La situación no es nueva pero continúa generando preocupación en la comunidad, a partir de recurrentes episodios delictivos en los que prevalece la violencia ejercida por los asaltantes y, principalmente, la utilización de armas de fuego para amedrentar a las víctimas.
El último episodio que tomó estado público ocurrió sobre la noche del pasado sábado, cuando un sujeto fue advertido por las cámaras del Centro de Monitoreo en una “conducta extraña”, al salir corriendo de un local.
Momentos más tarde, se conoció que el individuo había asaltado a la empleada del comercio y, amenazándola con un arma de fuego, le había esgrimido “dame toda la plata o te vuelo la cabeza”, según consta en la denuncia realizada por la damnificada.
Al ser detenido, la Policía le secuestró un revólver calibre 22, elemento que se sumó a la importante cantidad de armas incautadas por la fuerza pública en buena parte de los hechos delictivos que ocurren diariamente en Puerto Madryn.
A nivel nacional, para fines del año pasado, ya habían sido entregadas unas 175 mil armas de manera voluntaria, en el marco de una política de desarme que actualmente está siendo seriamente cuestionada por diferentes organizaciones; sin embargo, se presume que casi un millón de argentinos aún posee armas registradas a su nombre, y que el triple de dicha cantidad circulan de manera ilegal en todo el país.

Detención, violencia y armas

El episodio en cuestión ocurrió en un local comercial ubicado en Estivariz y La Pampa, en dirección al oeste de la ciudad. “Un masculino que vestía ropa oscura salió corriendo del local, guardando un elemento entre sus prendas y luego otro masculino mayor lo corría”, indicaron desde la Policía, en referencia a la situación de robo en la que la pareja de la víctima intentó correr al delincuente.
Sobre esto último, indicaron que “en la calle Albarracín, casi La Rioja, se procedió a la aprehensión del sujeto, de 18 años, en cuestión que reunía con las características aportadas, quien se había despojado de su prenda superior; el mismo llevaba en su poder un arma de fuego calibre 22, color gris, con una cinta negra en sus cachas”.
La situación no terminó allí, sino que, al ser trasladado a una dependencia policial, un sujeto de apellido Escalante apareció en escena e increpó al joven, recriminándole que “le habían secuestrado el arma de fuego que era de su propiedad” y golpeándolo; para sorpresa de los uniformados, al intentar contenerlo, el individuo comenzó a agredir a los agentes y hasta le propinó un golpe de puño a un patrullero, por lo que también fue detenido, en este caso, por “atentado y resistencia a la autoridad”; no trascendió si el sujeto poseía documentación que acreditara la tenencia legal del arma de fuego incautada.

Sin “desarme” a la vista

El secuestro de armas de fuego es una constante, no sólo en un importante porcentaje de los hechos delictivos, sino también, en los controles vehiculares, donde la Policía ha sabido incautar armas a “usuarios” que no poseían la documentación que reglamentara su legítima portación.
La presencia de “tumberas” o armas de fabricación casera en hechos de robo o grescas también es frecuente; en el ámbito nacional, a su vez, continúan los cuestionamientos de distintas organizaciones por la falta de una política concreta de desarme, que desaliente la tenencia de armas de fuego en la población civil.
Tal es así que, días atrás, la Red Argentina para el Desarme (RAD), una organización civil a favor de reducir la portación de armas por parte de civiles, criticó la designación del nuevo director de la agencia de control de las armas de fuego en Argentina, Eugenio Cozzi, quien antes había advertido que “el Plan de Desarme es de una ingenuidad total, pretende desarmar a la sociedad civil” y remarcado que “el principio elemental de nuestro derecho es que, quien quiera tener armas, las puede tener”, en sintonía con las políticas de países como Estados Unidos, donde la Segunda Enmienda protege el derecho de los ciudadanos a poseer armas.