Gloria en las alturas

MADRID, España.- Pasarán los años y sin dudas esta Copa Libertadores ganada por River, en el Santiago Bernabéu nada más y nada menos que ante el eterno rival Boca, quedará en la historia. Y eso que no fue un objetivo fácil de alcanzar, pues los de Marcelo Gallardo tuvieron que pilotear en medio de constantes turbulencias de principio a fin. Pero el Millonario superó todas las adversidades, siempre apostando al buen juego, tratando de aprender de los errores y de este modo no sólo hizo el check in hacia la Liberadores del año que viene sino que además aún le queda por disputar esta temporada el Mundial de Clubes en Emiratos Arabes. ¿Habrá lugar para un trofeo más?
De seguro a los hinchas de River no les costará elegir un título de los nueve obtenidos en la era del Muñeco.

La madre de todas las finales se llevó a cabo lejos de casa, por lamentables incidentes ocurridos en la previa del desquite en el Monumental, y la sensación de campeón de América tiene un plus. El Millonario estaba contra las cuerdas, no sólo por empezar perdiendo el encuentro, sino que la cita de ayer era su última chance para subirse al tren que lo lleve a la Libertadores 2019. Y se subió nomás. Pegó un salto, siempre con buen fútbol, y logró el pasaje al certamen que todos los grandes quieren jugar año tras año. La apuesta del cuerpo técnico de Gallardo y la dirigencia salió bien. Habiendo incorporado sólo a principios de año nombres de peso, como Franco Armani, Lucas Pratto, Juan Fernando Quintero y Bruno Zuculini, llamó la atención que a mediados de esta temporada ninguna cara nueva llegue. Más teniendo en cuenta que tras la Copa del Mundo de Rusia en la competencia que todo el continente
quiere ganar se jugaban las instancias a todo o nada. Pese a no reforzarse el DT riverplatense exprimió al máximo todos sus pedidos cumplidos y la frutilla del postre fue lo de ayer. Importantes atajadas de Armani, quien se
transformó en la pesadilla de más de un rival e incluso en la ida le ahogó el grito del triunfo a Darío Benedetto sobre el final, una solidaria defensa que siempre cubrió sus espaldas cuando un compañero lo necesitó, incluso en el medio la experiencia de Leonardo Ponzio además de la explosión de Exequiel Palacios, Gonzalo Martínez, quien tras el Mundial de Clubes se irá al Atlanta United de la MLS, y además estuvo la lujosa zurda de Juan Fernando Quintero.

Todos aportaron lo suyo, al igual que el pase más caro en la historia del club, el Oso Pratto. Pero sin dudas la figura fue el equipo, algo que suele hacer destacar Gallardo. El conjunto antes que los nombres. Cuando se hagan documentales de cómo fue el camino de River hacia la gloria eterna en Madrid ante el acérrimo rival habrá un capítulo aparte para los dolores de cabeza. Más allá de las lesiones, que siempre generan jaquecas, las sanciones desde la CONMEBOL al club estuvieron a la orden del día. Jugadores mal incluidos, por un problema de organización de la casa madre del fútbol sudamericano, absurdas sanciones económicas por banderas, bengalas, pequeñas demoras al saltar al campo de juego en los segundos actos y, principalmente, en contra de Marcelo Gallardo quien en el desquite ante Gremio en Brasil, la ida frente a Boca en La Bombonera y el duelo de ayer no pudo tener contacto alguno con sus jugadores. Cabe recordarse que en el primer chico frente al Xeneize ni siquiera se le permitó ingresar al estadio. Asimismo no es un detalle menor que por cómo se dieron las cosas el Millonario perdió la localía. La piedra arrojada por un barra riverplatense al micro que llevaba a los jugadores de Boca hizo que el Monumental no sea el escenario de la finalísima. Y eso prolongó la previa y la abstinencia de gloria continental obtenida ayer. Gloria que terminó llegando en lo que hace unas semanas era el estadio menos pensando. Aunque finalmente la casa del Real Madrid fue de River, que otra vez de la mano de Gallardo dio una importante vuelta olímpica. Cuarta Copa Libertadores en la historia de un club que está viviendo un fin de año soñado, además de un 2018 en el que a Boca también le festejó en el rostro la Supercopa Argentina, y desde mañana apuntará todos los cañones al Mundial de Clubes en busca de otra estrellita.

Fuente: Diario Popular

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