EL PRESIDENTE DEL GRUPO ALUAR-FATE CUENTA CÓMO SE NEGÓ A PARTICIPAR DEL `CLUB DE LA OBRA PÚBLICA´

Madanes Quintanilla: «Se puede decir que no a la corrupción, retirarse y hacer otras cosas»

Javier Madanes Quintanilla se convirtió en una rareza en medio del lodazal de corrupción kirchnerista que está ensuciando a varios empresarios e industriales. El dueño del grupo Aluar-Fate afirma que supo decir que no a los negocios non sanctos de la década ganada, como la construcción de las represas de Santa Cruz, y retirarse a tiempo de la obra de la usina de Río Turbio, cuando los desmanejos se sucedían sin parar.
En un reportaje con 3Días, este ingeniero de 65 años -uno de los 10 hombres más ricos del país, según el último ranking publicado en marzo por la revista Forbes- cuenta cómo fue esa experiencia y asegura que se puede hacer negocios de manera honesta en la Argentina, sin necesidad de recurrir a prácticas fuera de la ética.

P: -¿Lo sorprendió el escándalo de los cuadernos de las coimas?
JMQ: -No, no me sorprendió en absoluto. Hace un mes, en el programa radial de Jorge Lanata, reflexioné justamente sobre este tema, este desbalance que existe entre corruptos y corruptores. La sociedad no tiene una visión muy positiva del sector empresario en la Argentina y justamente dije que estaba faltando que la balanza se empiece a equilibrar para que la sociedad empiece a percibir las relaciones de otra manera.
Los empresarios involucrados se victimizan diciendo que la patria contratista existió siempre y que si no se paga coimas no se trabaja. ¿Se puede hacer negocios de manera honesta en la Argentina?

P: El escritor radicado en España, Martín Caparrós, marca así la contradicción que encuentra en la aplicación de la ley del arrepentido que posibilitó comenzar a desmontar el sistema de las coimas durante el kirchnerismo. Aunque admite que sin ese mecanismo la verdad no saldría a la luz. Sobre la grieta por el aborto, cree que reedita la vieja discusión entre «progreso y oscurantismo».
JMQ: -Yo prefiero dar mi opinión sobre lo que nosotros hemos vivido y no hablar de los demás. En más, le puedo hablar en particular de uno de los casos que están involucrados en los cuadernos, donde tenemos algún punto de contacto con las cosas que se están investigando y se han financiado. Nosotros en su momento planteamos al Gobierno, justo cuando asume Néstor Kirchner luego de haber sido el gobernador de Santa Cruz, la posibilidad de replicar el modelo industrial de Puerto Madryn (donde tenemos nuestra planta de Aluar) en la provincia de Santa Cruz. Para eso, el esquema que había que ordenar era el abastecimiento de la energía eléctrica a través de la construcción de las represas. En ese momento cuando se conversó, la cosa no avanzó. Y después de muchos años volvió el tema de las represas, como está planteado en los cuadernos y las denuncias. Recuerdo que se nos buscó para integrar un consorcio y participar de la construcción de las represas pero ya desde el punto de vista de la obra pública. A lo cual nosotros dijimos que no, que nos dedicábamos a la actividad industrial y que no éramos contratistas del Estado.

P: Puntualmente, ¿le pidieron coimas?
JMQ: – No llegamos a la situación de que nos pidan nada porque directamente no entramos como interesados. Luego también participamos como subcontratistas de los trabajos de la obra de la usina de Río Turbio y ahí también tuvimos nuestro dolor de cabeza. Nuestro acuerdo era con la empresa que tenía el contrato de obra con el Ministerio de Planificación pero era una obra que arrojó un pésimo resultado para nosotros, en donde notamos un terrible resultado de desmanejo. Y cuando fuimos a conversar sobre el tema y a sugerir que se replanteara la cosa de otra forma porque nos generaba un prejuicio económico y no teníamos ganas de continuar con este desorden, se nos insinuó de alguna manera que tomáramos el contrato de la obra en su totalidad, es decir el control de toda la obra. Y volvimos a repetir lo mismo. Nosotros no somos contratistas de obra pública y no cedimos a ese tipo de juego, aunque perdimos mucho dinero.

