EN 2018 SERÍA LA PEOR DESDE 2002. LA INFLACIÓN Y LA DEVALUACIÓN IMPACTA DE LLENO EN LOS BOLSILLOS

Se profundiza la pérdida en el poder adquisitivo de los argentinos

Como consecuencia de la constante y considerable inflación, sumado a que los salarios promedios de los trabajadores argentinos no han crecido al mismo ritmo, los empleados de nuestro país han registrado una dura pérdida en el poder adquisitivo durante los últimos meses.
Al respecto, un informe de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) precisó que la aceleración de los precios vivida en el último tiempo no sólo desactualizó rápidamente los salarios de convenio definido en las paritarias pactadas a principio de año. Además de eso, también desbordaron los aumentos fijados en los acuerdos firmados a partir de mayo.
En tanto, teniendo en cuenta la inflación proyectada para fin de año, ya sea medida por entidades oficiales o no, y que no se llevarán a cabo nuevos incrementos salariales, la mayoría de los trabajadores argentinos habrá perdido a fines de este año una porción relevante del poder adquisitivo de sus remuneraciones.
Asimismo, desde la UNSAM consideran que la trayectoria que finalmente siga el salario real será clave para el futuro cercano de la economía argentina. Una contracción importante en el poder adquisitivo, que es la capacidad de compra que tiene una persona con su sueldo, de la masa salarial no sólo afectará las condiciones de vida de los trabajadores y sus familias, también provocará graves consecuencias para una porción significativa de las empresas cuo nivel de producción depende directamente del consumo interno.

Salarios de convenio e inflación

A principios del corriente año, en función del a aplicación de cláusulas de revisión salarial, muchos sectores acordaron aumentos compensatorios por la pérdida de poder adquisitivo desarrollada en 2017. Luego, entre marzo y abril la mayoría de los acuerdos se encuadró en torno a la meta de inflación del 15% que había proyectado el gobierno nacional para este año. Ya en el mes de mayo resultó evidente que la meta no iba a cumplirse y que iba a superarse ampliamente, por lo que el gobierno impulsó un nuevo aumento salarial del 5%, sumado al 15% anterior.
Sin embargo, algunos sindicatos con capacidad de negociación advirtieron que ese incremento adicional era insuficiente para compensar la inflación esperada. Por ello, negociaron un aumento que rondó el 25%. Entre agosto y septiembre la aceleración inflacionaria impulsada por la continua devaluación del peso provocó un nuevo desacople entre los salarios de convenio y la evolución del costo de vida.

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Variación en los salarios

Si tenemos en cuenta la diferencia en la variación de los salarios de convenio entre diciembre de 2017 y lo proyectado para el último mes del corriente año, analizando el aumento nominal y el porcentaje real, todos los sectores y actividades sufrirían una pérdida del poder adquisitivo que estaría entre el 7 y el 16%, según la UNSAM.
Puntualmente, los más desfavorecidos serían los empleados de la construcción, quienes tendrán un aumento salarial del 19%, pero la variación real de su sueldo representa una pérdida del 16% de su poder adquisitivo. En la vereda opuesta se ubican los trabajadores del calzado, quienes lograron un incremento en sus haberes del 31%, por lo que la variación real sería de -7%.
Puntualmente, de los 18 convenios expuestos por la UNSAM, y teniendo en cuenta que la inflación de 2018 sería de 40,8%, se identifican seis grupos en los que la contracción del poder adquisitivo es igual o superior al 15%. En este sub-grupo de convenios se encuentran actividades que concentran a un gran número de asalariados.
En contrapartida, los convenios que presentan mayores aumentos salariales en términos nominales estarán algo mejores que los sectores mencionados, pero, de todos modos, su poder adquisitivo se debilitará fuertemente.

Sueldos contra precios

Otro de los aspectos a los que se hace referencia en el informe de la UNSAM es a la evolución del salario promedio de convenio y el Índice de Precios al Consumidor (IPC). Al respecto, señalan que entre septiembre y diciembre la inflación proyectada crecerá a tasas más elevadas que la expansión de la remuneración de convenio. Esto dará lugar a una contracción continua y creciente del valor adquisitivo del salario durante el último cuatrimestre del año.
El salario real empezó a caer de manera sistemática a partir de junio y en agosto la contracción con respecto a diciembre de 2017 alcanzó el 4%. Así, de no mediar nuevos aumentos en los acuerdos, esta tendencia contractiva se profundizará desde septiembre.
Esto provocará que la caída del poder adquisitivo de los asalariados llegará al 11% en diciembre de 2018, en relación con el mismo mes de 201, siempre y cuando la inflación no termine siendo superior a la proyectada por el informe en cuestión, que es del 40,8%.

Peor caída desde el 2002

De no producirse actualizaciones de los acuerdos sectoriales, la caída real de los salarios durante 2018 será una de las más profundas desde el año 2002 y equivaldrá a la mitad de la que tuvo lugar en ese momento, ya que en esa oportunidad alanzó al 22%.
En el caso de todos los convenios que no cuentan con cláusulas de revisión salarial que se activen en el corto plazo, el mecanismo lógico para evitar este resultado consistiría en impulsar una nueva reapertura de paritarias, que para algunos sectores sería la tercera ronda de negociación colectiva en lo que va del año. De esta manera, los distintos sectores de actividades podrían definir incrementos salariales acordes con la marcha de la inflación.
No obstante, la dificultad implícita en esta posibilidad radica en que no todos los sectores ni todas las empresas tendrán la posibilidad de absorber los costos de una decisión de esta naturaleza. Lo podrán hacer aquellos que tienen al mercado externo como principal destino de su producción.
En tanto, los sectores cuya producción está principalmente destinada al mercado interno será más difícil compensar el efecto combinado del incremento de los costos de producción, como producto de la devaluación de la moneda y la caída en las ventas producto de la baja del consumo.

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