LA JUSTICIA ALLANÓ 22 EMPRESAS CONSTRUCTORAS EN CHUBUT. SE DESTAPA LA OLLA DE LA OBRA PÚBLICA, LAS COIMAS Y LOS SOBREPRECIOS. LA RÉPLICA DEL MONUMENTO AL “RETORNO” QUE MERECERÍA REEMPLAZAR AL DINOSAURIO

Caritas de cemento

Por Juana de Arco*

Tan pero tan asumido está el retorno en la obra pública, que en nuestro país existe una estatua única en el mundo dedicada precisamente a la coima. Así como lo escucha vecino. Alguna vez lo resaltó magistralmente el periodista Luis Gasulla
quien escribió sobre el arranque de la simbología que marcaría la constante de este negocio. Cuenta Gasulla que “nacido en Italia en 1885, el escultor Troiano Troiani llegó a nuestro país veintinueve años después para diseñar los faroles de la Plaza de los Dos Congresos en Buenos Aires. Pero su obra más singular y polémica son dos estatuas de piedra ubicadas en los vértices del edificio mencionado: una de ellas lleva un cofre en una mano y extiende la otra hacia atrás, pegada al cuerpo, con la palma hacia afuera. Mira para abajo, distraída, picarona, como si simbolizase la `viveza criolla´ que nos caracteriza como argentinos. A las estatuas se las llama, en voz baja, el monumento al soborno. El único que existe en el mundo. Vaya paradoja, las pintorescas figuras no aparecían en el proyecto original encargado al arquitecto José Hortal. Tal vez por esa razón el creador las escondió, a un costado, sin registrarlas en ningún plano ni archivo. Las `hermanas´ fueron testigos mudos de coimas escandalosas, sobornos impensados, fraudes y centenares de negociados, coordinados a centímetros de sus miradas. Nadie se refiere a monumento. La estatua con la mano extendida no tiene precedentes en el mundo. La imagen de piedra, al acecho, en una esquina del segundo piso, simboliza el pago de coimas, una constante en la historia de la obra pública en la Argentina. Las estatuas representan una denuncia sutil, una alegoría de lo que pasaba en los años treinta con la obra pública y una profecía de lo que sucedería en el futuro”.

Constantes en el tiempo

Ayer allanaron veintidós empresas constructoras en Chubut, y sin embargo la noticia no tuvo (por ahora) la envergadura de otras a nivel nacional. Tal vez la constante es que nadie puede definitivamente “escupir para arriba” en estos temas. El kirchnerismo tiene preso a Julio De Vido y a un ícono del tema como José López. Y el macrismo tiene su propia historia a cuestas, desde que a mediados de los 70 en Argentina se empezó a utilizar el concepto de “patria contratista” para definir al grupo de grandes empresas proveedoras del Estado que se enriquecieron gracias a increíbles negociados, sobre todo con la obra pública. “Uno de los exponentes emblema de esa `generación´ fue precisamente el propio grupo Macri, que comenzó su relación comercial con el Estado argentino bajo la dictadura de Juan Carlos Onganía y que fue altamente beneficiado por la última dictadura militar del `76”, afirman los libros de historia.
Muchos actores forman parte de la obra pública que ha sido y es en nuestro país la caja más importante para la política y para el enriquecimiento personal de los funcionarios. Entre esos actores además, y fundamentales están la Dirección Nacional de Vialidad y la Cámara Argentina de la Construcción (Camarco), que no escapan a la mirada de piedra de la estatua que sostiene el cofre en sus manos.

Un sistema para entendidos

El sistema de la “patria contratista” tiene algunas claves a entender. Por ejemplo:
.La coima: Hasta el ex titular de la Unión Industrial Argentina (UIA), Héctor Méndez, lo reconoció al afirmar que los empresarios llamaban Movicom “porque va con el 15 adelante” a la obra pública. El “15 adelante” no es otra cosa que la coima que privados le deben pagar a funcionarios públicos para obtener licitaciones. Hay algunos que tienen la suerte de “ahorrarse unos manguitos” y no pagar coimas, ya que en vez de tener que pasar por una licitación pública, son beneficiarios de adjudicaciones directas. .Sobreprecios: van de la mano con la coima. En algunos casos, como es el caso de algunas de las obras ejecutadas por Austral Construcciones -la empresa de Lázaro Báez-, los sobreprecios pudieron llegar al 150%. Del sobreprecio, y no de la ganancia, sale la plata para la coima. Si la obra cuesta 100, se “arregla” que se factura por 130 y ese 30 de más se lo reparten entre el coimeado (funcionario) y el coimeador (empresario). Así el que paga es “usted con los impuestos”.
. Adelanto por certificación de obra: el caso López revelo que en muchos casos se adelantaba dinero cuando funcionarios (como López) certificaban el avance de la obra. La secretaría de Obras Públicas, en manos de José López, llegó a pagar el 100% de obras que nunca se terminaron de hacer.
. Testaferros: muchas veces funcionarios son al mismo tiempo los empresarios “encargados” de llevar adelante las obras. Para eso, utilizan una intrincada red de amigos, hermanos, que actúan de testaferros.
Como dato de lo que marca la historia, tal como lo advirtió alguna vez la diputada de la Coalición Cívica, Paula Oliveto Lago “No es menor que los secretarios de obra pública de los dos distritos más importantes hayan terminado así. Uno preso (José López) y el otro suicidado (Alejandro Arlía). Habla de un modelo”, sentenció la legisladora.