P: -O sea, se puede decir que no…
JMQ: -Evidentemente siempre uno es más simpático cuando dice que sí. Pero hay una vida más allá de la obra pública, hay una vida más allá de los funcionarios pícaros, hay una vida más allá de la corrupción. Se puede decir que no a la corrupción, retirarse y hacer otras cosas. También es cierto que cada persona lo vive de manera diferente. Yo no estoy en el cuerpo de quienes están ahora en este problema pero definitivamente no creo que uno tenga que llegar necesariamente a esa encrucijada.

P: -¿La responsabilidad de los empresarios
involucrados es la misma que la de los funcionarios que cometieron los delitos?
JMQ:-Sí, es la misma y vaya usted a saber de cuantos más porque esto no es solo una cadena de dos eslabones. Hay movimientos financieros, una cantidad de gente que tiene que formar parte de un engranaje para que esto siga adelante que es muy numeroso.

P: ¿Puede este caso ser un punto de inflexión para el cambio con un Presidente cuya familia aceptó las reglas ‘non sanctas’ de la patria contratista?
JMQ: -En primer lugar, creo que el hecho de que haya un familiar del Presidente en una posición difícil, no generaliza el caso. Se comete un error al hablar de la familia presidencial. Efectivamente hay un primo que está enganchado en un tema que hoy es un escándalo. Yo conozco desde hace años al padre del Presidente, quien además de hacer obra pública, era una persona que actuó en muchos sectores de la actividad industrial, como el automotriz, la industria agropecuaria y muchos otros. No me gusta encasillar a la gente como especialista en hacer cosas bajo tales reglas de juego. Pero sea el Presidente de la Nación o el Papa de Roma es exactamente lo mismo, hay un esquema democrático, somos todos iguales. No ayuda que el sector que más posibilidades tiene de hacer un bien por la sociedad, esté visualizado ahora por hacer todo lo contrario. Más en un momento donde la situación social es delicada. Me parece que esto es coyunturalmente algo negativo.

P: -Miguel Acevedo le dijo a El Cronista que el escándalo puede extender la recesión y afectar la continuidad de la Obra Pública. ¿Cree que se va a afectar el clima de negocios?
JMQ: – Yo francamente no lo deseo. Si hay algo que necesita la sociedad es trabajar. Me gustaría que rápidamente pongamos las cuentas en claro y en orden y esto sea un mal momento lo más corto posible. Por ahí, si el juego se abre y rápidamente todos los elementos quedan a la luz, se pueden acortar los tiempos y lograr que esto no sea algo tan extendido como lo de Brasil, que ya lleva dos años y parece interminable. En un clima de estas características coincido con Miguel en que ayudar, no ayuda. Pero ahí viene la posibilidad de ser un poco más inteligentes y que esto sea lo más rápido posible.

P: -¿Hasta cuándo va a durar la recesión con este escándalo?
JMQ: -No creo que la recesión tenga que ver con los cuadernos. Y es imposible que haya un gurú que pueda saber cuándo se sale. No es una enfermedad incurable. Ni siquiera lo llamaría recesión, sino caída de la actividad económica. Pero es una situación espantosa. Creo que habría que hacer un esfuerzo superlativo para que la caída del nivel de actividad se revierta no más allá del primer trimestre del año que viene. No lo digo por las consecuencias que pueda tener esto en lo político ni por los resultados en las empresas. Lo digo por el tema social.

P:-¿Avizora una crisis social complicada para los próximos meses?
JMQ: -No, pero siempre y cuando encontramos soluciones en determinados plazos. Cuando se pierde poder adquisitivo, a la gente no le importa cuántos puntos perdió. Lo que siente es que pierde. Si se mantiene la confianza, la gente lo acepta. En el segundo periodo, tal vez también. Ahora, si esto es permanente, la cosa se va a poner complicada. Creo que tenemos tiempo pero no es infinito.

