EL LADO B DE LA GUERRA COMERCIAL ESTADOS UNIDOS-CHINA SON MÁS DIFICULTADES ECONÓMICAS PARA LA PROVINCIA.

Trump no piensa en Chubut

Por Diego Laje

Son varios en el mundo los que dicen que la economía argentina no va a andar bien en los próximos meses. La guerra comercial Estados Unidos-China tiene un impacto inesperado para nuestro país que nadie discute, pero va a cambiar todo en la forma de mover dólares para los argentinos.

Estados Unidos dice ¡No!

El último informe de oleaginosas del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, USDA por su sigla en inglés, describe la primera consecuencia de los aranceles de 25% que China puso a la soja norteamericana desde el 6 de julio.
“La fuerte demanda de porotos de soja en mercados fuera de China es presionada por los importantes descuentos para la soja de Estados Unidos”, reza el informe (ver: https://goo.gl/w74qbv) “esto resulta en que los porotos de soja estadounidenses sean considerablemente más competitivos que los productos brasileños y argentinos.”
¿Qué quiere decir esto? Dos cosas: fuera de China, los argentinos competiremos con soja más cara que la estadounidense. Dentro de China, entramos en una nueva guerra comercial, esta vez con Brasil.
O sea, el mundo también se desdobla para para nuestro país. Los chinos pagarían más por nuestra soja, pero negociarán entre distintos proveedores sudamericanos. Conclusión: justo ahora que Brasil está con tantas ansias de exportar, los argentinos llegamos a arruinarle la fiesta. Ergo, más conflicto intramercosur.
Desde un punto de vista más macabro, es más interesante lo que pasará en el mundo.
En el resto del mundo, competiremos con la soja estadounidense justo en el momento en que nuestras exportaciones buscan diversificarse a más mercados emergentes. De los 30 principales mercados para las colocaciones argentinas, 22 son emergentes, según un informe reciente de la consultora de comercio exterior DNI.
Más allá de China, hay una vida para las exportaciones argentinas, siempre que la competencia con Estados Unidos lo permita. Recordemos que como resultado de las acciones del presidente estadounidense, ahora todos los vendedores norteamericanos acostumbrados a llevar productos a China, deben buscar mercados en otro lugar. Ergo, donde Argentina no compite con Brasil, compite con Estados Unidos.
Puesto la soja y sus manufacturas representan un tercio de todo lo que exportamos, cualquier movimiento de precios a la baja en ese poroto afecta directamente a dónde nos vamos (o no nos vamos) de vacaciones, el televisor que compraremos y el modelo de celular con el que intercambiaremos fotos con amigos y amigas.

Chubut no tan mal

Hay poca soja que salga de la Patagonia, pero hay más petróleo. Hace un año un barril del hidrocarburo estaba en poco más de US$49 en Estados Unidos. El último cierre fue de casi US$68. A pesar de las oscilaciones normales, la tendencia es para arriba y de eso hablan todos los que esperan más regalías para Chubut. Puede ser un respiro, pero no un cambio de paradigma ya que no se extrae petróleo como para reemplazar los ingresos por soja.
Entre tanto, todos ya leímos el informe del INDEC de 2017. Chubut es la cuarta provincia más exportadora del país y las colocaciones las impuso la pesca (ver: https://goo.gl/U23xEz).
Sin embargo, un análisis más detenido de la realidad provincial deja un sabor amargo.
Para diversificar las ventas hay que tener infraestructura adecuada, para enviar frutas, recibir turistas, integrar cadenas de valor al país y al mundo; entre muchas otras cosas. El comercio es movimiento de personas y mercaderías. Si ese movimiento no es posible, los negocios tampoco.
La provincia debe ajustar $1500 millones y la primera víctima son las obras de infraestructura (ver: https://goo.gl/YNhzNy). Por otro lado, la Argentina debería duplicar sus exportaciones para estar en línea con lo que venden los principales vecinos, según un informe de la consultora DNI (ver: https://goo.gl/g5w8v6). Si bien las relaciones no son lineales, puede que Chubut efectivamente tenga las condiciones y el potencial para duplicar sus ventas al exterior, como receta dicho análisis.
Sin embargo, a pesar de que todo el territorio pueda tener un potencial gigantesco para producir divisas internacionales, habrá que quedarse con las ganas. El resto del mundo seguirá sin conocer y sin comprar de los empresarios locales.

¿Y la minería?

Cualquier observador perspicaz del informe del INDEC mencionado arriba vio que en la Patagonia, Santa Cruz es la segunda economía exportadora y eso es gracias a la minería.
En Chubut hay una parte del debate sobre la extracción mineral que sigue fuera de agenda.
Supongamos que todos se ponen de acuerdo y mañana se alcanza un consenso para permitir el ingreso de la megaminería -con todas las salvaguardas que correspondan.
¿Y cómo se saca el mineral? Si no hay una fuerte inversión de antemano para movilizar vehículos, personas y recursos el debate extractivo es abstracto.
Y sin fondos federales para desarrollar la infraestructura provincial, no parece haber plan de obras, al menos por el momento.
Ahora llegamos a otro problema, mientras la guerra comercial China-Estados Unidos siga distorsionando los precios de la soja; y -como extra- metiendo ruido en los mercados cambiarios y de bonos, el estado federal no hablará de obras. Sin caminos, puertos y todo tipo de infraestructura, Chubut necesita encontrar algún camino para seguir creciendo. El petróleo ayuda, pero no alcanza.
Exportar es crecer, y ante la dependencia de tantos factores externos para que otros creen las condiciones para la provincia, la perspectiva económica de la macroeconomía local no se ve prometedora. Es hora de pensar un plan B.

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