Quemá ese Excel

En chubut, no es casual que la escandalosa causa “El Embrujo” haya arrancado por sobreprecios en obritas hasta derivar a instancias aún insondables.
La aparición de planillas con nombre de empresas constructoras y montos entre la documentación secuestrada al exsecretario privado del Gobierno, fue la punta de un ovillo que evidentemente trae lana. Por ahora hubo 22 empresas allanadas en el marco de las investigaciones, y la justicia dirá cuál es la responsabilidad que les compete a estas protagonistas de la trama de corrupción que emergería después de años de statu quo. Las empresas constructoras de la Provincia del Chubut, están nucleadas en la Cámara de la Construcción, una entidad no poco sospechada, que en este momento es presidida por Patricio Musante, un ex funcionario dasnevista en Vialidad Provincial, actual Gerente de la Empresa Sudelco SA, una de las allanadas.
Sudelco SA era una empresa del empresario Juan Carlos Polenta, quien con ya muchos años en el negocio y con la edad necesaria para retirarse y descansar, decidió vender la empresa. A partir de entonces se comenzó a reconocer en el ambiente a la firma como parte del grupo económico del ex asesor ad honorem y multiempresario trelewense, Jorge Aidar Bestene.

Detalles del negocio

Los aceitados vínculos de la Cámara y algunas empresas amigas fueron cimentando una operatoria alguna vez detallada por el sitio Cholila Online con bastante precisión: “La Provincia del Chubut envía a la Cámara -a través de Musante- distintos listados de obras a realizarse. Ya el listado dentro de la Cámara, las mismas se reparten entre sus distintos miembros según sus capacidades de obra y especialidades. Asignadas las obras, solo resta organizar la licitación: se ponen de acuerdo quienes son las empresas que `acompañan´, es decir, que también comprarán el pliego y se presentarán a mayor precio para que parezca una licitación real. ¿Qué recibirían los funcionarios políticos a cambio de esta connivencia? Entre el 3% y el 5% de cada certificado de obra pagado”.
Es decir, todos los meses las empresas constructoras certificaban su avance de obra, y una vez percibido el mismo, deberían devolver/reintegrar al Gobierno (sus funcionarios en realidad) del 3% al 5% de cada certificado. ¿Quiénes se ocupaban de cobrar este retorno tan sensible? Las sospechas y señalamientos recaerían en masa en Diego Correa y su secretario, Diego Luters, quienes como unidad Gobernador dependían de Coordinación de Gabinete.

¿De cuenta plata estamos hablando?

Afirman también fuentes confiables que “La obra pública es muy variable y depende del dinero que tiene la provincia y en plan de obras públicas que desarrolle. Y que lo que se manejaría rondaría los
90 millones de pesos de coimas por año”. La cuenta surge de una cuenta concreta, Dicen los entendidos que “en el 2015, el promedio de certificaciones de la obra pública era de aproximadamente 250.000.000 de pesos, lo que representa un retorno (coima) mensual de 7.500.000 de pesos, y anual de 90.000.000 de pesos”.

Una larga historia

Desde hace más de doce años, casi cien millones por año no solo se utilizaría para hacer política, sino para pagar sobresueldos en negro, como los que surgieron de las listas negras que hoy investiga la Justicia. Con todo esto, no es extraño que el Gobierno Provincial tenga hoy el déficit mensual que tiene, cuando se habrían producido malversaciones mensuales de tal envergadura. Tampoco fue extraño que el tema de los sobreprecios y los retornos fuera la arena de disputa por la caja política por la que se cruzaron no pocas veces el PJ y el dasnevismo tirándose con munición gruesa.
En 2015 por ejemplo el diario El Chubut, ventiló como el extinto Mario Das Neves “tomó como ejemplo de supuestos sobreprecios en la obra pública contratada por la provincia el caso de la empresa Peña Construcciones y la obra adjudicada para la pavimentación de la ruta que llega a Corcovado por 20 millones de pesos y que, según el diputado nacional `antes de arrancar fue subida a 41 millones´. También habló en una entrevista concedida a LU20 de la obra del Centro de Encuentro otorgada a la misma constructora `que arrancó con 40 millones y anda ahora por los setenta y pico´. El entonces diputado que esperaba reasumir la gobernación ya apuntó con sus críticas al ministro de Infraestructura de Buzzi, a quien se refirió como “ese chiquitito de Obras Públicas que ahora habla de política también, Maximiliano López”. Y advirtió “que no se haga el vivo porque va a tener que pagar, de acuerdo al artículo 69 (de la Constitución Provincial) todas las barbaridades que producto de su firma el Estado provincial se está comprometiendo a pagar”, diría Das Neves al tiempo que pedía a las empresas constructoras que “no sean cómplices en estas maniobras porque si no tampoco van a poder cobrar. Nosotros no vamos a pagar lo que no corresponde”, aventuraba ante un posible regreso al Gobierno. Y regresó nomás, y la cosa no fue muy diferente. Sólo cambió presuntamente de protagonistas y montos, hasta que se dio la excepción que confirmaría la regla: la Nación y la Justicia patearon por ahora este tablero.

Fuentes: “El negocio político de la obra pública”, Sudamericana, NA, propias.

*Soy Juana de Arco, …y ceniza de tantos

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