DESMONTANDO FALSOS MITOS DEL REINO ANIMAL

Animalito e´ dios

Nuestro día a día está plagado de falsos mitos que, de tanto repetirlos, hemos tomado como verdad. Pasan los años y nadie dice lo contrario, así que los creemos a pies juntillas. Pero es momento de desmotar esos falsos mitos. En esa línea de acción, los expertos nos cuentan la verdad sobre algunas cuestiones sobre los animales que creemos ciertas y no lo son.

Mito: Los avestruces son cobardes

Siempre se ha dicho que los avestruces meten la cabeza en un agujero cuando se sienten en peligro. Es su forma de creer que están escondidos y que nadie los ve. Gran parte de culpa de que esto se haya convertido en leyenda urbana la tienen los dibujos animados, que nos han hecho creerlo. Pero realmente los avestruces sitúan su cabeza a ras de suelo para tratar de despistar a sus depredadores haciéndoles creer que en realidad son arbustos. Y cuando ven que el peligro es inminente echan a correr. Algo lógico teniendo en cuenta que alcanzan velocidades de hasta los 70 kilómetros por hora.

Mito: Los camellos almacenan agua en sus jorobas

Las jorobas de los camellos y de los dromedarios guardan en realidad grasa, que les ayuda a estar mucho tiempo sin comer (hasta tres semanas). El agua se almacena en su torrente sanguíneo.

Mito: Un año en un perro equivale a siete años de persona

Es difícil asegurar una cifra exacta teniendo en cuenta que cada raza de perro es distinta. La equivalencia media podría situarse en 6’1 años, pero varía desde los cuatro años de las razas más pequeñas hasta los trece años de las más grandes.

Mito: El camaleón cambia de color para mimetizarse con el entorno

Aunque siempre se nos ha dicho que el camaleón se camufla cambiando de color, lo cierto es que más que para protegerse de las amenazas lo hace más para mostrar su estado de salud, el humor o la temperatura que tengan. De esta forma, hay especies de camaleón que se ponen amarillos si se enfadan. Hay otros que se ponen blancos para mantener el calor o negros para luchar contra el frío (para reflejar o absorber la luz del sol). Y camaleones que adquieren colores brillantes para llamar la atención de las hembras.

Mito: Los toros reaccionan al ver el color rojo

Realmente los toros sólo son capaces de distinguir unos cuantos colores. Cuando los torero les llaman lo que les atrae es el movimiento del capote, no el color rojo del mismo (utilizado para disimular la sangre).

Mito: A los ratones les encanta el queso

En los dibujos animados, el queso es como la cocaína para los ratones. Los ratones son capaces de enfrentarse a gatos durante cientos de episodios simplemente para probar una migaja de queso. En la vida real, sin embargo, los ratones prefieren alimentos con cierta concentración de azúcar, como fruta o grano. Además, su buen olfato hace que los intensos aromas que emiten los quesos les resulten un poco repelentes.

Así se desmontan algunos mitos en torno a los animales, que tampoco es cierto que sean buenos por naturaleza, porque al igual que entre los humanos, existen prácticas de abuso y maltrato entre algunas especies, aunque ninguna tan cruel como el humano.

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