AL CUMPLIRSE 100 AÑOS DEL EMBLEMÁTICO MOVIMIENTO ESTUDIANTIL

Concejales de Madryn recordaron la Reforma Universitaria de 1918

Los documentos públicos emitidos por el Departamento Ejecutivo Municipal (DEM) y el Concejo Deliberante llevarán impresos, durante el curso de este año, la leyenda “2018 – Año del Centenario de la Reforma Universitaria” en el margen superior derecho, en conmemoración del movimiento que se inició en la Universidad Nacional de Córdoba hace cien años, liderado por un grupo de dirigentes estudiantiles y encabezado por Deodoro Roca, la cual dio origen a lo que hoy se conoce como el “activismo estudiantil”.
Algunas de las características de dicho proceso fueron la instalación de la autonomía universitaria, la extensión universitaria, los concursos de oposición, la periodicidad de las cátedras y el cogobierno; este último, consistente en la administración de las casas de altos estudios desde la injerencia de distintos sectores de la comunidad universitaria.
La leyenda estará presente en los documentos escritos, impresos, grabados y digitalizados, o bien “por cualquier medio sea utilizado por el Departamento Ejecutivo Municipal o por el Concejo Deliberante”, indica el proyecto de Ordenanza aprobado recientemente.

El fin del conservadurismo académico

A través de iniciativa, los concejales tuvieron en cuenta que la Reforma Universitaria “fue el movimiento estudiantil, cultural y político que se desarrolló durante el año 1918 en la ciudad de Córdoba, el cual comprendió una serie de medidas de fuerza destinadas a generar reformas en la calidad educativa, las políticas culturales, el nivel de participación y las condiciones de acceso al sistema universitario nacional” y que “el acontecimiento tuvo origen en el hecho de que las universidades de la época se encontraban fuertemente atadas a ideales conservadores como consecuencia de la dinámica heredada de los tiempos coloniales, y en el particular de la Universidad Nacional de Córdoba, regía un desmedido nivel de atraso académico y administrativo en relación a las otras cuatro universidades nacionales que existían en aquél momento”.
También, plantearon que “ese dominio colonial ejercido en el sistema universitario nacional desde el siglo XVII se traducía en múltiples obstáculos para las necesidades que emergían en torno a las sociedades de la primera parte del siglo XX”.

Escenario político

También, la unanimidad de los bloques coincidió en que “tales circunstancias de fuerte atraso conservador funcionaron como factor catalizador para la organización del movimiento conducido por los estudiantes, cuya relevancia se instaló en el escenario político nacional al realizar las medidas de fuerza pretendiendo obtener reformas significativas en favor del pueblo trabajador” y que “el acontecimiento cuenta con un vasto reconocimiento internacional, toda vez que se desarrolló en el marco de una serie de eventos sumamente trascendentes para la historia moderna que marcaron el inicio del dominio de la filosofía política humanista a lo largo del siglo XX”.
En la misma línea, entendieron que “su aptitud e ímpetu se vincula con el hecho de que funcionó como génesis para una serie de principios que, en contraposición a lo establecido en la época de su gesta, se adecúan a los valores que deben primar en sociedades democráticas al punto tal que en la actualidad continúan en plena vigencia, habida cuenta que dan forma a las políticas públicas que rigen en materia de gobierno y gestión de las Universidades Públicas Nacionales”.

Homenaje en el año del centenario

Por otra parte, los ediles consideraron que la Reforma Universitaria “es el antecedente inmediato de las principales pautas que rigen en el marco de la enseñanza universitaria estatal, laica, gratuita, pública y de calidad instaurada por el Presidente Gral. Juan Domingo Perón en 1949, cuya relevancia en tanto política de estado resulta un rasgo indeclinable y sumamente diferenciador de la Nación Argentina en relación al resto de los estados nacionales del mundo” y que “a través del acto administrativo referido en el visto, el Presidente ingeniero Mauricio Macri dispuso declarar al año 2018 como el ‘Año del Centenario de la Reforma Universitaria’.
Además, remarcaron que “este Concejo Deliberante comparte el reconocimiento efectuado por el Presidente de la Nación” y que “en razón de considerar de suma importancia los hechos acaecidos en 1918, este cuerpo deliberativo adhiere a ellos en todos sus términos y pretende homenajearlo con el debido merito que su trascendencia hace lugar”.

Acceso gratuito y masivo

A pesar de la extensión de la Reforma, en 1918 no se incorporó la gratuidad de la enseñanza universitaria en Argentina, si bien dicha cuestión estaba contemplada como uno de los Principios Reformistas del “Manifiesto Liminar”.
La gratuidad y la supresión de los aranceles universitarios se hicieron efectivos recién con el Decreto 29.337 firmado, promulgado por el entonces presidente Juan Domingo Perón, unos 31 años más tarde.
La Reforma propuso un amplio acceso a la universidad por parte de la población, además de una especial atención a las dificultades para el ingreso que pudieran encontrar los trabajadores y los sectores de menor poder adquisitivo.
En dicho marco, muchas organizaciones reformistas plantean la necesidad de eliminar los exámenes de ingresos y otros procedimientos para la incorporación de estudiantes a las casas de estudios, planteando que estos son de carácter “limitacionista”.

