HISTORIAS CURIOSAS PARA CONTAR EN DÍAS DE LLUVIA

Entre daikiris y leones, los trabajos más extremos del mundo

Por Javier Arias
javierarias@eldigito.com

El otro día estaba leyendo las noticias en internet y me desayuno, tarde, como siempre, de una búsqueda laboral de lo más interesante. El caso, atento y ávido lector es que el Departamento de Turismo de la isla de Queensland en Australia buscaba –y digo bien., en pretérito, para que nadie se haga ilusiones y salga corriendo al correo-, mediante un concurso abierto seleccionar postulantes para desempeñarse en lo que bien puede considerarse el mejor trabajo del mundo. Uno puede imaginar varias opciones que puedan definirse de esa manera, ¿probador de helados, catador de colchones, masajista de modelos? No, nada que ver, el empleo ofrecido consistía en ser turista, exactamente, así como suena, ser turista. Las tareas requeridas, entre otros sacrificios, eran disfrutar de la playa, pasear por la arena, tomar sol un rato, tal vez bucear un poco, conocer gente y, la función principal, ir publicando en un blog de internet todas estas actividades, goces y aventuras para promocionar la isla con fotos y relatos. Dígame, querido lector, ¿usted se hubiera ofrecido? Le diré que fueron miles las cartas recibidas, los curriculums entregados fueron de lo más diversos y variados, y eso sin considerar que el trabajo incluía pasajes, estadía en un hotel de lujo y cien mil dólares para gastos.
Y uno que se conforma con cualquier cosa, yo creo que me arreglaba con una carpa y una hamaca paraguaya. La cosa es que estos tipos recibieron nada menos que 34.000 solicitudes -doscientos cincuenta y dos de Argentina- de las cuales eligieron a cincuenta para escoger finalmente al afortunado “trabajador” que se quedará con el puesto, el cual será anunciado el próximo 6 de mayo.
Pero no quisiera dejarlos con ese sabor amargo de sentir que han perdido la oportunidad de sus vidas en no haberse enterado antes, que nuestro trabajo tampoco es tan malo, todo depende de con quien nos comparemos.
Porque si bien ese tipo que se la va a pasar tomando daikiris frente al mar en Australia es digno de envidiar, ¿qué debemos decir de, por ejemplo, los guardaespaldas? Pobres cristos que tienen la obligación de sacrificar su propia seguridad por la de su cliente. No, no, no debe ser nada agradable. ¿Y que me dicen de ser soldado del ejercito de Estados Unidos? Desde Bush para esta parte debe ser una de las profesiones más ingratas del mundo.
Trabajar en un escuadrón antibombas tampoco debe ser muy cardíacamente aconsejable. Ser bombero es también una elección arriesgada, valiente, encomiable, elogiable, pero convengamos, arriesgada.
También, leyendo por ahí encontré un ranking más serio, que incluía a los trabajadores de la pesca, a los camioneros, a los pilotos de avión y hasta a los cobradores de morosos, pero no quisiera asustar a nadie tampoco.
Lo que sí, el que me parece un trabajo de lo más insalubre es el de camarógrafo de la Metro Goldwin Mayer. Y no, no estoy loco, que una cosa es poner la cámara para filmar a beldades como Jennifer Aniston o Angelina Jolie, y otra muy distinta es andar retratando a leones vivos. ¡dejate de jorobar, otra vez querés cambiar el logo! ¡Que lo haga otro!

Nota del autor: Información recogida de las páginas http://sobrecuriosidades.com y http://www.esloqueopino.com/

ÚLTIMAS NOTICIAS