronistas, según reporta Infobae.
Aquella liga de gobernadores del PJ fue la que llevó a Néstor Kirchner al poder en el 2003 y que les dio fuerzas a varios mandatarios para sumarse luego al proyecto kirchnerista posterior. Hoy ya no queda siquiera el poder de fuego del Consejo Federal de Inversiones (CFI), donde hizo pie. Su director, el sanjuanino Juan José Ciácera, está acechado por la Casa Rosada y a punto de retirarse luego de 30 años en la cúspide.
En el caso de Chubut, con el fallecimiento del líder más fuerte que tuvo la provincia en términos de espadeos con el poder central, que fue Mario das Neves, otro es el escenario para Mariano Arcioni que lleva menos de un mes ocupando el sillón principal de Fontana 50. Pese al mérito de sostener las banderas históricas, es un secreto a voces que el
escribano no va solamente a refrendar y firmar viejas consignas, si es que quiere sostenerse los dos años que se avecinan con proyección política, aunque sea para liderar la intendencia de Comodoro Rivadavia, que fue en su momento su máxima aspiración.

Las intendencias dan un paso al frente

Hacia adelante, es cierto que el poder ahora podrá pasar, como lo admitieron varios mandatarios peronistas, a manos de los intendentes del conurbano bonaerense o de otros distritos. En gran medida este es el poder que aún retiene Cristina Kirchner con su 35% de votos. Algo de esto olfateó el intendente de Santa Fe, el radical José Corral, cuando en una charla sobre Ciudades Globales 2030 organizada por el gobierno porteño dijo abiertamente: «En adelante los gobernadores y la Casa Rosada tendrán que sentarnos a negociar a los intendentes en la mesa con los gobernadores, ya que somos los que recargamos con buena parte de los reclamos de la ciudadanía y de la recaudación». La mención fue aplaudida a rabiar por el público y por el intendente de Luján de Cuyo, Omar de Marchi, que exponía a su lado. Lo miraban también en el escenario con picardía el intendente de Tres de Febrero, Diego Valenzuela, y el secretario de Relaciones Internacionales del gobierno porteño, Fernado Straface.

Como buen Sastre, cose y ata prolijo

Por casa, la tendencia que viene sobre el protagonismo de aquellos intendentes que puedan gestionar por las suyas con el poder central quedó refrendado si se quiere por una operación tan burda como evidente. Y rondó sobre el alcalde que más protagonismo fue tomando en el último año en Balcarce 50, que es Ricardo Sastre de Puerto Madryn. Un pecadillo de autonomía que la construcción PRO no le perdona. Ayer, un pedido de informes de los concejales del FPV-PJ pero paradójicamente acompañado por el único edil del PRO, Claudio Tortoriello, intimando al Ejecutivo a que en diez días detalle las gestiones en Nación por obras, deja en evidencia las ganas de limar el vínculo directo que el Intendente ha estado cultivando con la alianza Cambiemos nacional en términos de gestión. Por supuesto el escrito con las firmas voló a Buenos Aires más rápido que volando, exponiendo las incongruencias con las que se manejan sus presuntos propios, mientras la documental con las más de 30 gestiones realizadas `por sistema´ y con registro, se apilaban en una oficina listas para dejar en rídículo la `operación límites´ que pretenden imponer los concejales que juegan a la política.
Para los que no entienden, los observadores finos indican que guste o no, es probable que de ahora en más la liga de gobernadores díscolos tome otra forma o que se traslade al poder de los jefes comunales con una tendencia más dialoguista y sin tanto intermediario. Lo cierto es que con el acuerdo firmado ayer por Macri empezó un giro en la historia de esa liga de mandatarios populista, muchas veces exitosos a costa de los votos que les garantizaban sus intendencias, que ya empezaron a despedirse del poder de otras épocas.

Fuentes: MI, LPO, Infobae, NA, propias