UNA TREGUA CON LO DEMÁS, EL DÍA DEL PERIODISTA. LA ÉTICA DEL DECIR ANTE LA HÉTICA DE LA POLÍTICA. REFLEXIONES DEL DÍA DESPUÉS

Con hache y sin ache

Por Marisa Rauta

Hay palabras desconocidas y otras violentadas sistemáticamente en periodismo. La “hética” es una enfermedad de tullido óseo y carencias, la sin `hache´, es la ética que define lo correcto o equivocado del comportamiento humano en relación a los demás. Una especie de vara de convivencia, se podría decir.
Esta fecha y este año puntualmente, no es una satisfacción confirmar una primicia dieciocho años después. Y menos cuando se trata de la descomposición de parte del entramado en el que se asienta la institucionalidad “hética” de nuestra Provincia. Y digo primicia, porque el mérito de un anticipo está en lo dicho, nunca en lo omitido. Con todas las terribles consecuencias que haya tenido ese primereo de exponer el `saqueo político´ percibido, para quienes `aguantamos esa parada´ en su debido momento, hoy podemos decir que haberlo escrito oportunamente, y sin “ache”, fue tan amenazante de error solitario, como ahora liberador por sobrepobladas razones.
Ayer fue un día enrarecido por la cercanía inusitada que sentimos quienes abrazamos esta profesión, y día tras día hacemos de lo público, nuestra fajina. En general, entre los periodistas, suele haber un secreto temor a la cercanía o resistencia a la confianza, tal vez por los peligros que ha signado parte del corporativismo empresario, que dividiendo, reinó. Afortunadamente los eventos de público conocimiento nos han casi unido en la desgracia del relato estas semanas, y eso suena saludable. Saber que hay redes que contienen al malabarismo de quienes investigan y trasmiten con convicción, siempre es tremendamente tranquilizador.
También fue un día doliente por la ausencia de quienes fueron silenciados, en alma y hasta en cuerpo. Porque la injusticia, la corrupción y el abuso de poder, mata con muchas muertes diferentes y posibles. Hay profesionales que ya no están, y medios que ya no existen.
Dice el maestro Javier Restrepo, que “Si la sociedad deja de apoyarse en la verdad, queda a merced del capricho y la arbitrariedad, porque nada será sólido ni seguro, y se cierra su acceso a lo real. La verdad proporciona un sólido anclaje en lo real. Y sin la verdad, el periodismo pierde todo su peso moral y su razón de ser. Se es periodista para decir todos los días la verdad de lo que sucede. Cualquier otro objetivo es secundario o superfluo”.

El camino de las verdades

El experto de la Fundación Gabriel Márquez (FNPI) al que una vez tuvimos el honor de conocer con mi estimado amigo y Periodista, Pablo Dratman, aporta un “consultorio de ética” al que cualquier profesional puede acceder como oráculo infalible para esas contradicciones de la experiencia del decir.
“Seguramente es imprudente confiar en la razón y en las percepciones por sí solas, sin seguir instrucciones de la verdad que sientes y la verdad que te cuentan. Pero descartarlas todas es un terrible acto de automutilación, una disminución de la humanidad, como si nos infligiésemos simultáneamente, una mutilación y una lobotomía, furiosos por los errores de la mente y los sentidos”, afirma.
Apelando a Felipe Fernández Amesto en `Historia de la Verdad´, induce a que “Una noción de lo sagrado subyace bajo los tradicionales test de la verdad de la humanidad y envuelve los conceptos con los que están relacionados. Palabras que parecen disociadas tiene la misma ascendencia: verdad y virtud; orden y rito, aritmética y dharma. La búsqueda de la verdad es un combate, parte de una guerra contra el caos, un agotador ritual para librar a la realidad de la duda nombrando sus partes, o un hechizo para salvarla de ser engullida por la nada. El relativismo, el subjetivismo y la deconstrucción podrían romper el hechizo. La verdad podría ser relativizada al margen del léxico, o ser reducida a otro, en nombre de la falsedad, sin objetos de los que hablar; el sujeto podría convertirse en una voz ignorada, clamando en el desierto; la deconstrucción podría demoler cada enunciado de cualquier signo dejando tan solo una sonrisa cósmica. Estos bárbaros proyectos podrían tener éxito; algunas civilizaciones han sucumbido a los destructores y la historia es una senda trazada entre sus ruinas”.

¿Es necesario el debate sobre ética periodística y política?

