RECOMIENDAN EVITAR EL CONTACTO CON LOBOS MARINOS

Especialistas advierten que “la tuberculosis también viene del mar”

Antiguas teorías sostenían que la enfermedad se propagó en las civilizaciones precolombinas con la llegada de los conquistadores europeos, consecuentemente llegando al continente americano; sin embargo, evidencias indican que, si bien la temida enfermedad llegó del mar, la fuente de contagio no habría sido humana. En este sentido, el doctor Ricardo Bastida y la médica veterinaria Viviana Quse, integrantes del grupo de investigación interdisciplinario que logró develar el misterio de la tuberculosis pre-europea en Sudamérica, se refirieron a los aspectos más interesantes de una enfermedad que cada año mata a millones de personas en todo el mundo; a su vez, la coordinadora de la Red de Fauna Costera del Chubut, Gabriela Bellazzi, explicó cómo minimizar el riesgo de contagio.
La tuberculosis es una enfermedad bacteriana, infectocontagiosa, zoonótica y de curso típicamente crónico, que afecta a los seres humanos y a diversas especies de animales silvestres y domésticos. Se contagia principalmente por vía respiratoria, a través del spray que se produce al estornudar, toser o exhalar fuertemente como en el caso de los lobos marinos. También puede contagiarse al ingerir carne mal cocida o leche sin pasteurizar proveniente de animales tuberculosos.
Según la Organización Mundial de la Salud un tercio de la población mundial está infectada, y cada año mueren alrededor de 1,5 millones de personas.
La tuberculosis no está erradicada de la Argentina y continúa siendo un problema de salud pública. Según fuentes oficiales, en nuestro país surgen anualmente alrededor de 10.000 casos nuevos de tuberculosis. Las zonas más afectadas corresponden a algunas provincias de la región Noroeste, Noreste y el Gran Buenos Aires. Por lo tanto, no puede ser considerada una enfermedad del pasado, como mucha gente erróneamente supone.
En los últimos tiempos, varias fueron las situaciones que involucraron la presencia de lobos marinos entre ocasionales turistas y vecinos en las playas de Puerto Madryn; incluso, hace algunas semanas, varias personas pudieron observar a un lobo marino transitar “libremente” por las inmediaciones de un supermercado, en plena zona céntrica; esto último también generó advertencias en la comunidad, principalmente en pos de evitar el contacto físico ante este tipo de animales y contactar, de inmediato, a personal especializado.

Diario: – Si no fue a través de los conquistadores europeos, ¿cómo llegó entonces la tuberculosis a Sudamérica?

Ricardo Bastida: La respuesta a esta incógnita se remonta al inicio de las investigaciones en mamíferos marinos realizadas en la Argentina en la década del 80 cuando nuestro grupo de investigación de la Universidad Nacional de Mar del Plata, junto con especialistas de la Fundación Mundo Marino descubrimos por primera vez la presencia de tuberculosis en lobos marinos silvestres que habían ingresado al Centro de Rehabilitación para su rehabilitación. Ese fue un importante hallazgo científico en la patología de estos mamíferos marinos en el que participaron también instituciones científicas tales como SENASA, INTA y la Universidad Nacional de La Plata. De esta manera se llegó a la conclusión que la tuberculosis era una enfermedad también presente en diversas especies de lobos marinos silvestres de nuestras costas.

D: – ¿Esta enfermedad en lobos marinos es producida por la misma bacteria que nos afecta a los humanos?

RB: No, en realidad es una nueva especie, el Mycobaterium pinnipedii, descubierta en el año 2003 después de varios años de investigación y gracias al detallado estudio genético de su ADN. Este descubrimiento fue de alto impacto científico y difundido a nivel mundial en medios masivos de comunicación pues constituía una nueva especie para la ciencia y, a su vez, era la única mycobacteria de la tuberculosis de origen marino que podía también producir tuberculosis de los seres humanos.

D: – La tuberculosis afecta a lobos marinos en todo el mundo?

Viviana Quse: Hasta el presente la tuberculosis en lobos marinos ha sido detectada solamente en el Hemisferio Sur, ya que no existen registros en ejemplares silvestres del Hemisferio Norte. Paralelamente en Australia y Nueva Zelanda estaba sucediendo lo mismo que en Argentina, pero con otras especies de lobos marinos de dicha región.

D: – ¿Unieron esfuerzos en algún punto para investigar más profundamente?

VQ: Sí. Ante este panorama se conformó un equipo internacional e interdisciplinario para continuar con las investigaciones tanto en la Argentina como en Australia y Nueva Zelanda, y se llegó a la conclusión que la tuberculosis de los lobos marinos formaba parte de un complejo de bacterias que producían esta enfermedad tanto en animales silvestres, domésticos y en el hombre denominado Mycobacterium tuberculosis Complex. Este Complejo actualmente está integrado por ocho especies de mycobacterias, siete de origen terrestre y solamente una de origen acuático, precisamente la de los lobos marinos.

D: – ¿Cuándo se dieron cuenta de que la tuberculosis de los lobos marinos era transmisible a los humanos y que había afectado a las civilizaciones precolombinas?

