UN CUENTO DE MIÉRCOLES

Te espero acá, junto a las olas

Por Javier Arias
javierarias@eldigito.com

Estoy acá sentado esperándote y sólo puedo escribir en este papelito que encontré debajo del banco. Hace ya horas que te espero, aunque a mí me parecen días con veranos e inviernos entrelazados.
Y miro el camino de acceso, donde la arena vuela como copos y nos llena los ojos de lágrimas, y te imagino en un bote en agua calma, aunque desde acá escucho las olas rompiendo con violencia, pero tu bote surca un río con mandarinos y cielos de mermelada. Y te imagino, mientras te espero acá sentado, con este papelito arrugado, y te escribo que no sé cuánto tiempo podré seguir aguardando, cuánto tiempo podré seguir aguantando, y escucho que alguien te llama, y vos respondés, le respondés a esa voz pero no a la mía, respondés despacio, mi chica con ojos de caleidoscopio.
Y el viento arrecia, y las olas martillan, y la arena me perfora las pupilas, y sigo esperando en este banco descolorido mientras el sol me mira impiadoso, sonriéndose maliciosamente, sé que lo hace a propósito.
Y te sigo viendo entre los médanos, flores de celofán amarillo y verde se amontonan sobre tu cabeza. Una larga corona de colores que reverberan sobre el agua. Te veo buscando a la chica con el sol en los ojos, pero se ha ido. Claro que se ha ido, todo el mundo se ha ido. Y yo acá, solo, en este banco perdido con este papel arrugado, tratando de escribir con sentido, mientras te imagino, Lucia. Te imagino, en esa barca, te imagino en el cielo, te imagino rodeada de colores, de flores, de diamantes.
Pero no podés soportarlo, no podés aceptarlo, la seguís hasta un puente junto a una fuente, donde gente con caballos de madera comen magdalenas de crema y chocolate, y todos te sonríen, yo te sonrío, mientras la deriva te lleva a través de las flores que crecen increíblemente altas. Y de repente no te veo más, y me desespero, en mi banco de color nada, y releo lo que escribí en este papelito arrugado, buscando una pista para volver a encontrarte.
Pero de repente lo sé, aparecen en la orilla, esperando recogerte. Y aparecés entre las flores, como una más, y te subís a uno de esos taxis de papel de periódico, te subís en el asiento de atrás, con tu cabeza en las nubes, y te vas.
Lucia, la de los colores, la de las flores. Alma de diamante.
Te imagino de nuevo, en un tren en una estación. Los porteros de plastilina llevan corbatas que parecen de cristal. Y caminás entre ellos, y te perdés de nuevo detrás de ellos. La chica con los ojos de caleidoscopio. La chica de las flores, la chica de los colores, Lucia, de diamante.

(Respuesta del miércoles anterior: Janie’s Got A Gun de Aerosmith)

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