Uno de los grandes temas que el periodismo debe afrontar en Latinoamérica es precisamente este. No hace falta insistir en el marco en que lo contextúo: con una Provincia como Chubut, herida mortalmente por la desconfianza pública sin posibilidades claras de consenso político; y una condena social que afea cualquier proceso judicial en curso.
Para Restrepo, el de la ética “es un debate necesario. La de estos países no es una política subdesarrollada sino divorciada de la utopía ética. Mientras la política y los políticos se apoyan en el discurso como instrumento fundamental, y convierten lo ético en algo nominal y teórico, la naturaleza de lo ético exige los hechos, de modo que los discursos se reflejen en las conductas.
Esto ha dado lugar a las ambigüedades y mentiras de políticos y gobernantes, que una cosa dicen y otra hacen, con lo que se convierten en difusores de la desconfianza y de la pérdida de credibilidad de lo ético. Así el miedo como instrumento para imponer contradice las propuestas de respeto a la dignidad, a la libertad y a la autonomía de las personas. Sucede lo mismo cuando en el arsenal de políticos y gobiernos aparece la falsedad como sustituto de la verdad, y se prescinde de los hechos. La era de la posverdad y las políticas fascistas que prescinden de las posibilidades de las personas son fenómenos mundiales”.

Del video de la polémica, al interés público

Para llevarlo a la práctica, uno de los grandes revuelos que caracterizó el Día del Periodista fue el video donde uno de los testigos claves de una de las causas por corrupción que enfrentan exfuncionarios provinciales, da su testimonio en carácter de exministro Coordinador. El tema que centró en el marco de tamaño entrevero legal, no fue tanto lo que dijo, sino porqué y cómo trascendió. Al punto de hasta tirarse con señalamientos entre quienes accedían a esa documental, fiscales y defensores. ¿Pero es que no entendimos nada aún en el extremo estado en que estamos? Qué parte del secretismo del poder no se comprende que no es legal, ni ético, ni saludable para ningún gobernante ni gobernado.
Es verdad que a veces hay que recordar que el de la intimidad es un derecho de toda persona, que en el caso de los empleados públicos se restringe pero no desaparece. Pero como afirma el `clínico´ colombiano sanador de dudas, “En cuanto manejan asuntos relacionados con el interés público, los funcionarios deben rendir cuentas y estar dispuestos a aceptar en su práctica el aforismo latino: `pública, publice´. Es decir, que los asuntos públicos se tramitan públicamente”.

Las diferencias políticas entre colegas y medios

Finalmente, y también hay que decirlo y bajarlo a nuestra realidad, que muchas de las cosas que están hoy aflorando en Chubut, han tenido un `cono de silencio´ (similar al de aquel Súper Agente 86 en sus verdades ridiculizadas de guerra fría), donde el poder y la prensa compartió secretos a voces estos últimos 20 años provincianos, que rozan incluso las dudas comprensibles de complicidades presuntas. Esta responsabilidad hace mella en el entendimiento social, cuya brecha pareciera hoy desesperantemente inacercable.
Parte de la prensa fue tomado peligrosamente partido, y hasta militado ciegamente, incluso a desmedro del oficio y con el sacrificio sin anestesia de las verdades fundamentales que no se debieran entregar por ser el sagrado vientre que nos parió profesionalmente. Dice el `clínico en ética´ que “El uso del miedo por parte de los políticos para inducir un voto, implica una ofensa a la dignidad y a la inteligencia de las personas, y es una práctica cercana a la de los que apelan a las emociones para manipular la participación electoral. Es una mentira en acción, que junto con todos trucos del engaño hacen del debate electoral una operación falsamente democrática. Una política y unos políticos adictos al uso del miedo y de la mentira como herramientas electorales, trabajan eficazmente para la aparición de costumbres políticas deshumanizadas. Los atentados contra la dignidad de las personas suelen convertirse en antecedentes de los regímenes totalitarios”, vengan del color que vengan. La identificación del límite a esta primera naturaleza política, no es una tarea fácil. Y nadie dijo que lo fuera, cuando abrazamos esta tarea de ser un cuarto poder, veedor de los otros tres que administran el cheque en blanco que les otorga la ciudadanía en democracia. No hay que estar al lado, ni adentro, ni arriba. La vereda inequívoca es la del interés público, donde amanece realizada la conciencia de aquel periodista que ha dormido tranquilo. Esta universalidad está en la base del peso de nuestro oficio, y explica la fuerza de nuestra influencia. Ninguna cosa más, ni tampoco menos. Felíz día después, queridos colegas!

Fuente: http://www.fnpi.org/ ; Consultorio Ético de Javier Darío Restrepo

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