EL CONSUMO DE SUSTANCIAS ILEGALES SE TRIPLICÓ ENTRE 2010 Y 2017

El secuestro de un cargamento de tolueno enciende las alertas sobre consumo de drogas

La problemática del consumo de estupefacientes es una que la Argentina ha ido arrastrando desde hace décadas, donde la profundización de dichos hábitos ha sido una constante, a pesar de la denominada “guerra contra las drogas” enarbolada por casi todas las administraciones gubernamentales.
Sin embargo, la historia y las estadísticas han comprobado que dicha “batalla” no ha arrojado resultados y, por el contrario, ha incrementado la violencia relacionada con el narcotráfico, los carteles, las organizaciones delictivas que se dedican a la comercialización de estupefacientes y, en última instancia, la criminalización del consumo como abordaje principal.
Días atrás, una noticia que pasó casi desapercibida en la mayoría de los medios de comunicación, a excepción de El Diario, fue el secuestro de un camión que transportaba nada menos que 5 mil litros de tolueno, con destino final a la ciudad de Puerto Madryn. Por esas cosas de la burocracia y porque el conductor no disponía de la documentación exigida por personal de la Gendarmería Nacional, el vehículo y el extraño cargamento fueron incautados.
Al día de hoy, no pudo acreditarse que exista una empresa en la ciudad del Golfo que utilizara dicho precursor para procesos químicos o industriales, al tiempo que hubo un estricto hermetismo en cuanto a la comunicación oficial enmarcada en el operativo, y no puso saberse la procedencia del camión Scania, ni el destinatario final, a excepción de que si se trataba de un sitio en Puerto Madryn.

Para que sirve y porqué venía a Madryn?

Tal vez para disipar aunque sea la duda de a dónde iba dirigido tremendo cargamento para Chubut, es interesante saber que el tolueno se adiciona a los combustibles (como antidetonante) y como disolvente para pinturas, revestimientos, caucho, resinas, diluyente en lacas nitrocelulósicas y en adhesivos. Además se utiliza en la manufactura de ácido benzoico, benzaldehído y otros compuestos orgánicos. Incluso es el producto de partida en la síntesis del TNT (2,4,6-trinitrotolueno), un conocido explosivo. Hasta ahora se fue descartando gran parte de estas utilidades en la ciudad del Golfo Nuevo, sin embargo, no por ello se descartó nada. Se sabe que además, el tolueno es uno de los principales compuestos del thínner, de los limpiadores de PVC, de pegamentos y de otros solventes utilizados, durante décadas, como drogas “inhalables”. Hasta hace unos años, no era tan sencillo adquirir tolueno en las calles, pero esto efectivamente ya cambió, y en muchas ciudades sobre todo de Latinoamérica, esta sustancia llega hasta la nariz y el cerebro de cada vez más niños y adolescentes. Para ellos, el tolueno es sinónimo de alucine y reventón; es una droga de moda, barata y fácil de conseguir.
Especialistas mexicanos afirmaban que ya entre 2012 y 2015 los solventes a base de tolueno igualaban e incluso superaban a la marihuana como la principal droga de “inicio” entre los jóvenes mexicanos. El efecto de su inhalación tarda en percibirse entre dos y cinco minutos, y dura entre 45 y 50 minutos. Es barata y es un paso decisivo y peligrosísimo hacia las adicciones posteriores, que se asemeja a una “puerta” de iniciación en el hampa.
El profesor del Departamento de Química Orgánica de la Facultad de Química de la UNAM y especialista en sustancias tóxicas, Benjamín Ruiz Loyola, considera que no es difícil que exista un mercado negro de esta sustancia derivada de petróleo. “Es posible que se dé un robo hormiga en el momento en que se transporta”.

El repunte de los solventes

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Hasta hace cinco años se creía que el uso de las drogas inhalables iba a la baja; se pensaba que eran utilizadas por una población marginada, en especial niños y jóvenes en situación de calle. Esas ideas ya comenzaron a derrumbarse. “Desde hace unos cuatro o cinco años estamos viendo que su consumo va en aumento sistemático y continuo”, dice Bruno Díaz Negrete, subdirector de Investigación de los Centros de Integración Juvenil de México, un país que tiene mucha experiencia en drogadependencia. Según los expertos, es fácil de conseguir, se distribuye en botellas de refresco o agua, por pocos pesos en las barriadas, y se aplica con servilleta de papel, estopa u otro paño que permita la inhalación, por lo cual no implica métodos complicados. Y al parecer el espectro de edad que comienza a tentar es el de menos de 18 años. El gran problema es que el tolueno no solo da paso a otras sustancias, sino que altera la funcionalidad de las membranas celulares de todo el cuerpo, pero en particular las del cerebro; es decir, provoca la pérdida de neuronas.

