EN EL ALLANAMIENTO EN LA CASA DE DONNINI FALTABA UN CUCHILLO “PARRILLERO”

Caso Diana Rojas: el arma homicida no fue hallada por los investigadores

Al igual que el día anterior, sobre las ocho de la mañana del martes tuvo lugar la segunda audiencia del juicio por el crimen de Diana Verónica Rojas, ocurrido el 16 de mayo de 2016 en Puerto Madryn.
La convocatoria fue puntual y uno de los primeros en ingresar a la sala fue el imputado, Dante Donnini, quien saludó a la distancia a familiares que se encontraban en un sector de la Sala 1 de Tribunales, para luego ubicarse en el banquillo junto a su abogado defensor, Martín Castro.
Harían lo propio, luego, el fiscal Jorge Bugueño y el abogado Carlos Villada, querellante por parte de la familia de la víctima.
El tribunal colegiado integrado por las juezas Patricia Ásaro, Marcela Pérez y Patricia Reyes, dio inicio a lo que fue una extensa jornada en la que declaró casi una decena de testigos.
Uno de ellos fue Cristián González, el chofer de taxi que trabajaba en la misma parada que Donnini, quien le compró el celular que pertenecía a la víctima; el hombre relató que el acusado lo había conseguido, según le comentó, “de unos malandras del barrio San Miguel”.
Se exhibieron, también, fotos del allanamiento realizado sobre el departamento de la calle Libertad al 300, al sur de la ciudad, donde la estudiante de Derecho residía.
Durante la audiencia estuvieron presentes los familiares de Diana Rojas y algunos familiares del taxista. El juicio comenzó el lunes con la lectura de las pruebas acusatorias, mientras que ya declararon cerca de la mitad de los 72 testigos citados. El miércoles de la próxima semana están previstos que sean los alegatos ante el Tribunal integrado por las juezas Patricia Reyes, Patricia Asaro y Marcela Pérez.

Un cuchillo faltante

La primera en declarar fue la cabo primero Luciana Noris, quien se desempeñaba en la División Investigaciones de la Policía del Chubut en mayo de 2016, cuando inició la causa; en calidad de testigo, arrojó precisiones sobre el allanamiento realizado en el domicilio de Dante Donnini del barrio Roca, el cual tenía como objetivo la detención del sospechoso y la recolección de elementos de prueba.
Concretamente, buscaban el arma homicida y ropas con manchas hemáticas.
Durante el procedimiento, del cual participó junto al oficial Alejandro Antilef, el jefe de la División, comisario Cristián Vázquez, Policía Científica y testigos, recolectaron algunos cuchillos hallados en la cocina de la casa de Donnini, además de advertir una “caja” de madera que, según planteó, podría haber pertenecido a un cuchillo, aunque solamente se encontraba allí un tenedor; se trataba de un estuche similar al de cubiertos de asador y estaba ubicado arriba de un mueble.

Declaró un testigo del allanamiento

En segundo orden prestó testimonio Juan José Vilca, uno de los testigos del operativo en el que detuvieron al chofer; fue requerido por el fiscal Jorge Bugueño y detalló que, entre los elementos secuestrados, procedimiento del cual fue testigo, la Policía incautó ropa y “más de 30 elementos”.
Además, dio algunos detalles sobre la vivienda en la que residía el sospechoso; no recordaba si se había incautado un teléfono celular durante el operativo, por el cual le fue exhibido uno de los elementos secuestrados, precisamente el teléfono de Dante Donnini, que se encontraba en la habitación de este último.
Por su parte, el abogado defensor Martín Castro le preguntó cómo había llegado a constituirse como testigo y el joven relató que, el mismo día del allanamiento, había salido de una función de cine y “había encargado unas empanadas”, por lo cual se encontraba esperando en una plaza cuando fue convocado por efectivos policiales.

Atestiguó un compañero de Donnini

El tercero en declarar fue un ex empleado de la parada de taxis donde trabajaba Donnini y actual trabajador de la empresa Infa, Emanuel Chávez; fue preguntado en primer lugar por Bugueño y contó que, en mayo de 2016, se desempeñaba como conductor del mismo vehículo que manejaba Donnini hasta su detención. Se trata del “móvil 127”, un Fiat Siena perteneciente a Héctor Barboza, cuya licencia alquilaban él y el imputado, dado que ambos trabajaban en diferentes turnos.
Aquél fatídico día, según el testimonio de Chávez, mantuvo un diálogo trivial con Donnini al recibir el auto, precisamente sobre las condiciones del mismo.
Aquél día en el que fue hallado el cadáver de la joven, el testigo dijo haber ingresado a las 16 horas a trabajar, y que el propietario del vehículo se lo había entregado lavado y con el tanque lleno.
Sin embargo, no tuvo contacto con Donnini hasta el día siguiente, en el que, según advirtió, notó que éste tenía marcas y rasguños en los brazos; dijo haber bromeado con que “se los había hecho la esposa”, pero que el taxista le había dicho que las heridas habían sido provocadas por perros que tenía en la casa.