VQ: Hacia fines de la década del 80 se registró un caso de tuberculosis en un cuidador de lobos marinos de un oceanario de Australia. A partir de este acontecimiento comienzan a realizarse los estudios del paciente y se sospecha de los lobos marinos que estaban a su cargo.
De esta forma y luego de muchos años de trabajo en Australia y Argentina se llega a la conclusión que el entrenador había enfermado de tuberculosis trasmitida por los lobos. Finalmente en 2003 se concluye que era una nueva especie de tuberculosis propia de los lobos marinos del Hemisferio Sur. A su vez se determinó que era altamente agresiva y capaz de trasmitir la enfermedad a numerosas especies de animales silvestres y domésticos de diferentes zoológicos del mundo que estuvieron en contacto con lobos marinos enfermos provenientes del Hemisferio Sur.

RB: En cuanto a las civilizaciones precolombinas existían en distintos lugares de Sudamérica restos arqueológicos humanos con lesiones óseas de tuberculosis. Sin embargo nadie podía explicar el origen pues estaba establecido que la TB era una enfermedad proveniente de Europa.
Ya conociendo por nuestra parte la existencia en lobos marinos con tuberculosis, en 2010 dimos a conocer en reuniones científicas la hipótesis que la TB precolombina seguramente había surgido del contacto con los lobos marinos y tal vez de otras especies silvestres que eran alimento de los cazadores recolectores. Gracias a la aplicación de nuevos métodos genéticos en 2014 pudo confirmarse dicha hipótesis en base al estudio de ADN antiguo de momias peruanas de 1.000 años de antigüedad afectadas por tuberculosis proveniente de los lobos marinos. Resultados que fueron publicados en la prestigiosa revista científica “Nature” en agosto 2014 y difundida en los más importantes medios de comunicación del mundo.

D: – ¿Actualmente, la tuberculosis de los lobos marinos representa un riesgo?

VQ: Como toda zoonosis, significa un riesgo sanitario tanto para el ser humano como para los animales silvestres y domésticos. Por ello es fundamental que toda persona que tenga contacto con lobos marinos respete los protocolos sanitarios que desde hace muchos años se aplican para la tuberculosis. Me estoy refiriendo concretamente a veterinarios y biólogos, pero también es válido para entrenadores, buceadores, pescadores, turistas, guías de turismo, y toda persona que tenga contacto cercano con lobos marinos silvestres y en cautiverio.

RB: Muchas de estas personas pasan gran parte del tiempo en el mar y también recorriendo las extensas costas de Argentina. Durante estas recorridas seguramente podrán encontrar animales enfermos descansando en la costa o ya muertos. También en Patagonia y Tierra del Fuego habrán presenciado la interesante actividad en las enormes loberías reproductivas de la región. Tanto en una como en otra situación debe mantenerse distancia prudencial con los animales, ya sea para no alterar sus actividades naturales, como para evitar eventuales ataques o incluso un posible contagio de tuberculosis u otras potenciales enfermedades.

D: – En Chubut, la natación con snorkel en la periferia de colonias de Lobo Marino de un Pelo (Otaria flavescens) está considerada una oferta turística de alta calidad y bajo impacto y constituye una de las principales atracciones turísticas para quienes llegan a bucear a Puerto Madryn y Puerto Pirámides. ¿Cómo se puede minimizar el riesgo de contagio de tuberculosis cuando se interactúa con lobos marinos vivos o muertos?

RB: El buceo con lobos marinos debería desarrollarse con gran responsabilidad y recaudos de distinto tipo. Por una parte, y tal cual fue sugerido antes de iniciarse esa actividad, no debería permitirse el contacto estrecho entre buceadores y lobos, especialmente en superficie dado que la vía de contagio principal es la aérea.

Gabriela Bellazzi: La ley vigente prohíbe todo contacto físico y aunque algunos operadores de buceo son muy responsables, existen otros que promocionan fotografías y filmaciones en las que se ve a personas en contacto con los lobos, y en algunos casos besándolos o colocando objetos en la boca de los pinnípedos, que luego ellos mismos utilizan sin esterilizar. Se debería insistir en la necesidad de contar con veedores para cada operación a efectos de reforzar la fiscalización de esta actividad.

VQ: A raíz del importantísimo descubrimiento del contagio de tuberculosis de pinnípedos a humanos, las reglamentaciones vigentes de interacción con lobos marinos deberían actualizarse e incluir recomendaciones para eliminar todo riesgo de contagio.

GB: En los comienzos del buceo con lobos marinos no hubo ningún comentario de resguardos sanitarios porque no se sabía, hasta ese momento, que los lobos marinos podían trasmitir tuberculosis a los humanos.

D: – ¿Cuáles son las recomendaciones que deberían incluirse en la ley para evitar la transmisión?

RB: Quienes practiquen la natación con lobos deben hacerlo siempre manteniendo su boca, nariz y ojos totalmente cubiertos. Para eso la máscara de buceo cubre totalmente ojos y nariz; en cuanto a la respiración por boca, el snorkel puede brindar relativa protección siempre que esté dirigido hacia atrás en el caso de aproximaciones de lobos. Este tema debe ser seriamente contemplado en cualquier reglamentación futura sobre esta actividad.

GB: La manipulación de lobos marinos por parte de los grupos que realizan rescate y rehabilitación merece un capítulo aparte, ya que la mayoría de las guías y manuales de varamiento y respuesta a presencia de mamíferos marinos vivos o muertos en la costa fueron escritos previamente al 2003 y por lo tanto, aunque varios de ellos resaltan que no se deben tocar a los animales sin guantes, deberían incluir todas las recomendaciones y precauciones necesarias para minimizar los riesgos de contagio de tuberculosis durante la manipulación y traslado de ejemplares vivos o muertos, toma de muestras, necropsia y disposición final de los ejemplares muertos.

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