La venta al público, bajo la lupa

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En el caso que nos compete sobre un cargamento de químicos de gran tamaño ingresando ilegalmente a Madryn, desde distintos sectores del Municipio de Madryn se encuentran realizando un abordaje constante de la problemática del consumo, y el propio Concejo Deliberante elaboró una Ordenanza para el control de aquellos locales que comercializan productos a base de tolueno, principalmente pegamentos.
La utilización de estos últimos como método de consumo de estupefacientes en los sectores más marginales fue mencionada, hace algunas semanas, por el titular de la Subsecretaría de Prevención y Protección Ciudadana municipal, Luis Báez, quien advirtió un crecimiento, según relevamientos propios, de la dependencia de muchos jóvenes a dichos productos.
A través de una serie de inspecciones, recientemente se verificó que una gran cantidad de comercios aún se encuentra en violación de la normativa que establece la obligatoriedad de incluir en un Registro a quienes adquieren productos a base de toluenos y hexanos, según lo indicado por Báez.
Por otro lado, el Subsecretario hizo mención de otro indicador que preocupa, que es la utilización de combustible para “drogarse” por parte de jóvenes, atentos a que ese sería un método de menor costo frente a otros estupefacientes que circulan, entre ellas la cocaína, la marihuana y las drogas sintéticas.

La mecánica del consumo

En los sectores más apartados de los principales conglomerados, las “drogas baratas” han sabido captar a una importante cantidad de usuarios, con las respectivas consecuencias que las mismas provocan en su salud. La explosión del “paco” en los barrios de emergencia de Buenos Aires fue tan sólo una postal de una problemática que tiene tantas vértices como responsabilidades en el ámbito de las políticas públicas; inclusive, versiones señalan, desde hace años, que existiría una “cocina de paco” en uno de los barrios más populosos de Puerto Madryn.
Sin embargo, el mapa del consumo local da cuenta de la prevalencia de la cocaína y la marihuana como principales estupefacientes utilizados, mayormente, por personas jóvenes, mientras que le siguen el pegamento (toluenos), las “drogas de diseño” como el LSD o “ácido lisérgico” y, como si ello fuera poco, el combustible; este último provocó que se reforzaran los controles en las estaciones de servicio para la venta de combustible fraccionado o por bidones, algo que anteriormente podía ser habitual pero que, por estos días, obliga a los encargados a “afinar la mirada” cuando se solicita dicho elemento.

Crecimiento sostenido

Las fallas en el abordaje del consumo de drogas parecerían haber generado una “sustentabilidad” a través del tiempo, con indicadores que preocupan por su crecimiento.
Según el “Estudio 2017 de Consumo de Sustancias Psicoactivas”, elaborado por la Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas de la Nación Argentina (Sedronar), el consumo de drogas ilícitas “en niños y adolescentes” aumentó un 146 por ciento entre el 2010 y el 2017.
El estudio tuvo como encuestados a 20.658 ciudadanos de entre 12 y 65 años, que representan a unas 18.960.593 personas.
En cuanto a la tendencia del consumo “alguna vez en la vida” de drogas, para el 2010, la cocaína ascendía a un 0,4 por ciento de los encuestados que dijeron haberla probado alguna vez; siete años más tarde, la cifra se ubicó en un 1,2 por ciento, es decir, se triplicó.
Respecto de la marihuana, el número pasó de 0,1 a 0,3 (también se triplicó) y, el consumo de “alguna droga ilícita” por sobre las dos anteriores era del 3,5 por ciento sobre el total de los habitantes relevados por la Sedronar, incrementándose a un 8,6 por ciento el año pasado.

Siguen aplicando una “fórmula fallida”

Uno de los principales obstáculos que enfrenta el narcotráfico en la actualidad es la premisa de la militarización de la “guerra contra las drogas”, algo que no ha funcionado en países vecinos como México y Colombia, que registraron un espiral ascendente de violencia a partir de los enfrentamientos entre miembros de carteles y organizaciones delictivas.
Sin embargo, en Argentina, y pese a las constantes noticias sobre secuestros de cargamentos con toneladas de drogas -principalmente marihuana-, los índices de consumo no han disminuido, al tiempo que la criminalización de los consumidores ha dejado un espacio vacío, el cual debiera ser ocupado por políticas sanitarias que aborden el consumo como un problema de salud y no como un delito en sí mismo.
Programas locales implementados en Puerto Madryn con réplicas en el resto del país, como “Fútbol Valorado” y “Fútbol Noche”, seguramente no lograrán combatir las organizaciones que se dedican al tráfico de estupefacientes, dado que para ello está la Justicia; no obstante, su efecto es doble, dado que por un lado, se apunta a generar inclusión a través del deporte, con eje en los hábitos saludables y, por el otro, prevé “sacar a los chicos de las calles” y de entornos problemáticos, donde el consumo es una variable constante.

La Justicia y la impunidad

Consecuentemente, la administración pública en sus distintos poderes, se encuentra ante un desafío que, por motivos diversos, no ha sido abordado en su totalidad desde hace décadas: por un lado, disminuir la “demanda” a través del trabajo sobre el consumo como un problema sanitario; por el otro, atacar la “oferta” desde el ámbito de la Justicia.
Esta última, al momento, ha arrojado también preocupantes indicadores; tan sólo basta tener en cuenta casos resonantes como “Arenas Blancas” y “Langostino Santo”, cuyos principales imputados se encuentra, actualmente, en libertad y circulando por las calles de la ciudad del Golfo, casi con la misma constancia con la que los vehículos -algunos de dudosa procedencia- transitan por las rutas que conectan al resto de la provincia.

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