P: -¿Cuál es el principal problema que ve hoy en la Argentina?
JMQ: -En términos generales, no estamos encontrando el funcionamiento de la orquesta. Lamentablemente arrastramos algunos temas históricos que vamos a tener que resolver. Este es un país al que le cuesta mucho aceptar que la matriz de actividad tiene que ser diversificada. Me da la sensación de que somos un poco vanidosos porque en un país con 45 millones de habitantes, las cosas se tienen que lograr más progresivamente. Creo que no hay que descartar a ningún sector que le agregue a la creación de empleo. Por supuesto, hay que ser exigentes y productivos. Pero estamos queriendo ser tan perfectos que en definitiva no podemos superar nuestras propias limitaciones.

P: -Macri planteó un modelo desarrollista y productivo en la campaña pero hasta ahora fue más de especulación financiera. ¿Ayuda el nombramiento de Dante Sica en el ministerio de la Producción?
JMQ: -Le voy a contar algo sorprendente. El sábado vino el ministro Sica a la planta de San Fernando (FATE) y yo le decía que era la primera oportunidad que un funcionario del Poder Ejecutivo de alto nivel venía a visitar la planta de San Fernando un día sábado desde la época de Frondizi, en los años 50. Con esto no arreglamos todo pero es una señal. Nadie se pone la camiseta desarrollista y sale a la cancha alocadamente a jugar un partido. Hace falta generar ciertas condiciones. Esas condiciones, lamentablemente todavía no están. Para los que estamos en el sector industrial nos encantaría que estén lo antes posible.

P:-¿Y qué le reclamó en esa visita?
JMQ: -No fueron reclamos. Uno está para señalar, no para reclamar porque si no uno se pone en la posición cómoda de que el Estado le tiene que resolver todas las situaciones. Lo que pido primero es que no tenemos que sacrificar a ningún sector por prejuicios. No hay sector de la actividad productiva que a priori tenga que ser descartado de la matriz. No, ninguno. Lo que tenemos es que analizar cada sector para saber en dónde está fallando. Puede estar fallando o en errores propios, que tiene que ver con la responsabilidad de la conducción de cada empresa o de cada sector, o puede estar fallando porque las condiciones generales que el Estado define y fundamentalmente los términos de intercambios con otros países, están mal planteados. Esa es la discusión que tendría que acelerarse. Porque, repito, a 45 millones de argentinos hay que darles trabajo. Es mucha gente. Y si no le encontramos la solución a ese problema, la vamos a pasar mal. No es importante si fabricamos cucuruchos o aviones. Lo que tenemos es que dar trabajo.

P: -¿Cómo juega ahí la reforma laboral?

JMQ: -Me parece que más allá de las leyes que son necesarias, hay que ir a lo cultural. Usted puede poner las mejores leyes del mundo pero yo le pregunto una cosa. El sistema de educación pública hoy pareciera estar debatiendo permanentemente un tema paritario en un escenario donde el ausentismo docente es del 25%. ¿A usted le parece que pueda tener una mejora de la calidad educativa con ese nivel de ausentismo?

P:-¿El problema son los gremios?
JMQ:- El problema es la cultura general de la sociedad que tiene que cambiar. El caso de los gremios es una parte. Los argentinos tenemos una identificación de los problemas equivocados, magnificamos algunas grietas y sentimos que estamos de un lado o del otro de la vereda. Y en general cuando uno se quiere acercar a un lado o al otro, trata de ir al medio y lo pisa un camión. Cada tanto nos ocurre esto. Pero vamos a tener que ir en otra dirección.

