UN BUEN NÚMERO DE PETROLERAS PONEN LA MIRADA EN PROYECTOS MINEROS

Una impensada ruta comienza a conectar al litio con el petróleo

Aunque el litio es un insumo estratégico de las baterías de los vehículos eléctricos, que a futuro competirán cada vez más con los combustibles fósiles en el mercado automotor, algunas petroleras apuestan a desembarcar en el negocio del oro blanco de la mano de las sinergias y similitudes del mineral con los hidrocarburos, que se dice, capturará buena parte del mercado extractivo.
Sin embargo, la realidad argentina ofrece ejemplos que permiten poner en duda ese cisma entre el litio y el petróleo, afirma Marcela González desde Eco Journal.
En los últimos meses, algunas de las principales productoras de crudo del país desembarcaron –o evalúan hacerlo– en el negocio del litio. Es el caso, por ejemplo, de Pluspetrol, la tercera productora de hidrocarburos de la Argentina, que creó la empresa Litica Resources para ingresar en el negocio de los battery metals, tal como se conoce en la jerga a los minerales que se utilizan en la fabricación de baterías para artefactos electrónicos.
En esa lista figuran no sólo el litio, sino también el cobalto y el níquel, entre otros. También Techint, la mayor organización industrial del país, estudia alternativas para participar de ese mercado.

A diversificar sobre las extractivas

¿Cómo se explica la opción de las petroleras por el litio? No existe una razón determinante, sino un conjunto de aspectos que configuran, desde la óptica de los privados, una oportunidad. El derrumbe del precio internacional del petróleo en junio de 2014 llevó a las petroleras a explorar caminos alternativos para diversificar el negocio petrolífero. La meta: reducir la exposición a las variaciones eclécticas del precio del barril. “Buscamos alternativas que estén dentro de una estrategia de desarrollo de energía para, a su vez, aprovechar sinergias y capacidades que ya teníamos”, explican desde una petrolera.
El denominador común entre el petróleo y la minería se hace evidente incluso en la nomenclatura del Indec para dar a conocer sus informes estadísticos: ambas son actividades extractivas. No sólo la tecnología empleada en la manipulación del subsuelo tiene vasos comunicantes. También los marcos regulatorios son similares. “Así fuimos descartando proyectos hasta que nos encontramos con el litio, que no era un objetivo en sí mismo, y nos dimos cuenta de que había sinergias incluso con el modelo de desarrollo de los yacimientos no convencionales”, comentan allegados a Litica.

Génesis

Los precios del carbonato de litio que se extrae de los salares de la Puna argentina aumentaron de manera significativa en los últimos años. Una empresa como FMC, el mayor productor de litio del país, que opera el Salar del Hombre Muerto en Catamarca, al límite con Salta, factura hoy más de u$s 1.500 por tonelada del mineral; cinco o seis veces más que en 2012, cuando se pagaba menos de u$s 300. El litio metálico, más refinado, que se utiliza en las baterías de los vehículos híbridos, cotiza a en torno a los u$s 10.000. La mayoría de los analistas proyectan que el valor del mineral blanco continuará en esa banda de precios a mediano y largo plazo. A lo sumo, prevén un piso de u$s 7.000. El mercado continuará en constante expansión por el crecimiento del negocio de los autos eléctricos. En los últimos años, la demanda de carbonato de litio creció a razón del 25% anual. Y se descuenta que el crecimiento se acentuará en la próxima década, una vez que se consolide la innovación tecnológica en Smart Grids y equipos de almacenamiento de energía. El pronóstico a futuro es alentador.

La experiencia Pluspetrol

Pluspetrol creó Litica Resources como vehículo para explorar ese potencial. La compañía, que está abriendo oficinas en Salta y se gestionará de forma autónoma al negocio petrolero, invertirá entre 2018 y 2021 u$s 7 millones en Salar de Arizaro. Se realizarán un muestreo de superficie y geología del terreno, estudios geofísicos y perforaciones diamantinas que permitan evaluar y conocer el área.
Litica opera la joint venture que tiene la titularidad del área con una participación del 60% en el bloque, y la empresa canadiense LSC Lithium tendrá el 40% restante. El programa se desarrollará en tres etapas y cubrirá 22.376 hectáreas en el centro del salar emplazado en la provincia que hoy gobierna Juan Manuel Urtubey.

Más innovación

El nudo gordiano del proyecto reside en optimizar la técnica de explotación de carbonato de litio. En las decenas de salares que se distribuyen en la Puna argentina, varias de las empresas están testeando distintos métodos de producción del mineral. Sólo la nortemaericana FMC Minera del Altiplano encontró un procedimiento homologado que demostró su competitividad (el campo lleva más de 20 años en actividad). En 2016 se sumó Orocobre, una empresa que opera en el salar de Olaroz, pero que aún está buscando mejoras en el proceso productivo. A nivel global, el 80% del litio que ingresa al mercado se obtiene a través del método de extracción convencional. La dificultad es cómo abaratar los costos de elaboración del mineral. En la Argentina, muchas empresas experimentaron con sistemas de decantación en piletones de salmuera construidos en la base del yacimiento. Sin embargo, en casi todos los casos, ese modelo queda fuera de la escala comercial para competir a nivel mundial. De ahí que, en la actualidad, son muchas las mineras junior que están investigando nuevos procesos químicos de separación del mineral. Incluso existen laboratorios y empresas químicas tras la fórmula para abaratar el proceso de extracción de liito.

El litio como Vaca Muerta

El desarrollo del negocio del litio en la Argentina aún es incipiente. Recién en los últimos años el tema empezó a ganar espacio en las agendas de empresas y gobiernos. En ese aspecto, la traza temporal del litio coincide con la de Vaca Muerta, la formación de roca generadora de hidrocarburos de la Cuenca Neuquina que a mediano plazo podría convertirse en un importante play no convencional. Su exigua historia no es, sin embargo, su único punto en común. Según explican allegados a Litica, la misma visión de negocios aplica en uno y otro caso. Tal como sucede en Vaca Muerta, la primera meta de cualquier inversor que quiere producir litio en la Argentina es sumar acreaje. Posicionarse a futuro con una escala interesante de producción. Por eso, la adquisición del Salar de Arizaro probablemente no sea la única de Litica.
La empresa tiene en carpeta opciones para desembarcar en otros salares en Salta y Jujuy. Los ejecutivos consultados por Revista TRAMA creen que, al igual que en Vaca Muerta, la producción de litio en la Argentina no será a futuro un negocio para pequeñas y medianas empresas. Será un mercado de grandes jugadores que se irá concentrando a medida que pase el tiempo. El punto de referencia es el caso chileno, donde dos compañías, Soquimich (SQM) y Albemarle, monopolizan la extracción del mineral. “En la Argentina, el negocio se concentrará en tres o cuatro empresas. La clave es posicionarse rápido en salares con buen nivel de productividad”, explican en la Secretaría de Minería de la Nación.
La siguiente fase es la inversión para alcanzar un desarrollo a escala comercial. El número mágico que barajan las empresas de litio es 30.000 toneladas anuales (Tn/año) de carbonato de litio. Es una oferta de peso para ingresar al mercado con suficiente fuerza comercial. Con menos que eso, el poder de negociación se diluye frente a los grandes players. Si se quiere alcanzar una oferta de esa envergadura, es necesario invertir, al menos, unos u$s 400 millones para construir una planta de procesamiento del mineral. Ésa es la estrategia de Litica si los resultados de la primera etapa de posicionamiento y evaluación del subsuelo son auspiciosos.

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