CREER O REVENTAR

Buscarán los minerales del futuro… en la Luna

En el eslogan de Donald Trump en campaña, aquello de “America First” (“América Primero”), también se incluía la Luna. O la carrera espacial, que no es lo mismo pero es igual, como diría el cantautor Silvio Rodríguez. La Administración del presidente republicano anunció ayer por la mañana que firmará el llamado Space Policy Directive 1, una orden enfocada en la NASA para devolver a astronautas estadounidenses a la Luna «y finalmente a Marte», aunque suene más a odisea espacial y a horizonte lejano.
Así lo confirmó Hogan Gidley, portavoz adjunto de la Casa Blanca, indicando que la jugada de Trump está basada en recomendaciones del Consejo Nacional Espacial. «[Trump] cambiará nuestra política espacial para ayudar a América a convertirse en la principal fuerza en la industria espacial, obtener nuevos conocimientos del cosmos y desarrollar una increíble nueva tecnología», afirmó en un comunicado.Nada de China, que es lo que algunos analistas mencionaron de inmediato al conocer la noticia.

China, superpotencia estelar

Trump, tan dado a los alardes de fuerza y a su discurso neoimperialista, no quiere que el gigante asiático le tome también la delantera en ese aspecto. Ya es el principal consumidor de entretenimiento a nivel mundial, con la balanza comercial claramente del lado del régimen comunista y en el horizonte, cada vez más cercano, el pasar a ser la principal economía del planeta.
En junio de este año, Pekín anunció que estaba trabajando en enviar su primer astronauta a la Luna, el último capítulo como parte de la ambiciosa agenda espacial china. De momento se sabe que se están dando los primeros pasos para lograr el objetivo después de que a finales de 2013 completara un aterrizaje lunar con la nave Chang’e-3.Una década antes, en 2003, China se sumó a la lista de los países que logró enviar a un hombre al espacio con su propio cohete tras los logros de la Unión Soviética y Estados Unidos. Es parte de la clara estrategia del presidente Xi Jinping, que ha dejado claro que para su gobierno es vital convertirse en una superpotencia espacial.
El presidente lo sabe y por eso le ha hecho hueco al asunto en su peculiar agenda. En julio de este año, firmó una orden para recuperar el Consejo Nacional del Espacio. Por cierto que el evento tuvo como ilustre asistente a Buzz Aldrin, el segundo ser humano en poner un pie en la superficie lunar.

Recuperar la carrera espacial

Con aquella misión en julio de 1969, en la que viajaba Neil Armstrong, EEUU dio un paso histórico en la guerra espacial que mantuvo con los soviéticos durante la Guerra Fría. Los estadounidenses dejaron de enviar hombres a la Luna en 1972, siendo Eugene Cernan el último en poner un pie en la superficie lunar. Pero ahora Trump quiere recuperar esa carrera hacia el espacio, no sólo por el ego antes mencionado, sino por el inmenso negocio que hay detrás, una industria multimillonaria en la que habría cabida para estaciones espaciales privatizadas y multitud de misiones para ciudadanos de a pie.En ese ámbito, el del turismo y la exploración espacial, andan hace tiempo metidos grandes capos de Sillicon Valley como Jeff Bezos, el dueño de Amazon, o Elon Musk, fundador de Tesla.»Es una gran lucha», indicó Robert Walker, ex republicano en el Congreso y el hombre que perfiló el plan espacial de Trump.
«Hay billones de dólares en juego. Podría ser una fuente inagotable de empleos de alto perfil y una forma de apuntarse un tanto para el empresario neoyorquino. Quien sabe si también otro ámbito donde plantar sus tentáculos cuando su esperpéntico discurrir por la Casa Blanca toque a su fin.

Fuente: El Mundo – Ciencia

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