UN `FEHLLEISTUNGEN´ DE MARIANO DESATÓ EL PÁNICO EN LOS MERCADOS FINANCIEROS. UNA CONTROVERSIAL SEMANA PARA DEJAR ATRÁS: EN SIETE DÍAS, CHUBUT CIMBRONÓ DE RUSIA A WALLSTREET, Y LE FUE PINCHANDO EL GLOBO A MACRI CASI SIN QUERER

El Lapsus y la verdad

Por Trivia Demir

No es lo mismo decir Andalucía que «Lucía anda». Ni acá tenemos una ración de ave, que “abe-rración”…. En fin, más allá de las bromas, el peso de un vocablo puede ser lapidario, y más saliendo de boca de quien cumple un rol político clave.
Como si faltara algo al surrealista escenario chubutano, ayer, por una palabrita nomás, hicimos temblar los mercados financieros nacionales e internacionales, protagonizamos uno de los papelones más caros (10 dólares por chicana) de la historia provincial, y pusimos en crisis a todo el arco de provincias hermanas que dependen de transacciones similares. ¿Y cómo sucedió esto?
Fue porque el Gobierno dijo que quería «reestructurar» la deuda en vez de «refinanciarla». La información llegó fuerte y clara desde los estamentos oficiales a las redacciones, presuntamente pasó todos los visados ministeriales específicos, trasvasó el Comando Central y fluyó por los rotores de posicionamiento por todo el territorio, y una vez emitida por los diarios y sitios digitales que por supuesto confían ciegamente en lo que el propio Gobernador asevera, a última hora del jueves estalló la ola de pánico.

Reguero de pólvora

El alerta llegó a la noche desde la agencia Bloomberg, y no tardó en propagarse por el ciberespacio interesado, más allá de los esfuerzos de Fontana 50 por contener la espantada.
“Caen los bonos de Chubut después de una metida de pata del gobernador” tituló sin serif el resonante Clarín a primera hora. Mientras que le agregó una vuelta de tuerca, no sin menos anestesia el especializado Infobae: “Chubut buscará refinanciar y no `reestructurar´ su deuda”, explicando a la par que “Los títulos en dólares de la provincia se desplomaron 6% por una declaración del gobernador interino (sic). En el mercado financiero descartan la posibilidad de un canje de deuda”.
Ante el desparramo en la redes, los más corrieron a chequear el término pudiendo comprobar que efectivamente el escribano Mariano Arcioni el 24 de enero emitió declaraciones que fueron transcriptas por todos los medios regionales donde afirmaba en reiteradas oportunidades: “se está pidiendo en realidad una restructuración (sic) de deuda porque estamos pagando cerca del 9% y tenemos la posibilidad de pagar una tasa del 5% con tres años de gracia”. “Para eso es el bono, no es para endeudarnos más”, recalcó el mandatario y pidió que “tratemos de informarnos bien y no darles micrófono a los que no lo tienen que tener, o los que tienen un desconocimiento total del tema”.
Explicó además que “dentro de la Ley de Emergencia hay un artículo por el cual autoriza a la Provincia a renegociar la deuda bajo mejores condiciones. No a pedir más deuda, porque yo no quiero endeudar más a la provincia, sí quiero renegociar”. Por eso sostuvo que “lo que estamos pidiendo es que la Legislatura nos autorice a negociar, bajo mejores condiciones, una restructuración (sic) de deuda, no pedir una nueva”.