Botón de pánico y aviso de pausa

En un plano más técnico, el abogado querellante le preguntó “qué es un botón de pánico” y Chávez explicó que, en aquél entonces, al presionarlo, se encendía una luz violeta sobre el cartel del techo del taxi, por lo cual, en caso de emergencia, dicha señal debía ser advertida por un móvil policial o bien por otros choferes, dado que la central de taxis no era notificada; esto último, según indicó, ya habría sido mejorado para los móviles actuales.
También, se le preguntó cómo comunicaban los choferes cuando no podían trabajar por tal o cual motivo, o bien cuando realizaban una pausa en su jornada, y explicó que ello es “según el chofer y el empleador”, aduciendo que, por ejemplo, los taxistas más viejos suelen avisar a través de la radio utilizando los “Códigos Q”.
Luego, el mismo testigo fue entrevistado por el abogado defensor, quien le consultó si existía un protocolo cuando algún pasajero olvidaba un elemento en el auto, a lo cual Chávez respondió que “está en cada uno esperar a que (el pasajero) llame, otros los han vendido (por los objetos)”.
Además, contó que los viajes “de calle” que suelen realizar los choferes, es decir, sin que mediara la Operadora y la Central, no son informados a estos últimos con regularidad.

La pista del teléfono

Una de las declaraciones más trascendentes fue la de Cristián González, un chofer que trabajaba en la misma parada que Donnini, al cual éste le habría ofrecido el celular de Diana Rojas. En su alocución, el hombre comentó que había adquirido el teléfono a 1.500 pesos, de los cuales le habían dado 1.000 de adelanto al sospechoso, y que éste le había dicho que lo había conseguido de “unos malandras del barrio San Miguel”.
Una vez con el dispositivo en su poder, González lo llevó a un local de celulares de Juan B. Justo al 1.300 para que pudieran desbloquearlo y formatearlo, de modo que pudiera ser utilizado como un nuevo celular; sin embargo, el hombre tendría ese teléfono dos días, dado que luego sería secuestrado por personal policial como uno de los elementos clave de la causa.

Secuestro del celular

Declaró luego uno de los integrantes de la División Investigaciones, de apellido Fernández, quien participó del allanamiento realizado en la calle Reconquista, donde fue secuestrado el teléfono que pertenecía a la víctima y que estaba, presuntamente, en posesión del chofer Cristián González.
El agente contó que, una vez ubicado el dispositivo móvil, fueron al domicilio donde encontraron a dicho taxista, “nos acercamos y le dijimos que esperara, que el oficial (Martín) Díaz Baldi se iba a entrevistar con él”; se trata del cabo primero que participó del operativo, el cual luego le explicó “los pormenores” por los que se lo buscaba, relacionados al teléfono como elemento de interés de la causa.
Seguidamente, la Defensa le preguntó al agente de Investigaciones si había tenido algún contacto previo con Dante Donnini, y manifestó que sí lo había tenido, “unos seis o siete meses antes”, por una causa de robo en la que el chofer había resultado damnificado, por lo que se realizó, en aquél entonces, un recorrido fotográfico junto a un testigo. Sin embargo, posterior a la detención del taxista, Fernández negó haber tenido contacto con éste.

Entrevista con amigos de Diana

Finalizado el cuarto intermedio, que duró algunos minutos, las partes volvieron a encontrarse en la Sala de los Tribunales, ahora con presencia del fiscal general Daniel Báez junto a su par, Jorge Bugueño, del lado acusador.
El siguiente en ser citado a declarar fue el oficial Alejandro Antilef, de la División Investigaciones, quien interrogado por Bugueño, contó el momento en que fue convocado, sobre las 16 horas del 17 de mayo, para acudir el lugar donde había sido hallado un cuerpo sin vida.
Posterior a ello, participó de varias entrevistas en el destacamento policial, las cuales incluyeron a amigos de la víctima, entre ellos Lucas Córdoba (otro de los testigos), a quien se le preguntó qué teléfono utilizaba Diana Rojas y en qué horario la había dejado en su casa el día anterior al homicidio; esto habría sido, según comentó que le indicó el joven, alrededor de las 20 horas del 16 de mayo.
También, el oficial realizó entrevistas a otros amigos y conocidos de la víctima, respecto de las actividades habituales que esta última realizaba, entre otras cuestiones.

