La política no para de correr tras el poder, y ya las estrategias electorales comienzan a aflorar a casi dos años de los próximos comicios. Dicen lo entendidos como el columnista Ignacio Zuleta que los preparativos estratégicos del oficialismo son para el programa máximo: un triunfo en primera vuelta de Mauricio Macri para ser reelegido como presidente en 2019. Y contarían para eso con la ayuda del peronismo de las provincias que, masivamente, intentarían adelantar las elecciones. En el cálculo del Gobierno, ya serían 13 los distritos que buscarán desdoblar las elecciones para despegarlas de la nacional.
Es un instinto básico éste de aferrar el poder en los distritos. Pero el gesto revela, también, la desconfianza en que sea posible construir un candidato a presidente que le presente pelea firme a Macri. El único acuerdo de la oposición es inducir, a través de varios candidatos a presidente, por afuera —o sea sin PASO bajo el mismo lema— una segunda vuelta en donde ven una ventanita de posibilidades. Es el mismo drama que hundió a Eduardo Duhalde en 1999. Los gobernadores, con la venia de Carlos Menem, que temía su ocaso si Duhalde lo sucedía, adelantaron en su mayoría las elecciones, con el agravante de que en aquellos años la fecha de las elecciones nacionales no estaba dispuesta por una ley nacional.
Cambiemos, que tiene su candidato, juega a unificar donde puede y no estaba previsto, como en Capital. Ya circula el proyecto de código electoral con fecha unificada y la creación de una instancia electoral, una oportunidad para el loteo en el reparto de cargos con la oposición. Gobernar es dar trabajo, decía Perón, y esa ley necesita mayoría especial de 40 votos.

Nuevos desafíos

Para Cambiemos ese desdoblamiento le presenta desafíos difíciles en dos distritos, Santa Fe y Córdoba, que son, después de Buenos Aires, los que tienen más cantidad de votantes. Allí las elecciones están previstas para los meses de mayo a julio, a determinar. Un Macri ganador necesita que Cambiemos gane o haga elecciones contundentes en esas dos provincias. Córdoba es un dilema, porque el peronismo es allí probadamente anticristinista y ha sido el pedal para el triunfo de 2015. Intentar ganarle al peronismo sería posible solo si Cambiemos construye un candidato fuerte acordado por todos, que no se pelee con los demás. Algo parecido ocurre en Santa Fe, adonde el socialismo ha quedado aislado del radicalismo que juega en Cambiemos junto al Pro. Allí también es necesario un candidato ganador que no aparece aún en el horizonte.

El vigía del PPP

Entre otras cosas, los bordados legislativos son imprescindibles para que prosperen los grandes tejidos. Se confirmó en la semana la designación de un nombre del peronismo de los gobernadores como titular de la bicameral que vigila la aplicación del régimen de la Propiedad Pública-Privada (PPP). Adelantamos aquí ese rumbo, y el cargo fue para Diego Bossio. Este diputado que milita en el campo del peronismo poscristinista integra un club generacional del que son parte, entre otros, el macrista Nicolás Massot y el massista Marco Lavagna. La idea de darle la vigilancia de la PPP a un peronista es para que ese sistema alcance legitimidad como un método permanente de financiamiento, y eso se acelera si lo maneja un opositor. Saben que el PPP se va a convertir en una herramienta de presión de los gobernadores, para que Nación no acapare los proyectos. Eso, creen, ayuda a consolidar un sistema que por ahora es una experiencia.

