HISTORIAS CURIOSAS PARA CONTAR EN DÍAS DE LLUVIA

¿Cuánto sabe usted del mundo?

Por Javier Arias
javierarias@eldigito.com

Bueno, o todo es una gran estratagema de los fabricantes de indumentaria o efectivamente nuestras tías, esas que viven diciendo “qué tiempo loco” tienen razón. Uno ya no sabe qué ponerse cuando está a punto de salir de la casa. Es inútil tratar de desentrañar las predicciones metereológicas cual oráculo griego porque últimamente, para evitar seguir pifiándole fiero, tiran especulaciones tan amplias que bien podríamos vivir en un submarino que sería lo mismo. Así que un sale casi emponchado a la mañana, se empieza a sacar capas por la tarde, termina medio en tarlipes al anochecer y vuelta a ponerse encima la bufanda cuando cae la noche. Así no va, le digo, así no va.
Y como estoy casi seguro que esto va para peor, mejor vayámonos acostumbrando a los embates del clima y hagamos como los cartagineses, que cuando el enemigo era más fuerte, se unían a ellos. ¿Cómo? ¿Qué no eran los cartagineses? ¡Y a quién le importa! La cosa es que lo mejor va a ser empezar a comprender de qué la va este mundo antes de sucumbir directamente a sus caprichos.
Para empezar, le voy a dejar algunos datos, que si bien no lograrán que en una página aprehenda los principios que regulan el movimiento astrológico por lo menos va a tener tema para cuando finalmente se engripe y no haya nada en la tele para ver.
Arranquemos con una pregunta corta y fácil, querido lector, ¿tiene idea de cuál es el lugar más caliente de la Tierra? No, no es su oficina, aunque sus superiores se emperren en lograrlo, es el Valle de la Muerte, en California, pero el récord lo siguen teniendo los libios, con un amedrentante 57.8º C del 13 de septiembre de 1922 en El Azizia, y después nos quejamos del viento norte nosotros.
Pero antes que nos deshidratemos de sólo leer le cuento que el lugar más frío del planeta es Vostok, en la Antártida, donde el termómetro llegó a marcar -89º C el 21 de Julio de 1983.
Pero dejemos por unos minutos las temperaturas, que ya me siento inmerso en una cámara de pasteurización y dígame si esta pregunta no conlleva el éxito en cualquier conversación que se precie: ¿Pueden flotar las rocas?
Vamos, sin pensar, que, si piensa la saca, sí, existen ciertos tipos de piedra pómez, producidas por la violenta separación del gas a partir de la lava en una erupción volcánica, llamadas también piedras “espumosas”, según los geólogos algunas de estas pueden flotar.
Y siguiendo con las rocas, ¿pueden llegar a crecer?
Obviamente ya le encontró el truquito al juego y no va a contestar que no, pero ¿cuáles son las piedras que crecen? ¡Já! ¡Lo agarré! Ciertas rocas llamadas cortezas de ferro-manganeso crecen en montañas bajo el mar. Las cortezas se forman por la lenta precipitación de material en suspensión en el agua marina, y crecen aproximadamente 1 milímetro cada millón de años. Convengamos que debe ser bastante aburrido cotejar el hecho.
Está terminando la primavera madrynense y con ella, todos esperamos, se terminen también estos días que más que aire respiramos una mezcla extraña de calcáreo y polvo, que vaya uno a saber de dónde viene, o sea ¿a qué distancia puede arrastrar el viento el polvo común? Y aunque usted no lo crea hay gente que se dedicó a estudiar ese efecto y encontrar una respuesta. En 1999 un estudio mostró que el polvo africano consigue alcanzar las costas de Florida y efectivamente contribuye a que el aire en dicho estado sobrepase el nivel de calidad mínima exigida por la Agencia de Protección del Medioambiente de los Estados Unidos. El polvo es impulsado por los potentes vientos del norte de África y transportado a una altitud de 6.100 metros, donde es capturado por los vientos transoceánicos. De igual forma el polvo de China encuentra también su camino a Norte América. En otras palabras, tenga cuidado, que si barre con fuerza en una de esas le llena la cara de tierra a un somalí.
Y para ir terminando, me imagino que ya debe haber escuchado por todos lados el tema de efecto invernadero, el agujero en la capa de ozono y los desastres que se avecinan por el calentamiento global, pero ¿si le digo que todo eso también está afectando la forma misma de la Tierra qué me dice? Es que a la remanida pregunta colombina de si es esférico nuestro planeta y que desde chicos nos enseñaron a responder con un casi, por el achatamiento en los polos, dentro de un tiempo parece que vamos a tener que sacar el casi y decir directamente que vivimos en una pelota de rugby. Es que, si bien hace siglos que el achatamiento se iba reduciendo, ahora, de repente, está creciendo. La culpa de este aumento en la circunferencia ecuatorial se la achacan al deshielo acelerado de los glaciares terrestres. Y después dicen que comer hielo no engorda.

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