LOS EMPLEADOS PÚBLICOS Y VECINOS QUE MARCHARON FUERON MUCHOS, DEMASIADOS. TANTO COMO EL ESTADO CLIENTELISTA QUE UTILIZÓ EL PODER POLÍTICO EN LA ÚLTIMA DÉCADA Y MEDIA. REFLEXIONES SOBRE LA PROTESTA DE LOS VOTANTES QUE AHORA SON OPOSICIÓN

El colapso de la demagogia

Por Juana de Arco*

La palabra no gusta, y más asociada a un gobernador extinto hace apenas 140 días. Pero no hay que tenerle miedo a las palabras, hay que tenerle miedo a los hechos. Eso hace mucho más por la memoria, que cualquier relato romántico, que también debe existir por supuesto.
Ayer la movilización de agentes del Estado Provincial de Chubut se midió en impacto más que en personas, aunque 5 mil almas recorriendo las calles de Rawson en un deambular personalísimo mostraron a las claras que ni el poder se transfiere por herencia, ni la vecindad está dispuesta a sostener un proyecto `ad honorem´ por el solo apelo a la memoria del líder. La de ayer fue una voz en off que le ordenó a la demagogia replegar y dar paso a una nueva gobernanza. ¿Cuál será? Pocos lo saben. Pero que este modelo se acabó hace rato, no hay duda alguna. No sólo el populismo hipócrita apelando a mayor integración e igualdad, para que en definitiva poco y nada cambie en las bases populares, sino el clientelismo y el cálculo extremo.

A la luz de los tiempos

En la historia de las doctrinas políticas se considera que fue Aristóteles quien individualizó y definió por primera vez la demagogia, definiéndola como la “forma corrupta o degenerada de la Democracia” que lleva a la institución de un gobierno discrecional y personalísimo que aplica el poder en nombre del pueblo. Aristóteles sostenía que cuando en los gobiernos populares la ley es subordinada al capricho de la masa, surgen los demagogos que halagan a los ciudadanos, apelan a un cambio rotundo en sus realidades, dan máxima importancia a sus sentimientos y orientan la acción política en función de la cantidad. Aristóteles define por lo tanto, al demagogo como “adulador del pueblo”.
Esta demagogia -según Platón y Aristóteles-, puede producir (como crisis extrema), la instauración de un régimen autoritario oligárquico o tiránico, que más frecuentemente nace de la práctica demagógica que ha eliminado así a toda oposición. En estas condiciones, los demagogos, arrogándose el derecho de interpretar los intereses de las masas, confiscan todo el poder y la representación del pueblo e instauran un manejo personal insustituible y peligrosísimo.
Todo indica que fallecido este líder, ha muerto también este vínculo. La realidad lo está mostrando. Toda esa masa de gente que ayer marchó por Rawson, fueron en algún momento votos del actual gobierno. Sin embargo roto el vínculo de confianza y el cumplimiento contractual, hoy son los principales opositores. Ese es el camino escabroso de la demagogia. Corto y perecedero. Y difícil de remontar en términos de construcción de poder, por eso mismo de que se destruyó toda oposición, incluso se debilitó todo perfil de hasta los propios que podrían haber florecido a la sombra de su liderazgo como alternativa de conducción. Como alguna vez lo graficara un expresidente también extinto con eso del “Comeperros”.
Tanto ha sido el simbronazo de caída de todo el andamiaje de poder que lo viejo no termina de morir, y lo nuevo de nacer. De hecho, el propio gobernador Mariano Arcioni surfea entre esas dos aguas: trata de mostrarse como otro tipo de conducción, pero se denomina una continuidad. Todo esto deja en el aire y a definir un gran interrogante que hace al futuro inmediato y es ¿con quién tiene el conflicto hoy el pueblo, con el gobierno que asumió en 2015 o con la conducción de Arcioni? Que las medidas tomadas por Arcioni producto de la realidad encontrada no fueron de lo más populares, está dicho. Pero al parecer ayer quedó claro también que los manifestantes entienden que esto no viene de hace 140 días, y que estuviera o no Das Neves, lo único que podría haber pasado, es prolongar la agonía de un Estado arrastrado por un modo de gobierno evidentemente tan partenalista y demagógico como inviable.

