LOS DATOS SURGIERON EN LA CUARTA JORNADA DEL JUICIO POR EL HOMICIDIO DE LA ESTUDIANTE

Había huellas de un auto y una camioneta donde encontraron el cuerpo de Diana Rojas

La cuarta audiencia del juicio oral y público por el homicidio de Diana Rojas tuvo como protagonistas de la jornada a varios testigos del ámbito pericial, entre ellos el médico forense Herminio González, el perito Eduardo De Rosa, ofrecido por la Defensa, y el subcomisario Julio Adrián Canteriño, quien en su extensa declaración arrojó una importante cantidad de detalles sobre la escena del crimen.
Sobre las 8:10 de la mañana, el tribunal integrado por las juezas Patricia Reyes, Marcela Pérez y Patricia Ásaro dio inicio a la audiencia, ante la presencia de familiares de la víctima y del imputado, Dante Donnini.
Una particular situación se dio al comienzo, cuando el perito de Buenos Aires, Eduardo De Rosa, se encontraba sentado al lado del abogado defensor Martín Castro; el fiscal Jorge Bugueño objetó la presencia del profesional, aduciendo que durante la jornada brindarían testimonios algunos testigos que no son médicos, por lo que su presencia en dichos momentos sería inconveniente.
En la misma línea, el fiscal general Daniel Báez solicitó que el perito de parte exhibiera sus credenciales físicas y diera cuenta de su trayectoria, lo cual sucedió, por lo que el perito debió retirarse hasta tanto comenzaran las declaraciones de los testigos del ámbito de la medicina.

Investigación sobre líneas de celular

El primero en ser citado a declarar fue el actual segundo jefe de la Plana Mayor de la Policía del Chubut, comisario Néstor Gómez, quien en mayo de 2016 cumplía funciones dentro de la Fiscalía, en el área de Delitos Complejos.
El funcionario contó que tuvo dos actuaciones durante la causa. La primera, concurrir al lugar al día siguiente del hallazgo del cuerpo y, en segundo orden, trabajar sobre las líneas telefónicas tanto de Diana Rojas como así también, de Dante Donnini.
Dado que “es una función compleja con muchas derivaciones”, Gómez precisó que el trabajo fue realizado en conjunto con dos o más personas, contando con el apoyo de la División Investigaciones.
A su vez, relató que en dicho momento se libró un oficio solicitando inmediata respuesta, a las tres compañías de telefonía que operan en la ciudad; Claro, Movistar y Telecom, cuyos departamentos de Legales o Judiciales, según correspondiera, debían responder al requerimiento con “datos de fechas, horas, números de abonados, minutos hablados y antenas”, de acuerdo a lo que ofreció en su declaración.

Las últimas llamadas de Diana

Sobre el teléfono de Diana Rojas, el funcionario policial confirmó que se constató una llamada realizada a un teléfono fijo, que resultó ser el de la parada de taxis, entre las 9:30 y las 10 de la mañana del día del crimen; luego, dijo no recordar si la víctima había realizado o bien recibido un llamado, de “alguien que le quería comprar un calzado”.
También, hubo una tercera comunicación al Correo, donde debía retirar un giro de dinero, y a un familiar o ex pareja.
En cuanto al celular de Donnini, Gómez sostuvo que hubo una llamada a la parada de taxi, y otra a un sobrino al que “le ofreció un teléfono”; al otro día, hubo una llamada a la persona que resultaría ser la que finalmente compró el dispositivo, Cristián González.

Cambio de chip y llamado

Consecuentemente, precisó que el IMEI del teléfono de Diana “impactó al otro día en un número de abonado correspondiente al que había comprado el teléfono”; es decir que al mismo móvil le habían colocado un nuevo chip.
Posteriormente, siempre según la declaración del Comisario, se elaboró un informe con fecha del 26 de mayo de 2016, en el cual se daba cuenta de los datos recabados; preguntado por la Defensa respecto si éste contenía un extracto o el total de la información, respondió que no recordaba y, sobre si recibieron los datos de mensajes de WhatsApp de la víctima, el oficial aclaró que la empresa “solamente informa los SMS, llamadas entrantes y salientes o truncadas”.

Relevo de datos de la escena del crimen

En segundo orden, el subcomisario Julio Adrián Canteriño, jefe de la Policía Científica de Puerto Madryn desde hace poco más de cuatro años y a su vez licenciado en Criminalística, brindó una detallada declaración de las pericias realizadas en el predio donde se encontró el cuerpo.
Sobre ese día, relató que fue anoticiado en horas de la tarde de la aparición de una mujer sin signos vitales en un camino secundario a la Ruta Provincial 1.
Acto seguido, se puso en marcha el Protocolo de Actuación 05/09, dispuesto por la Procuración General del Chubut, que establece la necesidad de fijar un perímetro y un camino de ingreso y egreso de quienes intervengan en la escena, a objetos de no contaminar la misma.
Se hizo presente el fiscal de turno Mauricio Baigorria y el médico forense Herminio González, a la vez que los dos ciclistas que habían encontrado el cuerpo fueron tomados como testigos de actuación.

