El déficit energético volvió a crecer en el último año

El Gobierno Nacional no ha logrado revertir uno de los grandes déficit heredados de la presidencia de Cristina Fernández, que es el del sector energético.
Si bien durante los últimos dos años ha habido cambios en el esquema de negocios de dicho sector, la debilidad de la producción no puede seguir el ritmo al alza del consumo, lo que profundiza el desequilibrio de las cuentas externas.
Tras exhibir un notorio supéravit comercial hasta 2010, a partir de 2011, Argentina cayó en un déficit energético. Con precios del barrio por encima de los 100 dólares para las variedades de referencia WTI y Brent, la insistencia de la administración de Cristina Fernández en poner un tope interno para el precio del barril por debajo de 80 dólares desincentivó las inversiones en petróleo y gas, que requieren hundir grandes montos de capital y demandan una proyección de largo plazo.
La estatización de YPF y el incipiente desarrollo del mega yacimiento no convencional de Vaca Muerta paliaron apenas el desenlace.
En 2013, el rojo comercial por energía alcanzó su máximo de 6.902 millones de dólares según datos del Indec, y éste se fue moderando en años subsiguientes, hasta los 2.877 millones de dólares en 2016. Pero en 2017 volvió a crecer a un 13,7 por ciento, hasta los 3.272 millones de dólares, por mayores importaciones y un alza de precios internacionales.
Por su parte, Pablo Besmedrisnik, analista de Invenómica, refirió que “la producción petrolera no encuentra su piso y en 2017 se contrajo en un 6,4 por ciento frente a 2016. Sin embargo, la evolución de la producción petrolera genera mayor preocupación cuando se la analiza en términos del tamaño de la economía nacional: en los últimos 10 años, la producción de petróleo en relación al PBI cayó un 37 por ciento”.

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