P:-¿Por qué cree que el Gobierno comete tantos errores?
JMQ: -Yo tengo una tendencia natural a ser anti oficialista. No desde ahora, desde que tengo 18 años. Con lo cual tengo esa primera actitud de ir a criticar a lo que está de turno. Creo que los argentinos somos todos un poco así. Nos cuesta entender que los Gobiernos son humanos. Creo que los resultados no han sido los que se esperaba, eso hace presuponer que se cometieron algunos errores de diagnóstico. Hay contradicciones, sí, es cierto, eso lo miden más ustedes, los periodistas, que nosotros. Pero para mí el tema está en función de los resultados que van teniendo en ajustar las estrategias. Ahí, me da la impresión de que el tiempo no es infinito y que al tema hay que encontrarle la vuelta desde el punto de vista global, algo que hasta el momento no se le ha encontrado. Y es comprensible que un Gobierno formado con un partido político muy nuevo, tenga miedo de hacer un tremendo papelón y por ahí estaba el fantasma del helicóptero. Eso lo llevó a no ir sobre temas sobre los cuales se puede ir con más facilidad en una primera etapa de la gestión. Una vez consolidado el proceso de gestión, ya es más difícil. Por ejemplo, con el tema gremial. Nos hemos quedado corto. No se ha favorecido la renovación generacional de los gremios, lamentablemente la cultura del trabajo no se ha alentado. Y en el tema de la necesidad de ser un país más competitivo, no le hemos acertado mucho al diagnóstico sobre los factores que lo impiden. Por ejemplo, tenemos una actitud prácticamente transparente en materia económica con Brasil, uno puede moverse de un lado a otro. Sin embargo, Brasil opera con condiciones totalmente distintas en materia de costos laborales, en materia impositiva. A estos temas no se le ha prestado atención.

P: -El 70% de la producción de Aluar se exporta. ¿Se volvieron más competitivos con el alza en el tipo de cambio?

JMQ: -Un poco. Tenga en cuenta que la mayor parte de nuestros insumos están dolarizados. Nuestro problema de competitividad más firme tiene que ver más con lo impositivo que con el tipo de cambio. Es un país con una carga impositiva pesada para poder trabajar como agente exportador. Pero también tengo que reconocer que si esa carga no es alta, ¿cómo se hace para sostener una población de 45 millones de habitantes? Así que comprendo las dificultades, entiendo que para el Gobierno no son fáciles y tenemos que buscar soluciones de conjunto, porque si nos quedamos en esto, la carga será mayor y la posibilidad de salir de esta encerrona se va a volver más complicada. Yo no soy pesimista, no creo que no se pueda revertir esta tendencia. Para nada.

P: -¿Cuál es su postura sobre la legalización del aborto?
JMQ: -Creo que es un tema que debemos dejárselo a los más jóvenes. Son ellos los que tiene que decidir. Yo nací en otro mundo, con determinada cantidad de gente, con expectativas de vida diferentes en la sociedad. Yo trato de escuchar a mis hijos, más allá de mi opinión en esto. Me parece que es un tema que será inevitable abordar en algún momento pero es indispensable abordarlo bien. Si va a ser una alternativa gratuita, que se pueda cumplir. Porque si se vota algo que después es un fracaso, va a ser mucho más grave que la situación actual.

P: -¿Usted cree que el proyecto de Diputados no contempló esas cosas?
JMQ: -Creo que hay cosas que se manejan de manera voluntaristas y después lamentablemente se fracasa. Desde el punto de vista de la línea moral, soy de otra generación. Mi opinión en cuanto a esto cuenta poco. Yo prefiero escuchar a mis hijos, que en general tienen un concepto de la libertad distinto al que tiene mi generación. No lo ven de la misma manera. Yo cumplo dentro de poco 66 años y tengo marcas de vida que no son las de mi hijo de 16. Me parece que sería como usurpar el futuro de mi hijo al decidir sobre este tema. Es usurpar el futuro de los jóvenes.

Los números de Aluar-Fate

– Con una fortuna valuada en u$s 1.600 millones, Javier Madanes Quintanilla es uno de los 10 hombres más ricos del país, según el último ranking de la revista Forbes publicado en marzo
– Su familia controla el 72,58% de las acciones de Aluar, la única productora de aluminio de la Argentina, y a Fate, una compañía de neumáticos integrada totalmente por capitales argentinos
– Aluar también posee el 60% del paquete accionario de Hidroeléctrica Futaleufú, una represa que fue construida especialmente para proveer energía a la planta de Puerto Madryn

Fuentes: Cronista, 3Días

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