Una entrevista “tensa”

Una vez en poder del teléfono de Diana Rojas, el testigo mencionó que solicitaron el movimiento (GPS) del dispositivo, y que surgió una comunicación del mismo día en que fue hallado el cuerpo, alrededor de las 10:30 horas, desde dicho móvil a un teléfono fijo, que resultó ser el de la parada de taxis donde trabajaba el conductor.
Luego, corroboraron con un individuo de nombre Pedro Martínez, que trabajaba en dicha Central, quien dio información sobre la unidad (móvil 127) en la cual Donnini acudió al domicilio de Diana Rojas, dado que ella había llamado para pedir el viaje.
Intentaron ubicar a Donnini, se contactaron por teléfono con él y acordaron presentarse en su domicilio, para trasladarlo a la División Investigaciones y entrevistarlo.
La entrevista fue “formal”, indicó el testigo; tuvo lugar sobre las 21 horas de ese día y se inquirió al chofer sobre el trayecto que había realizado, las características de la pasajera, etcétera; a su vez, el agente Antilef comentó que habían advertido lesiones “muy visibles” en Donnini, una de ellas en el labio, y las otras, menos marcadas, en una mano.
A su turno, el fiscal Báez le preguntó al testigo qué había respondido el taxista durante la entrevista, en relación al viaje que había realizado a pedido de Diana Rojas, y este explicó que Donnini “acudió (al departamento de la calle Libertad), cuando llegó no vio a nadie, y en un momento se subió una mujer con prendas oscuras, bufanda, celular y pidió que la llevara hasta (Marcelo T. de Alvear) y Lewis Jones”.
El conductor no habría podido precisar el trayecto que realizó, durante esa entrevista, aunque sí recordó que, al estar próximo al destino, cruzó Marcelo T. de Alvear y la pasajera le pidió bajarse allí; “pagó algo así como 38 pesos y se bajó”, manifestó.
Sobre el estado anímico de Donnini durante la primera entrevista, el agente sostuvo que se lo vio “muy nervioso, inestable, a punto de quebrar en llanto por momentos” y muy diferente en su comportamiento al resto de las personas que habían sido entrevistadas.

El dato que motivó la detención

Sobre el allanamiento en la casa del imputado, Antilef sostuvo que previamente habían solicitado los movimientos del teléfono de la víctima a través del IMEI (“International Mobile Equipment Identity” o Identidad Internacional de Equipo Móvil), y constataron que, desde un nuevo chip que había sido colocado en el dispositivo, existió un llamado al teléfono de Dante Donnini.
Esto último motivó el operativo, del cual el oficial participó, sobre las 23 horas, junto a personal de la Policía Científica y la Infantería, entre otras divisiones.
El mismo “se desarrolló normalmente”, mencionó, agregando que fueron recibidos por la hija del conductor y que les había indicado que éste se encontraba en la planta alta, dentro de su dormitorio.
Una vez allí, le informaron sobre su detención, lo hicieron vestir y fue trasladado a la Seccional Tercera, ubicada sobre Juan B. Justo.
En el procedimiento incautaron prendas de vestir, el celular de Donnini y otros teléfonos que estaban sobre muebles, además de cuchillos.

Un cuchillo faltante

El agente de la División Investigaciones también hizo mención, al igual que la primera testigo, a la “cajita de madera con un tenedor, estilo parrillero”, en la cual faltaba un cuchillo, así como también a uno de los dormitorios de la vivienda donde constataron la presencia de una “gran cantidad de revistas pornográficas o similares, con mujeres desnudas”.
Luego, relató que convocaron al dueño del Móvil 127, Héctor Barboza, a la oficina policial para ser entrevistado; el propietario del taxi entregó a las autoridades el ticket del vehículo, correspondiente al día del hecho, el cual daba cuenta de los kilómetros recorridos y la velocidad de la trayectoria del auto.
Con respecto al diálogo entre Donnini y Diana Rojas, dato preguntado por Báez al testigo, éste sostuvo que, durante la entrevista, el chofer indicó que solamente hablaron cuando ella indicó hacia donde iba.

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