Por Alejandro Lodes

Yumiko se encuentra sola caminando por el desierto, las ruinas son obscuras y no tienen calor alguno, pero debe seguir los puntos en su radar. Sin plan alguno busca la máquina más cercana para destruirla de alguna manera. Una línea recta es la forma más rápida de llegar, pero desconoce las aventuras que le tocarán cruzar.

Musgos grisáceos la rodean, como si de tristeza se tratara. El mundo es un lugar absurdo ahora, la gente escasea y no hay comunicación. Extraña sentirse humano. “Hay algo que uno nunca debe olvidarse: El sentido del humor o uno se convierte en un ser maligno” – Piensa y sonríe mientras se queda dormida en el suelo gris y sin alegría.

El sol brillante la despierta y unas lágrimas aparecen en su rostro. La sensación de estar perdida la abruma, “¿Hans sabría que hacer en una situación así?” – Se pregunta guardando sus cosas y continuando el viaje. Camina mirando fijamente esa pantalla verde hasta que un fuerte olor la detiene. Es un horrible basural, lleno de bolsas plásticas y partes metálicas, pero a pocos metros puede ver una caja tirada que le llama la atención.

Al acercarse puede leer la etiqueta “Devolver al fabricante. Made in England”, y decide abrirla con cuidado. “Es un perrito!” – Se pone alegre, junta sus partes y las une siguiendo un breve manual. Guarda la base cargadora en su mochila, y presiona un botón que se encontraba en el torso metálico. El corazón de Yumiko se llena de alegría y abraza a su nuevo amigo, como si no lo fuera a ver nunca más. Puede ver que posee sensores en sus piernas y rostro, su colita muestra emoción con las caricias y produce ruidos muy graciosos al tocarle la panza.

– “¿Que estás haciendo aquí?”.
– “Soy ERS-900, me abandonaron mis anteriores dueños sin darme un nombre”.
– “¡Ahora eres Piro, y soy tu nueva mejor amiga!”.
– “Mis baterías se encuentran al 24% y mi autonomía será de 6hs”.
– “¡Encontraremos un lugar, te lo prometo!¡Ven perrito!”.

Las horas pasan siguiendo unos cables de tensión. Debe encontrar un refugio y electricidad para su nuevo compañero. Las estrellas brillan mientras la luna llena ilumina su camino. Un cable desciende hasta unas ruinas y es allí donde pararán. “Tengo miedo. ¿Quién va a cuidarme?, un perrito robot no puede hacer eso” – Pronuncia en voz alta, mientras Piro moviendo su cola le muestra unos hongos comestibles.

Un escaso fuego ilumina la comida, unos hongos y hiervas, pero el sabor y la alegría de masticar nuevamente transforman el ambiente. La electricidad apenas funciona en ese viejo cable, pero el voltaje alcanza para que la base cargadora se encienda.

– “Estas muy serio perrito, ¿Acaso tengo que enseñar a reír a todos los que me acompañan?”.
– “Creo que deberías ajustar mi nivel de humor entonces”.
– “Configúralo al 99% por favor”.
– “Espero no jadear durante todo el camino o consumiré más rápido la batería” – Bromea Piro.

Yumiko vuelve a mirar su radar, le indica 12km hacia el punto más cercano. Su enemigo se encuentra cerca y ha estado quieto por horas, debe armarse de coraje y preparar una estrategia. Sus ojos comienzan a cerrarse y cae en un sueño profundo. Piro se mantiene en estado de alerta mientras sus baterías se cargan y luego de un tiempo entra en estado suspendido.

El fuego se apaga, pero la primer batalla iniciará en cualquier momento…

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