Marcharon muchos, y son demasiados

Ayer el impacto en todas las voces asombradas por la manifestación de los empleados en Rawson, fue la cantidad. “Una multitud”, “Mucha gente”, “Una marcha pocas veces vista”, eran algunas de las expresiones de quienes fueron testigos del peregrinar del gentío que fue avanzando desde diferentes accesos de la Capital provincial, dirigiéndose al ministerio de Economía y luego a Fontana 50, a Casa de Gobierno. Increíble apenas pudieron entregar un petitorio a un ministro, el de Familia. El resto, por cuestiones de agenda, estaban ausentes, con aviso, aunque a sabiendas que sus empleados reclaman diálogo. Este contrate de muchos gobernados y ningún gobernante dice demasiado de la actual situación política provincial y de lo que quedó tras el fallecimiento de un líder como Das Neves: definitivamente `campo arrasado´.
Y si el asombro fue porque eran muchos, realmente esto es así y certifica el principal mal de la demagogia.
Chubut tiene unos 43.385 empleados dentro de la administración pública, casi triplicando los puestos laborales privados. Un dato que habla de un modo de gobernanza, donde se puso la carga en un Estado paternalista atado a un coto electorialista evidente: la estructura pública. “Quien tenga bien a los empleados públicos, mantendrá la gobernación y el poder”, afirmaba hace unos años un observador nacional de visita por Rawson. Y no le erraba nada.
Das Neves fue un conocedor nato de las cuantificaciones oportunas, por eso se dio el lujo de ganar trece grandes procesos electorales entre elecciones a Gobernación, legislativas nacionales y complementarias e internas. Un dato que para muchos es tremendamente auspicioso como vara para medir el exitismo electoral desprovisto de mayor análisis (no importa cómo sino qué). Sin embargo este modelo de perpetuarse en el poder a costa de clientelismo y populismo, termina saliendo caro a la institucionalidad. Muestra de estos existen y han existido en todo el mundo.
Basta razonar nomás que mientras el año pasado rondábamos los 40 mil empleados públicos, el empleo privado `registrado´ llegaba a duras penas a un 50% .
Mientras a nivel general, las provincias argentinas se mantuvieron prácticamente invariables, con una variación del 0,1%, desde la asunción de los nuevos gobiernos, Chubut ni bien asumido Mario Das Neves comenzó a aumentar personal. Así, la provincia registró un aumento del 3,9% en la cantidad de agentes públicos, lo que representó a principios de 2016 la variación más importante en el país de acuerdo a los datos que se desprendieron oportunamente de un informe elaborado por el Ministerio de Trabajo de la Nación para el primer semestre de 2016.

Una estrategia demasiado cara

Pero no sólo hubo ingresos en 2016 por un 3,9%, ni bien asumido Das Neves, sino que el gobierno anterior que lideró Martín Buzzi (candidato de Das Neves que gana con su estructura política y vira luego al PJ-FPV), también fue aumentando el gran elefante del Estado, y dejando además incorporaciones de último momento. Por ejemplo el mismo informe expone que entre junio de 2015 y junio de 2016, hubo alrededor de 3.000 ingresos (7,4%).
Pero la “joda” de gastar más de lo posible, y de tapar con el empleo público la falta de proyección productiva y de inversiones privadas en una provincia literalmente rica en recursos naturales y perspectivas de desarrollo, comenzó entre los años 2003 y 2013.
En ese periodo, según un informe de la consultora NOAnomics, que lidera el economista Felix Piacentini, “la provincia del Chubut aumentó su planta de empleados estatales en un 64%, y los casi 40.000 agentes públicos (según los datos oficiales del Presupuesto 2014 aprobado en la Legislatura) ya equivalen a 84 empleados públicos cada mil habitantes, una cifra sólo superada por otras tres provincias argentinas (sic)”. Con esto, el informe dejaba bien clarito el grado de irresponsabilidad política que arrastramos al sentenciar que “Chubut es la cuarta provincia de la Argentina que más aumentó la cantidad de empleados públicos en la última década y, además, la sexta que más agentes estatales tiene cada mil habitantes”. “Esta tendencia de mayor creación de empleo público que privado intensifica las tensiones salariales provinciales, a la vez que deja en evidencia que es una trayectoria insostenible en el mediano plazo”, explica Piacentini en su informe.
Todo esto toma otra trascendencia ahora, rota la cadena de pagos, con la gente reclamando en las calles y la inquietud entendible ante el colapso de sus propias administraciones, atadas al destino incierto de lo públicos. Sobre todo al tener en cuenta que lo que se destina para salarios está hoy, producto de estas irresponsabilidades y desmanejos políticos, por encima del 90% del gasto que realiza el Ejecutivo Provincial.
Ya el año pasado el déficit fiscal que se arrastraba de unos 1.200 millones de pesos viró a más de 1.800 millones de pesos. Sin contarse aún la reapertura paritaria en algunos sectores de la administración pública, parte de la cual definió compromisos que después no se pudieron cumplir. Y todo esto, parte de la prensa lo advirtió oportunamente, más allá que al poder político no le simpatizaran demasiado las precisiones cuantificables. Por eso, no hay que tenerle miedo a las palabras, sino a los hechos que describen esas palabras. Muchas veces la demagogia ha utilizado argumentos que equivocan las relaciones lógicas y hasta adoptó premisas evidentemente inaceptables. Falacias, nada más ni nada menos que falacias.

*Soy Juana de Arco, …y ceniza de tantos.

ÚLTIMAS NOTICIAS