Qué signos presentaba el cuerpo

En cuanto al lugar del hallazgo, Canteriño precisó que el mismo conecta con el sector de playa y que usualmente es utilizado por ciclistas; se trata de un “camino de campo y tierra, duro y con piedras”, donde no había muchas marcas de vehículos.
Sin embargo, las autoridades pudieron precisar las huellas de “un vehículo de gran porte”, aparentemente una camioneta por la anchura de las mismas, las cuales tomaban otro camino secundario que lleva “al casco de una estancia que se encuentra abandonado”, según indicó; ambos caminos se encontraban divididos por un alambrado.
El cuerpo, de acuerdo a lo detallado por el subcomisario, se encontraba “en posición de cúbito dorsal, con una pierna semi flexionada y un brazo extendido, además de sangre en el rostro y lesiones evidentes”.
Ello hizo que los investigadores tuvieran en cuenta dos detalles: primero, que sobre el margen derecho, la víctima se encontraba “enroscada de la ropa interior y sobre la cintura de las calzas que poseía”, lo cual podría entenderse como una “situación de apuro de la víctima para vestirse”.
A su vez, la prenda superior se encontraba levantada y con el abdomen al descubierto, signo evidente de que hubo un arrastre del cuerpo, entre dos grandes máculas de sangre, hacia el lugar en donde finalmente fue hallado, aproximadamente a un metro y medio de ambos charcos.

El cuerpo fue trasladado pocos metros

El fiscal Daniel Báez preguntó si dichos indicios daban cuenta de que el cuerpo había sido arrastrado, a lo cual Canteriño respondió que el mismo “fue corrido con el torso apoyado”.
En cuanto a la pregunta del abogado querellante, Carlos Villada, respecto de cómo fue la secuencia, el testigo indicó que “en el informe fotográfico el arrastre es clarísimo”.
Alrededor del cadáver había dos máculas, y el cuerpo fue arrastrado aproximadamente a un metro y medio de ambas, hasta donde se constató “un tercer gran charco de sangre”, según comentó.
Preguntado por Báez sobre el motivo de que el cuerpo fuera arrastrado (a tan corta distancia), Canteriño respondió que, a su juicio, “tapaba el paso” de quien había participado del crimen.

Botas limpias, sin signos de tierra del lugar

Las prendas de la víctima también arrojaron datos particulares; eran “mayormente de color negro, con calzas brillosas y una rotura de las mismas sobre la rodilla, con restos de tierra”, sostuvo el jefe de Criminalística, sumando a ello que la víctima tenía calzadas “unas botas de gamuza largas, de color negro, con plataforma”.
Estas últimas estaban llamativamente “limpias y nuevas”, agregó, por lo que ello hizo surgir el interrogante de cómo habría llegado Diana hasta ese punto, sin evidentes signos de tierra en el calzado.
La víctima tenía “varios anillos y pulseras”, y también se halló “una pulsera del tipo esclava, a metros del cuerpo, con sangre y sobre la vegetación” del lugar.
También, los investigadores relevaron dos rastros; el primero, de un vehículo, y el segundo, un rastro parcial de calzado cuya marca del taco hizo que se constatara que pertenecía a la víctima.
Seguidamente, los efectivos que participaron del procedimiento se trasladaron en dirección hacia el sector costero, constatando rastros de calzado y entendiendo que la víctima fue caminando o corriendo hacia donde fue encontrada, “desde el sector costero”.

Qué elementos encontraron en la zona

A unos 450 metros de donde se encontró el cuerpo “hay un recodo, donde termina el alambrado que divide los dos caminos”, arrojó Canteriño, detallando que dicho recodo es, prácticamente, un “mini basural” donde hallaron “muchos elementos tirados, como restos de televisores, chapas, latas de pintura, entre otros”.
En ese lugar, el licenciado en Criminalística relató que se dispusieron a “observar lo reciente”, es decir, papeles y otros elementos que no tuvieran signos de efectos climáticos o térmicos.
Encontraron allí un rastro de neumático “más rico en características de diseño” y un comprobante del giro del Correo, que fue el primer indicio de la identidad de la víctima.
También, hallaron en dicho sitio “otros papeles, una cartera nueva y un saco sobre un matorral, color blanco, femenino, de hilo”, el cual tenía “manchas de contacto de sangre”.
A su vez, bajo un matorral secuestraron papeles “del tipo higiénico con mucosidades”, las cuales en un primer momento no pudieron establecer su tipo; además, había allí “una cortina de cabello del tipo ‘extensiones’, una soga color negro con un gancho en el extremo (contigua al rastro del neumático), una rejilla, una lata de cerveza y un envase de jugo ‘Baggio’”, sostuvo el testigo.
También levantaron elementos dispersos en un radio de aproximadamente un metro de las marcas de neumáticos, los cuales parecían haber sido “tirados en forma rápida”.

