LOS DIPUTADOS POSTERGARON TODO TRATAMIENTO HASTA EL AÑO QUE VIENE POR FALTA DE `GARANTÍAS, CONSENSOS E INFORMACIÓN´. LA COYUNTURA, ENTRE EL DESCUENTO TEMPORAL DEL EJECUTIVO Y LOS VENCIMIENTOS QUE NO PERDONAN

Si te he visto, no me acuerdo

Por Juana de Arco*

“No hay garantías”, esa es la sentencia azarosa con la que la comisión de receso de la Honorable, argumentó ayer suspender por segunda vez el llamado a Extraordinarias que ya venía de garpe y que se había invocado nuevamente para el 26. Con lo que se decretó lisa y llanamente que el parto político de esta natividad, viene de nalgas y literalmente con cordón al cuello.
De hecho ya se sabía que el paquete de medidas del Ejecutivo como el Pacto Fiscal y la Emergencia Económica no se iban a tratar por falta de acompañamiento. Los temas planteados eran el Presupuesto, las emergencias en servicios públicos y anestesistas; el nuevo esquema tributario para comunas rurales, la exclusión de impuestos a los sellos en el plan Pro.Cre.Ar y una ley de compactación de chatarra para vehículos. Pero todo pasó para 2018. Los desmanes que se vivieron al inicio de este mes y las amenazas detectadas en la Casa de las Leyes, más el latente conflicto con Apel, aportaron para la suspensión.
Cualquier precipitado podría intentar endilgar a los legisladores el poco esfuerzo para empujar a debate el frondoso prontuario con formato de agenda recargada que se intenta ingresar antes que el 2017 de las doce campanadas, y el príncipe se convierta en sapo, si no aparece la guita de los sueldos de diciembre, como pasaría hasta hoy. Pero lejos está de ser un trámite express tan fácil ni aceitado, más allá de lo que pueda entenderse por “falta de garantías” y de la urbana leyenda sobre el notable apego al símbolo de valor nulo que puedan tener algunos de nuestros parlamentarios.
De hecho, según la real academia “una garantía es sinónimo de respaldo, es la protección que se brinda cuando se adquiere algo”. Pero también “una garantía es un contrato (sic) mediante el cual se pretende dotar de una mayor seguridad al cumplimiento de un pago”. Etimologizado el desenlace del empantanamiento legislativo habría que analizar quién/es ejecutivamente debían ofrecerles estas “garantías” y porque no lo hicieron.
El atranque se produjo cuando la comisión votó en contra de sesionar por cuatro contundentes votos de los diputados Alejandra Marcilla (FPV), Alfredo Di Fillipo (Convergencia), Leandro Espinosa (Agrupaciones Peronistas) y Manuel Pagliaroni (Cambiemos), respecto a uno a favor del oficialista Jeronimo García (CHST). El argumento formal fue que los temas relevantes que se pretendían definir “no cuentan con los consensos ni la información necesaria que se requiere”, y que tales medidas necesitarían “más trabajo, más convocatoria no solo con el Legislativo, sino con el sector gremial, empresarial y los señores intendentes (sic)”.

No hay negociación

El mensaje fue claro y directo al corazón de la nueva estructura Ejecutiva que no logra aún hablar el idioma del acuerdismo político pero intentó en un mes escribir un libro denominado “Acuerdo Ciudadano”. Un título a esta altura de las circunstancias que resulta tan ambicioso como sugestivo. Porque un acuerdo pasa por el corazón de las convicciones, o directamente por ventanilla. El manual chubutano no estaría pulsando ni una ni otra diligencia en casi ninguno de los segmentos del universo territorial que pretende pivotear.
Ya lo decía un adelantado sobre ruedas como Henry Ford:»Reunirse es un comienzo, permanecer es el progreso, y trabajar juntos es el éxito». Está bien que las empresarias, suelen ser recetas caseras, pero por eso mismo sustanciosas para empezar al tiempo de negociar. Y se sabe que el ejercicio del poder es en definitiva nada más ni nada menos que un juego de negociaciones.

Cambio de reglas

Según las versiones recurrentes que rodearon estos fracasos de negociaciones en que derivó la suspensión de sesiones legislativas en Chubut, no habría consensos, porque no ha habido reuniones, pero tampoco hubo claridad de antagonismos, por lo que difícilmente puede haber entendimiento.
La ciencia de la política expresa claramente que no es una mala palabra. “Negociación es una versión especializada y formal de la resolución de conflictos empleada con mayor frecuencia cuando las cuestiones importantes deben ser acordadas. La negociación es necesaria cuando una de las partes requiere el consentimiento de la otra parte para lograr su objetivo. El objetivo de la negociación es la construcción de un entorno compartido que lleva a la confianza a largo plazo e implica a menudo un tercero, neutral para eliminar los temas de las emociones y mantener a los individuos concentrados. Es un poderoso método para la resolución de conflictos y requiere habilidad y experiencia”. El emérito William Zartman (con lo que otra vez nos acercamos a África en menos de dos días) define la negociación como «un proceso de combinación de posiciones en conflicto en una posición común, en una regla de decisión de unanimidad, un fenómeno en el que el resultado es determinado por el proceso.»

Alucinaciones del poder

Y acá aparece lo interesante, ya que el proceso de construcción de consensos provincial es el que emerge absolutamente descafeinado y desmembrado en términos de poder, tras estos aconteceres. Un resultado tal vez inevitable en el marco de un post liderazgo fortísimo, pero no por eso menos señalable. Nos pasó anteriormente con Martín Buzzi, y nos pasaría ahora con otro comodorense amigable como Mariano Arcioni, salvando las diferencias de lealtades. Para los entendidos, sobran operadores diestros, y faltan negociadores, tanto como cumpli-mientos.
El protagonismo que cobró la diputada nacional que ocupó la banca por renuncia de Arcioni, por no haber votado ni a favor ni en contra, explicando cómo decidió relegar sus profundas convicciones debido a una intimidación de whatsapp, expuso si se quiere una peligrosa inocentada operativa en términos políticos, y le hizo mucho mal al propio Gobernador que ayer mismo tuvo que sentarse con Rogelio Frigerio a dar fe de su buena fe sobrellevando el fiasco.
Es que el poder mal entendido que podría ejercer un entorno apurado, se transforma en mando, aunque se certifique lo contrario. Del mismo modo que cuando se promueve un acuerdo que posee un solo interlocutor, se invisibiliza a todas las demás posiciones y actores. La estrategia es buena, porque al negar el frontón, se impide el rebote acalorado, pero no significa que por eso los jugadores entren al partido.
La primera consecuencia que comenzó a provocar esta ampliación de cancha, fue que ayer mismo el Ejecutivo confirmó el depósito de aguinaldos para mañana sábado, antes de que Santa salga de compras. Allí al efecto que produjo la dilación de los legisladores, se sumó una medida gremial que ayudó a entender los tiempos. Un mensaje similar surgiría de la nueva fecha donde se volvería a intentar el aval legislativo, que sería el 9 de enero, bien posterior al pago de sueldos de diciembre y a la pasada de los Magos.
La otra cosa que dejó en evidencia y además explícita el acta 02/2017 es que hoy el oficialismo no puede especular con una mayoría vocacional matemática, ni adentro, ni afuera del recinto. Los acuerdos a labrarse requerirán de más diálogo, perspectiva y menos `tasa psicológica de descuento del tiempo´. Porque también al decir del bueno de Henry, «la visión sin la ejecución, solo es una alucinación» después de todo.

*Soy Juana de Arco, amiga de Juan de la Sota, fiel del Furia, seguidora de la Sombraonline y ceniza de tantos…

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