ESCRITOS DEL NUEVO TERRITORIO

Grito rebelde

Por Alejandro Lodes

Pateaba las calles fumando un cigarrillo, hasta que me encontré en la entrada de ese misterioso lugar con un cartel de “banda en vivo”. Los ruidos rockeros me invitaron a pasar, y mientras me acomodaba en la barra totalmente alienado comencé a disfrutarte a la distancia.

Saltabas con locura en esta noche obscura, mientras bailabas sola como si nada te importara y no tuvieras nada que perder. Te acercaste a la barra, me miraste con una sonrisa y me dejaste impactado. Intenté hablarte pero un nudo en mi garganta impedía mis palabras.

Bienvenido al mundo donde la plata es lo único que vale para esta gente” – Dijiste arrojando unos billetes sobre la barra pidiendo otro trago. “Pero no importa, vamos a divertirnos” – Agarraste mi mano, me arrastraste hasta el medio de la pista y comenzamos a saltar.

Es una ciudad llena de extraños y un verano caluroso. No te olvides que aún somos jóvenes!” – Pude interpretar en tus labios y lleno de alegría seguí saltando a más no poder. Tanto tiempo había pasado desde que no sentía estas emociones.

Es un buen día para empezar de nuevo, ¿no?” – Dije a tu oído esperando que lo escuches, pero tus ojos se apartaron y miraron a la banda de nuevo con una sonrisa enorme. No supe cómo interpretarlo pero me relajé… eran mis primeras palabras.

Era la medianoche otra vez y con un grito desaforado ella gritaba “Otra más, más, más!”- levantando su puño derecho al aire. No podía creerlo: La chica de mis sueños, la mejor música y yo totalmente liberado.

Tuve que parar de saltar, ya no me sentía el niño de los viejos tiempos y aparté la vista por un segundo para respirar profundamente, mientras sin quererlo te perdí. La tristeza me comenzaba a invadir, pero con tus ojos en mi mente y sin un rostro para recordarte lo logré.

Ya pasada la medianoche esperaba el momento justo en que las luces se apagaran, para cumplir mi fantasía de besarte. Comenzaron a tocar una balada rockera, bajaron las luces y mientras el público con sus encendedores iluminaba me decidí.

Nunca debí hacerlo, me frenó con sus brazos y su cara lo dijo todo. El mundo se detuvo, yo me hundía en picada y mis pensamientos no paraban de suplicar “Que alguien me agarre mientras caigo”.

Entonces me di cuenta de que no le había dicho que me estaba enamorando, que no quería ser sólo su amante. Quizás me había malinterpretado. Pero ya era tarde, entre el tumulto de la gente se inicia una pelea y mientras el piano suena a más no poder tenía que arreglar la situación.

No necesitaba un arma para quitarme toda la gente de encima, solo necesitaba ser amado y entonces te abracé para protegerte. Recibí unos golpes sin importancia en la espalda, pero sabía que estabas segura hasta que despejaran el lugar.

Como un adolecente me puse colorado como en esos dulces años, y hubiese hecho lo que fuera por sentirme inocente otra vez. Sentí que teníamos algo en común, pero también un poco de diferentes. No quería complicar tu vida, pero me alegraba que seas así.

Que podía decirte para arreglarlo, nunca lo supe, pero no pensaba en arrepentirme. Estaba en la “cuna del amor”. Y comencé a hacer movimientos extraños para hacerte reír nuevamente. Una mirada extraña me sugirió que era el camino correcto, y seguí haciéndolo sin parar.

Siempre podría salir corriendo y ocultarme en la obscuridad de la ciudad, allí afuera nadie me reconocería, pero no era necesario ya que: “¿Quien podría decir que no te había mostrado un poco de mi amor?”.

La banda ya había tocado su última canción y mientras desconectaban sus instrumentos nos retiramos del lugar saltando. Esa noche pasó lo que tuvo que pasar, y se sintió muy bien. La acompañe hasta su casa y, con un beso en la mejilla y una sonrisa, me despidió.

Con un grito rebelde de “más, más, más!” y aplausos de público desperté. Entonces me di cuenta de que el disco de grandes éxitos de Billy Idol había estado sonando toda la noche mientras me había dormido profundamente.

Eran las seis de la mañana, demasiado temprano para levantarse y antes de apagarlo para volver a conciliar el sueño, se escuchó “el amor es extraño, tan real en la oscuridad… no te olvides de mí”.

ÚLTIMAS NOTICIAS