Encontraron huella de un segundo vehículo

Ante la pérdida de luz natural y la amenaza de lluvia que reinaba en el día en que hicieron el procedimiento, además de que se trataba de una “escena a campo abierto”, Canteriño resolvió que “las cuestiones de ADN de la víctima fueran trabajadas en la morgue judicial”, priorizando el tiempo que les quedaba por trabajar allí, dado que “no se podía dejar a la suerte si llovía o no”, según declaró.
Tras el secuestro de elementos, se realizaron hisopados sobre la cartera, en la manija y el cierre, y en cuanto al rastro del rodamiento, precisó que “la velocidad y el peso del vehículo de algún modo ‘limpian’ el camino y dejan marcado su paso; en ese sentido, indicó que desde dicho recodo y a unos metros del camino donde fue hallado el cuerpo, las huellas tenían ahora una anchura correspondiente a un “rodado 13, el más común” que usan los vehículos, y aclaró que el rastro de camioneta no estaba sino a unos 800 metros de dicho sector, en dirección al casco abandonado de la estancia.
Preguntado por Báez sobre si se podía afirmar que el lugar donde fue encontrado el cuerpo es el mismo en donde fue ultimada Diana Rojas, Canteriño explicó que, teniendo en cuenta los “tres grandes charcos de sangre, en extensión y grosor”, y que cada persona tiene unos 4,5 litros de sangre en su cuerpo, la pérdida de tal cantidad llevaría inevitablemente a un shock hipovolémico agudo, que fue el diagnóstico de la muerte de Diana Rojas según el primer informe del Cuerpo Médico Forense.

Habría intentado escapar y fue alcanzada

En cuanto a las huellas de pisadas, Canteriño afirmó ante Báez que la víctima “se escapó” del recodo ubicado a unos 450 metros de donde encontraron el cuerpo, agregando que “es muy difícil que haya podido correr a gran velocidad en ese terreno y en el estado de nerviosismo en el que estaba”.
La herida que más llamó la atención de los investigadores fue la que la víctima recibió en la zona del cuello; también, constataron inicialmente otra en la mano y otra en el lateral derecho del tórax.
Posteriormente, se realizó una exhibición fotográfica de los trabajos en la escena del crimen y, preguntado por el fiscal Bugueño sobre la antigüedad de la sangre de los tres charcos según la coloración que presentaban y su experiencia en el área criminalística, Canteriño afirmó que parecían “recientes” al momento de trabajar en la escena.
El profesional también se refirió a otras medidas que efectuó la Policía Científica, y detalló que en el allanamiento en el domicilio de Donnini había una caja que contenía un tenedor pero faltaba el cuchillo, algo también precisado por otros testigos.
“Eso fue llamativo”, explicó, agregando que “ya que son las cajas donde están esos elementos que se usan para comer asado”. “Me llamó la atención que había muchas revistas pornográficas. Una gran colección, estaban prolijamente acomodadas, eran muchas”, agregó.
También se refirió a algunos de los resultados obtenidos: “Los reactivos de sangre lavada dieron positivos en el asiento trasero del taxi” y, además, “la cubierta del taxi se correspondía de manera genérica con los rastros de huellas hallados en la escena del crimen”.

Qué arrojaron los estudios de ADN

Por otro lado, el genetista forense Néstor Basso, con más de 15 años de experiencia en trabajos con el Poder Judicial, reveló los resultados de las pericias de ADN y afirmó que “en el hisopado de la uña de la víctima había un perfil compatible con el imputado Dante Donnini” (superior al 99,99% de probabilidad)”, “en la zona de la manija y solapa de la cartera” también había un perfil de ADN de Donnini y “en un trapo rejilla también había patrón genético compatible con Donnini”, afirmó el científico y explicó que a través de análisis se determinó que este último “era de semen”.
La inspección ocular estaba prevista para la tarde del jueves, pero se pasó para primera hora del viernes. El objetivo es que el Tribunal pueda apreciar el lugar donde fue hallado el cuerpo y el recorrido del taxi que manejaba Donnini. También, está previsto que el mismo día declaren los testigos citados por el defensor particular Martín Castro, mientras que el próximo miércoles 14 serán los alegatos de las partes ante las juezas Patricia Reyes, Patricia Ásaro y Marcela Pérez.

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