Gobernar en conjunto

El denominado “Principio de Cogobierno”, establecido por la reforma, tiene en cuenta a un gobierno de la universidad “compartido” por parte de los diferentes sectores de la comunidad universitaria.
En este sentido, desde la Reforma Universitaria se buscó instalar un cogobierno igualitario por parte de docentes, graduados y estudiantes, al tiempo que una cifra minoritaria de organizaciones estudiantiles reformistas ha propuesto, a través del tiempo, que también sean incluidos los no docentes.
Tras la reforma de 1918, al año siguiente fue establecido por primera vez el cogobierno en Argentina.
Además, desde 1983, año del retorno de la democracia a la Argentina tras la última dictadura cívico militar, las universidades públicas son cogobernadas por estudiantes, graduados y docentes, sumando en algunos casos a personal no docente.
Dicha corriente de reformismo estudiantil se extendió a otros países con el paso del tiempo, y fue así como en Chile, por ejemplo, desde 1968 la elección del rector y los decanos se realiza por “claustro pleno”, es decir, docentes, estudiantes y no docentes, en todas las universidades.
Sin embargo, la medida fue suspendida en 1973 por la dictadura militar, la cual tomó la potestad de designar los rectores y demás autoridades.
Otro claro ejemplo es Uruguay, uno de los países más progresistas de la región, donde ya en 1908, es decir, una década antes de la Reforma Universitaria argentina, la Asociación de Estudiantes del Uruguay logró la representación estudiantil en los consejos universitarios, por primera vez en América Latina.

Libertad de cátedra

La misma se suma a los tres principios vinculados de cátedra paralela y cátedra libre; el primero establece que cada cátedra tiene completa potestad para investigar y enseñar, y que no puede ser supervisada académicamente.
En otro orden, la cátedra paralela promueve que existan múltiples opciones para los estudiantes, quienes a su vez deben poder elegir entre ellas de manera libre.
Finalmente, la “cátedra libre” se constituye como el derecho de todo intelectual, científico o artista, con la idoneidad suficiente, a tener una cátedra para difundir su conocimiento.
El fundamento y objetivo de los tres principios es garantizar que dentro de la Universidad se encuentren presentes todas las corrientes del pensamiento y las tendencias de carácter científico y social, sin censuras ni prejuicios de ningún tipo.
También, la Reforma estableció que las cátedras sean ocupadas por concursos de oposición y antecedentes, a fines de garantizar la idoneidad de sus integrantes, además de que las mismas deben ser revalidadas de manera periódica.

El rol social

Acaso uno de los principios más importantes de la Reforma Estudiantil es el de extensión universitaria, a través del cual se buscó trazar un puente entre la presencia de la universidad en la sociedad, relacionándola de manera estrecha e íntima con la misma.
Al igual que los Centros de Estudiantes, las universidades consideradas “reformistas”, suelen tener, en su estructura, Secretarías de Extensión Universitaria, dedicadas a llevar los conocimientos universitarios a la sociedad, así como también, a incorporar a esta última a la dinámica universitaria.
De dicha cuestión surgieron memorables centros culturales como el “Centro Cultural Ernesto Sabato”, de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y el “Centro Cultural Ricardo Rojas”, también de la misma Casa de Altos Estudios.

Más cerca de los problemas actuales

Por otra parte, la Reforma promovió que la investigación científica sea realizada dentro de las universidades y que los investigadores transmitan sus conocimientos originales al resto de la comunidad universitaria y a la sociedad, a través de la enseñanza.
Otra de las cuestiones impulsadas desde 1918 fue la necesidad de que la universidad, también, atienda las necesidades y problemas de la sociedad en que se encuentra inserta, forjando un vínculo necesario entre el mundo académico y la realidad de la ciudadanía, además de promover la solidaridad entre los distintos países de América Latina. Esto último, basándose en el análisis de problemáticas regionales y encontrando un punto de unidad entre las organizaciones y universidades latinoamericanas.
A su vez, el Manifiesto Liminar, redactado por el propio Deodoro Roca, hizo hincapié en promover reformas en ese sentido.
En 1921 tuvo lugar el primer “Congreso Internacional de Estudiantes en la Ciudad de México”, encuentro que dio origen a la “Federación Internacional de Estudiantes”.
Cuatro años más tarde, en el mismo país se realizó el primer “Congreso de Estudiantes Iberoamericanos”, donde personajes históricos como Alfredo Palacios, Miguel de Unamuno, José Ingenieros, José Martí y José Vasconcelos Calderón fueron declarados “maestros de la juventud”.
En 1937, Santiago de Chile fue sede del primer “Congreso Latinoamericano de Estudiantes” y, finalmente, en 1957 se organizaría el segundo Congreso Latinoamericano de Estudiantes en la ciudad de La Plata.

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