La mirada compartida

Los encuestadores afirman que la reelección de Macri es el escenario más probable. Los encuestadores Federico Aurelio (Aresco), Mariel Fornoni (Management & Fit) y Rodrigo Martínez (Isonomía) coincidieron en que si las elecciones presidenciales fueran hoy, Mauricio Macri tendría asegurada su reelección. Los consultores analizaron la situación actual de Macri y la oposición y la posible evolución de su imagen y tendencia de voto. Fue en un panel coordinado por el director de LaPoliticaOnLine, Ignacio Fidanza, en el marco de LatinFinance, la cumbre financiera más importante de América Latina.
Si bien las tres consultoras registraron una caída de la imagen de Macri en diciembre de alrededor de nueve puntos -que adjudicaron a la votación por la reforma previsional- los tres consultores minimizaron su impacto en términos de intención de voto.
«La votación por la reforma previsional agregó malestar a los argentinos: hoy 44% evalúa al Gobierno como muy bueno/ bueno, mientras que el 52% lo considera malo/ muy malo», explicó Aurelio.
Es verdad que en diciembre por la reforma previsional Macri cayó nueve puntos, pero el peor momento del gobierno fue en febrero de 2017 cuando estalló el caso del Correo», explicó Aurelio.
Sin embargo, el titular de Aresco explicó que si bien hubo una caída en diciembre, si se hace un análisis desde el inicio de la gestión, la valoración del Gobierno estuvo y se mantiene «signada por el ballotage». «Lo votó la mitad, eso se mantuvo aunque con vacilaciones. El peor momento fue en febrero de 2017, en ocasión del Correo Argentino, porque apuntó al eje que más valora la sociedad del Gobierno: la lucha a la corrupción y decir la verdad».
Fornoni presentó datos similares en términos de la caída de diciembre. «Macri perdió 9 puntos desde entonces hasta ahora, pero ese número era el capital político que había sumado después de la última elección. Lo tenemos en los mismos valores que marzo/abril del año pasado, sólo perdió el plus que había ganado en 2017. Las expectativas de la gente cayeron 10 puntos. Hoy sólo un 30% cree que va a estar mejor».
Martínez coincidió en relativizar la caída y dijo que los principales «activos» del Gobierno están vinculados a «cuestiones intangibles». «En 2015 uno se imaginaba que los números iban a acompañar mucho más la gestión», agregó y reveló que aún entre la base del voto duro de Cambiemos «cuesta encontrar una bandera clara de qué es lo que valoran del Gobierno». Martínez señaló que este sustento un tanto líquido de Macri es un riesgo en términos políticos, porque si bien es un gobierno que desde el inicio se ha mantenido bastante estable en su nivel de apoyo, este ronda un modesto 40 por ciento. Aunque con matices, el diagnóstico que hicieron sobre la oposición fue similar, ya que coincidieron en que no hay ningún dirigente que este capitalizando la caída relativa de Macri.
Fornoni sumó: «Nadie ha crecido en el último tiempo, hay atomización, tenemos a todos los candidatos bajando. Provincia de Buenos Aires, Córdoba, Mendoza, la Ciudad de Buenos Aires y Santa Fe son cinco distritos en los que Macri tiene más del 50 por ciento de aprobación y no hay ningún opositor que pueda hacerle frente allí».
«Hoy para los argentinos el principal problema es el económico y ese desgaste lo sufre mucho más el Gobierno nacional que los provinciales», fundamentó.

Leales para blindar al presidente

Este plan de protección con leales a toda prueba para los dos años que le quedan a Macri de presidente, incluye la designación de un Pro puro-purísimo para ser presidente de la comisión de Juicio Político. Es donde se agitan los proyectos de juicio político al presidente y los miembros de la Suprema Corte. Siempre ejerce ese cargo un diputado dispuesto a dar la vida por el presidente. Es un cargo que se blinda con bulones y soldadura autógena, porque cualquier traspié del presidente, o de algún juez de la Corte, convierte ese retablo en un escenario gigantesco. Hasta ahora el encargado de custodiar esa comisión era Álvaro González, que pasa a presidir la comisión que vigila la Auditoría. Lo reemplazará Javier Pretto, un hombre del Pro de Córdoba, que milita junto a Macri desde 2010, y que volcó a la UCeDé de esa provincia hacia ese partido, después de integrar la coalición que conducen Juan Manuel de la Sota y Juan Schiaretti. Eterno intendente de La Carlota, pertenece al grupo de Emilio Monzó, y éste lo impulsó como cancerbero fiel en Juicio Político. No es momento parta preocuparse de esa comisión, pero en cualquier momento puede ser necesaria una prueba de lealtad. Habrá que ver…

Fuentes: ZuletaSinTecho, Clarin, LaPoliticaonLine, NA.