No aclaremos, que oscurece

Y si a la mañana el hervidero fue apaciguado en alguna medida por el ministro de Economía, Pablo Oca, quien fue el único funcionario en salir a ponerle el pecho político a la balacera, explicando que se trató de una confusión de término, para el mediodía las llamaradas se iban reencendiendo desde la pluma del economista Guillermo Laborda, quien desde LaPoliticaOnline estampó “Chubut enciende alarmas por las deudas provinciales”.
Explicando en una extensa columna económica donde analizaba a la par de la evolución del dólar y la estrategia económica nacional que “La reestructuración de la deuda de Chubut alarmó a Wall Street. Las otras provincias en la mira.
La diferencia entre las palabras `refinanciar´ y ´reestructurar´ es sustancial cuando se habla de la deuda. Para el gobernador Arcioni, que se hizo cargo tras la muerte de Mario Das Neves, eran lo mismo. Habló de `reestructurar´, asimilable a ingresar en un default, y gatilló una caída de casi 10 dólares en los papeles de Chubut emitidos hace pocos meses. Arrastró en el poscierre al resto de los papeles provinciales. Rápidamente debieron salir a aclarar los dichos. El daño estaba hecho”, estampó Laborda, cuya primera línea dejó pensando en muletillas conocidas: “El que avisa no traiciona”, fue la rara frase del comienzo.
Con narrativa incisiva, detalló el ex director de redacción de Ambito Financiero: “Llamados de inversores del exterior atestaron mesas locales preguntando por la provincia argentina que ingresaba en default. Más allá del diferente significado de las palabras y del blooper del gobernador de Chubut (sic), queda el interrogante sobre la deuda de las provincias y su capacidad de renovarlas. Basta recordar las emisiones de Jujuy, Chaco, La Rioja con números fiscales poco sólidos por cierto. De fondo, el interrogante saliente: ¿qué hará el gobierno nacional si una provincia amenaza entrar en default? ¿La rescatará? Incidirá obviamente si esa provincia es gobernada por Cambiemos o no, pero es un tema a futuro a tener en consideración. Chubut es una muestra”, reflexionó, entendiéndose un poco más la frase del arranque en tren de metamensajes.

Una grieta amarilla

La desmaña ocasionó ciertamente un ruido doloroso en todas las demás provincias que han tomado o deberán emitir deuda. Con estos sustos, difícilmente el mercado por buen tiempo ponga fichas en provincias con riesgos inminentes. Ni hablar de la necesidad urgente que tenía Chubut de “renegociar” deuda a tres años como modo de superar la crisis y las dificultades para el pago de los vencimientos. Con este ruidoso desenlace costará bastante desandar la percepción ocasionada. Para el presidente Macri que anda por el mundo tratando de vender un país pum para arriba, no habría sido un dato menor el alud financiero internacional que le desató Arcioni vinculado precisamente a endeudamientos, un tema por el que el Presidente ya fue advertido por el FMI por estos días.
Y hay que decirlo, en dos días casi consecutivos, fue precisamente Chubut el que le pinchó el globo amarillo de las expectativas con posicionamientos controversiales. Primero por declaraciones del ministro Mammarelli donde advirtió que Chubut no fue notificada del Memorandum de Entendimiento con Rusia que firmaron los presidentes Putin y Macri, para la posible explotación de uranio y que la que decide es la Provincia, palabras más menos. Y luego, en momentos donde el líder de Cambiemos trata de mostrar credibilidad en Davos para atraer inversiones y financiamiento, con el error de Arcioni que se interpretó como una de las primeras provincias en reconocer su entrada en default. Un reguero de pólvora poco oportuno. La pregunta del millón, es si esta aciaga semana que termina ¿traerá consecuencias en la relación Nación-Provincia? Vaya uno a saber. Por lo pronto, al cierre de los mercados ayer, los bonos de la Provincia de Chubut al 2026 bajaron casi 10 dólares.

A leer el lapsus

¿Quién nunca se ha equivocado mientras hablaba y ha confundido una palabra por otra? ¿Se trata solo de un error o ese descuido indica algo más profundo a nivel psicológico? Se estima que por cada 1.000 palabras dichas, cometemos uno o dos errores. Si tenemos en cuenta que el ritmo medio de expresión es de 150 palabras por minuto, se produciría un error cada siete minutos de conversación continua.
Rudolf Meringer, tiene una explicación para estos deslices. Según este filólogo, los errores lingüísticos serían simplemente unas cáscaras de banana en el camino de la oración, sencillos cambios accidentales de las unidades lingüísticas, ni más ni menos.
Pero Freud que quien bautizó hace más de un siglo estas «metidas de pata» con el nombre impronunciable de “fehlleistungen” (en español sería actos erróneos). El adelantado de Sigmund, consideraba que se trataba de un pensamiento, necesidad o deseo inconsciente que se revelaba de esta forma, a través del discurso. Así, el lapsus freudiano se invoca para explicar las patinadas de este tipo, obviamente, que dice, no son para nada casuales, sino una expresión de una necesidad latente. Después de todo, aunque no haya querido ni pueda decirlo el Gobernador a viva voz, que Chubut está muy complicada, por no decir casi quebrada, no es ningún desacierto. A veces, las cosas se precipitan por algo, no?

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