RALLY DAKAR 2016

El clima le marcó el terreno a un Dakar más violento que de costumbre

dakarLos recorridos por el desierto de Belén y las dunas de Fiambalá estaban subrayados en la hoja de ruta de todos los pilotos. Se trataba, sin duda, de los terrenos más exigentes, bajo temperaturas agobiantes. El factor climático ha marcado el pulso de la realización del Dakar en estos diez días de competencia. No sólo por el calor extremo, sino por las tormentas y crecidas de ríos que alteraron los planes de la organización: varias etapas debieron ser recortadas y, otras, incluso, canceladas.

El calor es uno de los peores enemigos de los competidores. Algunos, los que participan con menos recursos técnicos, analizaron abandonar y terminar de una buena vez con el sufrimiento. La llegada de la caravana a San Juan será el punto final de la pesadilla para los corredores, tras el desgastante paso por Salta, Catamarca y La Rioja. En este sentido, lo peor ya quedó atrás y la etapa filtro fue superada -no por todos-. La travesía en la arena será, finalmente, un mal recuerdo para la mayoría de los participantes.
«El calor sube desde el piso del auto que es todo de chapa. Dentro de la cabina, la temperatura supera los 60 grados y por momentos hasta es difícil respirar», cuenta Benjamín Lozada, copiloto de Emiliano Spataro. Atravesar el desierto y las dunas es un examen que desgasta y lleva al límite la capacidad de tolerancia. «Es común que al bajarnos de la camioneta la suela de nuestros zapatos se quede pegada al piso; se derrite en el vehículo y queda pegajosa», cuenta el hombre del equipo Renault. Son muy pocos los coches en competencia que tienen aire acondicionado. Muchos festejaron ayer la presencia de algunas nubes, que trajeron alivio en el vivac en La Rioja después del infierno vivido en los últimos tres días.

Daniel Elena, nacido en Mónaco, es el copiloto de Sebastien Loeb: «Nos quedamos varias veces atascados, realmente fueron días muy difíciles. La etapa de Belén fue muy dura y el sol aquí es muy fuerte; uno tiene que tener mucho cuidado», señaló. «Estoy muy cansado y encima hay mucho trabajo que hacer», dijo el navegante de Peugeot al bajarse del vehículo. Su foto arrodillado en la arena es un símbolo de las situaciones límites que viven los competidores durante la carrera.

El finlandés Mikko Hirvonen no dudó en señalar que el paso del Dakar por la ciudad de Belén le demandó una mayor exigencia física. Por su parte, el piloto chileno Daniel Mas Valdés sintió pánico cuando se quedó varado en Fiambalá y estuvo más de tres horas tirado debajo de su vehículo, en la sombra, a la espera de ser remolcado. «Este sí que fue un verdadero día de Dakar. Quiero algo frío, quiero algo frío», fue lo primero que balbuceó, con la cara bañada en tierra, al llegar al campamento.

Otro que la pasó muy mal fue el portugués Philipe Palmeiro, navegante del chileno Boris Garafulic, quien dejó de sentir sus piernas, primero, y luego se dio cuenta de que su cuerpo no respondía. Se desvaneció en el auto antes de que llegaran los médicos. Motociclistas atascados y desesperados buscando sombra. «Fue muy duro, el calor era insoportable y encima estaba el ambiente húmedo. Fueron días terribles», señaló el argentino Kevin Benavides. El qatarí Al- Attiyah no tuvo un buen día. Volcó su auto y el sistema de refrigeración se le rompió; llegó exhausto al vivac por la tarde. Cyril Despres dijo sorprendido: «Hemos salido de Fiambalá en medio de una tormenta de arena».

Todos se enfrentaron en diez días de acción con una inclemente temperatura, indomable y cambiante.

Desde ya, los problemas climatológicos en el Dakar no están relacionados exclusivamente con el calor. La lluvia y las crecidas también entorpecieron la competencia. Justamente, el desborde del cauce de un río alteró ayer el recorrido de la especial entre Belén y La Rioja, que fue recortado en 33 kilómetros. No es la primera vez que se reduce la distancia cronometrada por culpa del agua. Las etapas de Rosario-Villa Carlos Paz, Villa Carlos Paz-Termas de Río Hondo, Termas de Río Hondo-Jujuy y Uyuni-Salta habían sufrido alteraciones debido a las lluvias y las crecidas. La jornada del rulo en Belén, un día antes, fue recortada pero por el calor extremo. Un Dakar turbulento entró en la recta final con la certeza de que lo peor ya es historia.

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